Educar en el Sacrificio

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Ante tantos retos actuales, con el poder avasallador de las nuevas tecnologías, es desafiante la educación de los hijos para prepararlos en comportamientos aceptables, según crecen.

 Hay que consolidar mucha calma y flexibilidad por los progenitores, para inculcarles mil y un motivos con el decisivo objetivo que aprendan por qué es importante esforzarse, planteándose pequeños retos diarios, como una cultura por el constante sacrificio.

Prepararlos para que puedan identificar sus ilusiones, a buscar la motivación, explicándoles que cada dificultad fortalece, que cada logro engrandece el alma y poder contribuir a vencer la impaciencia e impulsividad, características en los actuales críos.

Explicándoles que la perseverancia es la virtud por la cual las restantes virtudes dan sus resultados, cuando la práctica diaria constituye el mejor de los maestros, con una excelente dosis de paciencia y la constante perfección del método educativo, que requiere la participación de toda la familia.

Es poder fortalecer valores tan importantes como: fidelidad, honestidad, laboriosidad, solidaridad, disciplina, respeto, empatía, responsabilidad, justicia, generosidad, perseverancia y cómo influyen en la formación emocional del niño.

A veces hay padres que evitan el sacrificio a sus hijos para no dañarlos tan temprano, sin entender la importancia de que instruir en una cultura del esfuerzo es fomentar una mejor persona, desde las primeras edades.

Es enseñarles que el sacrificio continuo lo acerca a los principales objetivos de la existencia, al ayudarles a evolucionar mejor y así priorizar en el ser en lugar de la ambición, en ascenso, por un tener y muchas veces sin importarles los demás.

Hay que preocuparse por enseñarles a los niños la diferencia entre lo bueno y lo malo con palabras y acciones calmadas y muy importante practicarlos cotidianamente, desde la naturalidad en el convivir.

En este importante desempeño para la educación de los hijos, hay que saber poner límites, con normas claras y coherentes para que sus niños puedan cumplir de acuerdo con la edad.

Manténgase listo para consumar lo establecido de inmediato, según lo prometa, sin darse por vencido y saber cuándo debe volver a la situación inicial. Sin embargo, recuerde, que no debe suspender algo a un niño que realmente necesite, como es el caso de una comida.

De forma serena, pero segura explique las consecuencias de comportarse mal, siempre escuche, atentamente, los argumentos del niño, antes de analizar el problema. Es decisivo fomentar la adquisición de una autodisciplina que les posibilite alcanzar sus objetivos.

Esto dijo Albert Einstein, científico alemán: “La educación es lo que queda después de olvidar lo que se ha aprendido en la escuela. Desde el Ministerio de Educación apostamos por un aprendizaje que trasciende la memoria: comprender, crear, pensar y conectar saberes con la vida”.

 Hilda Pupo Salazar
Author: Hilda Pupo Salazar
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Periodista especializada en temas de educación y valores. Autora de las columnas Página 8 y Trincheras de ideas.

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