Solidaridad

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Hay tres frases preferidas para ilustrar la solidaridad: “Las personas fuertes no tumban a las otras, las ayudan a levantarse”, “Cuando una mano se alarga para pedirme algo, pienso que esa mano puede ser, mañana, la que me ofrezca un vaso de agua en mitad del desierto” y “Se tienen menos necesidades cuanto más se sienten las ajenas”.
 
Este espacio ha criticado la falta de ese valor y la repercusión en la vida, con el dañino individualismo y la incapacidad de ayudar a los demás, cuando lo necesitan.

Ponderamos el comportamiento positivo de apoyar a las personas en medio de las dificultades y la gratitud permanente de quienes reciben ese auxilio. Estas líneas de agradecimiento son para esos vecinos atentos, que tienden la mano sin importar esfuerzos y recompensas.

Para los amigos, quienes, incondicionalmente, están al lado de los necesitados y te dan la mano sin esperar nada a cambio; a los compañeros de trabajo o estudio, con vocación humanitaria y familiares, atentos a los problemas sufridos por aquellos que comparten los lazos de sangre.

Es muy triste el olvido y las actitudes falsas ante los que pasan adversidades. Una mano sobre el hombro, una llamada telefónica mostrando interés, un servicio, un gesto o una visita, ¡gratifican tanto!

También, refiero esos que no te conocen y son amables. En una cola, llama la atención la actitud solícita para contigo de simples desconocidos, cuyo rasgo común es, únicamente, ser servicial.

La solidaridad es el apoyo de cada persona como individuo a causas comunes. Hay muchas otras palabras que entran en tal definición: los ideales, la empatía, los lazos sociales, las acciones, la ayuda y la compasión son sólo algunas de ellas.

Generalmente se ve ese sentimiento, como algo muy preciado, un ejemplo excepcional de colaboración entre personas frente a situaciones adversas como eventos naturales (huracanes, temblores de tierra, fuertes aguaceros, grandes sequias o tsunamis), aunque no hacen falta problemas enormes para brindar una contribución, ya que también puedes practicarla con tu familia, compañeros o amigos en los pequeños y grandes problemas de la vida cotidiana.

Se crece como persona con posturas nobles, hijas del desprendimiento. Cuando ofreces socorro sientes satisfacción y el sano placer de dar lo mejor de ti al que lo requiere. A partir de tu acción, pueden calificarte como individuo: generosos o gentes inservibles para con los demás o simplemente tóxicos.

Dijo Teresa de Calcuta: “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”.
 Hilda Pupo Salazar
Author: Hilda Pupo Salazar
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Periodista especializada en temas de educación y valores. Autora de las columnas Página 8 y Trincheras de ideas.

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Comentarios  

# Julio C. Salazar Ramirez 30-04-2018 14:28
Hola Hilda, como motivacion para hoy me ha resultado muy reconfortante su articulo. Especialmente en un momento de mi vida profesional en el cual he podido constatar la antitesis de todos esos valores humanos. Estoy actualmente trabajando en una Universidad de las Ciencias Medicas del pais donde, y deberia ser esta la situacion totalmente inversa por la razon de la formacion humanista que debe prevalecer en sus filas, se muestran muchos mas antivalores que sus verdaderos opuestos positivos. Es muy contradictorio que en estos tiempos de revolucion, y de muchos cambios revolucionarios, aun estemos rodeados los que defendemos el proceso que nos formo, nos dio vida y nos da gloria, de tantas personas deshumanizadas con el dolor, con la tristeza, con el desamparo, con la falta de vivienda, con la lejania de seres queridos, con la falta de alimentos, con tantas carestias de la vida que aun permean a muchas personas. Resulta muy fuerte ver cuando un medico se muestra casi invisible ante la huella de dolor que ha dejado la vida o los familiares ante la atencion de un minusvalido, de un anciano, y a veces de una persona mayor en los servicios de salud, y esa persona es peloteada, desviada hacia otros servicios, esperando por una mano que en una instalacion destinada a darselo, tenga que esperar largas horas hasta que alguien se conduela con ese dolor ajeno y pueda gestionar por esa persona. Incluso, en nuestras aulas, hay estudiantes que solo miran hacia el futuro que les espera, sin pensar que en la construccion de ese futuro, el presente se construye colectivamente, viviendo en lugares donde tiene que socializar, compartir el deber y la sal de la vida junto a personas que les son comunes y a los cuales debe respeto y consideracion. Esos antivalores no solo se ven en medicos, estudiantes, camareros, se ven en la mirada de tantas personas que se han dejado penetrar por las carencias, carestias, desidias de la vida y los han arrastrado hacia la practica de acciones muy poco solidarias.
Un dia le dije a mi hijo: ve por la vida y tiende la mano a todo el que, aunque no te la pida, la pueda sentir. No esperes nada a cambio o esperes algo. No sabes tu, cuando esa mano agradecida pueda, o no, regresarte el favor, o si acaso seras tu, o alguien cercano a ti, tu madre, tu hermano u otra persona quien lo reciba. Y esa filosofia nos ha hecho mejores personas, mejores familias y mejores seres humanos, eso que nos diferencia de los animales nos distingue como "humanos" en todas las cosas. Esos valores no deben ser contenido de clases, deben ser objeto de creacion, de culto desde la casa, desde el aula, desde el trabajo y debe ser estimulado, reconocido como algo distintivo de un ser humano superior.
gracias, Hilda, por esa oportunidad de escapar hacia una realidad paralela y despejar el sentimiento que me acojia y que canalizo su articulo. Muy agradecido.
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