Bajar los precios, sí, se puede
- Por Maribel Flamand Sánchez
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En la provincia de Holguín se ejecutan acciones para bajar los precios de los productos agropecuarios. Fotos: Heidi Calderón Sánchez.
Pocos días transcurrieron desde la celebración del III Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), cuando Alejando Gil Fernández, viceprimer ministro y ministro de Economía y Planificación, reconoció que no es fácil combatir la inflación, pero tampoco imposible e indicó discutir con los productores y comercializadores para ir avanzando gradualmente hacia su solución.
El primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente de la República Miguel Díaz- Canel Bermúdez, orientó un proceso político con iguales actores y propósitos. Lo corroborado durante un recorrido el pasado domingo por los Mercados Agropecuarios Estatales (MAE) en la ciudad de Holguín, permitió constatar que sí, que se puede, con solo pensar en quiénes somos, de dónde venimos, a qué nos debemos, así como en la esencia humanista e inclusiva de la Revolución de todos y para el bien de todos.
Mercado Mambí
El mercado Mambí amaneció bien surtido, aunque la buena noticia fue que el precio del tomate de 39 pesos bajó a 25,60 la libra; el boniato de 13 a 9; el plátano burro de 7,80 a 6,25; el arroz de 45 a 37,50; la col de 28 a 24,20.
Reinaldo Silva Guerrero, administrador de este MAE, explicó que “a raíz del pedido del Primer Secretario del Comité Central del PCC, la red comercial de Acopio decidió rebajar entre el cinco y el siete por ciento el valor de los productos”. Considera que es posible disminuir más si los proveedores les permiten un margen comercial menor.
MAE Los Chinos
La población agradece este primer paso, pero considera que los precios deben bajar más, comentó Ángel Herrera, quien luego de mostrar su compra, ligera para el monto de lo adquirido, dijo: “Mi salario ronda los dos mil 300 pesos y sostengo dos hijos menores, todavía no siento la rebaja”.
Similar fue el escenario en el concurrido MAE Los Chinos. Allí el valor del tomate fluctuaba entre 25 y 40 pesos la libra, el ñame se expedía a 20, la malanga a 35, el boniato a nueve, calabaza a seis, col a 20; varios kioscos con productos en venta apenas tenían clientes, por lo bien abastecido del local. Aquí las críticas de la población se dirigieron hacia la no correspondencia entre la calidad de los productos y su valor, desajuste común en los establecimientos estatales.
Ángel Rafael Castro, administrador de este mercado, que tradicionalmente vendió barato, igualmente ratifica la posibilidad de reducir aún más los precios de los alimentos y otros surtidos que allí se expenden. “Depende ahora de los proveedores”, dictaminó.
Llamó la atención que en las afueras de este comercio, a donde concurren generalmente personas sin autorizo para la comercialización, también hubo opciones, en cuanto a diversidad del precio del tomate, la cebolla, la col, el plátano y la malanga con valores notablemente inferiores a los habituales. Moraleja: En la abundante oferta, según los singulares comerciantes, está la razón para la rebaja.
Mercado Mambí
Otro ejemplo de la factibilidad del pedido de la dirección del país es el productor Esteban Sánchez Gómez, dueño de la minindustria Productos del Valle, quien a raíz de las palabras del Presidente de la República de Cuba decidió bajar el 10 por ciento del valor a cada producto allí elaborado.
La pequeña fábrica de Esteban Sánchez transita hacia su conversión en micro, pequeña o mediana empresas (Mipymes). Tiene en su catálogo unos 15 productos registrados: pasta de ajo, arroz, puré de tomate, vinagre, encurtido de habichuela y pepino. Está inmerso en un importante proceso de construcción de locales y a pesar de lo costoso de la inversión renunció a parte de las ganancias.
Esteban Sánchez Gómez, dueño de la minindustria Productos del Valle.
Está claro que la solución definitiva a este fenómeno mortal para el poder adquisitivo del pueblo es el incremento estable de la producción de bienes y servicios, pero al tratarse de un proceso paulatino, mientras ello ocurra ha de acudirse a fórmulas más urgentes, como esta de renunciar a parte de las ganancias, eliminar intermediarios, extremar el control de los recursos y vender de manera controlada para evitar que lo poco que dispone pare en manos de revendedores y especuladores, detonadores por excelencia de los precios.
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