Entender tus sentimientos
- Por Hilda Pupo Salazar
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Hay que prestar mayor atención a la conciencia moral, a los sentimientos sobre el bien y el mal, reflexionar cotidianamente cómo proceder y hacerlo en sintonía con tus valores.
Debes tener en tu prioridad que la conciencia moral es tu capacidad de reflexión sobre lo que es correcto o no, en relación con tus acciones, directamente definidas por tu ética de acuerdo con la bondad y posible maldad de tus actos.
Y en su contenido encierra ciencia, que proviene del latín scientia, que personifica saberes o conocimientos que llevas en ti, especialmente en lo que respecta a tu propia moral o a tus sentimientos sobre lo bueno y lo malo.
Por eso, tener como estilo lograr reflexionar éticamente es pensar en cómo actúas de acuerdo con tus valores, en los diferentes momentos de tu vida.
Puedes conocer que la tristeza es una emoción que te ayuda a procesar el dolor, deliberar sobre tus experiencias y reorganizar tus prioridades, al indicarte que algo en tu existencia merece tu prioridad.
La conciencia de tus propias emociones implica prestar atención y recapacitar sobre tus experiencias físicas generadas indeliberadamente, es necesaria para desplegar la resiliencia, al permitirte reconocer y regular sus sentimientos en situaciones adversas, para hallar soluciones más efectivas y enfrentar mejor los problemas.
La inteligencia emocional alta te ayuda mejor a conectar con otras personas, forjar relaciones empáticas, comunicar de manera efectiva, resolver conflictos y expresar adecuadamente tus sentimientos.
Así te ayuda a informarte, te moviliza a la acción necesaria y te permite actuar de una manera más precisa. Lo esencial está en ti al aprender a escucharla, a tomarla en cuenta en las decisiones y el estilo para la resistencia más indicada.
La emoción consciente se refiere a la experiencia autoconsciente de tus sentimientos y reacciones hacia estímulos internos o externos, a autorregularte, motivarte e incrementa tu capacidad para las relaciones sociales.
En toda esta reflexión debes conocer que la angustia puede afectar la manera en que razones, sientas o actúes, y si no la manejas adecuadamente puede hacerte más difícil enfrentarte a realidades complejas por un estado afectivo de intranquilidad o de aflicción, al relacionarse con el miedo, desesperación e incertidumbre.
Para Martin Heidegger, filósofo alemán: “La angustia es la disposición fundamental que nos coloca ante la nada”; y para Sören Aabye Kierkegaard, teólogo danés: “La angustia es el vértigo de la libertad”.
