Papeles son papeles…

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Mariana corrió lo más que pudo para llegar antes de las tres de la tarde a aquella oficina a realizar un trámite impostergable. Confiada que esa era la hora fijada para el cierre tocó a la puerta de cristal y el custodio serio y con no muy buen talante asomó apenas su rostro y aclaró que ya estaba cerrada la unidad.

 

La réplica de Mariana hizo que aquel señalara, con uno de sus dedos índice, hacia un papel pegado en el cristal, en el cual se leía: Estimado cliente a partir de 21/3/22 cerramos a las 2 de la tarde. Disculpe por las molestias ocasionadas.

 

Y así entre papeles y más papeles de anuncios por las dos hojas de la puerta principal todavía sobrevivía el que aquella recordaba de su última visita a ese establecimiento, a mediados de marzo. Ella siguió preguntando para saber el motivo de ese ajuste de horario; sin embargo, por respuesta solo tuvo que era una disposición de la “administración de arriba y no podían desobedecer”.

 

Con mucha frecuencia ocurren situaciones similares como este incidente- real, solo no se menciona el lugar- en cualquier centro de atención a la población, donde por determinadas circunstancias hay cambios en días, horarios, servicios hasta prohibiciones muy discutibles y sin un fundamento lógico, pero peor aun carentes de una adecuada información y comunicación por todos los canales establecidos y con la frecuencia requerida, para dejar por sentado que consumidores, clientes, usuarios o pacientes conozcan de la novedad.

 

Lo más lamentable es que algunos de los directivos de esos establecimientos u oficinas piensan que, por esa hoja de gaceta donde escribieron lo que ellos querían y necesitaban divulgar, su público meta está enterado, al tanto de una información que resulta vital para cualquier persona que requiera de realizar una diligencia en estos momentos, cuando las distancias se alargan y el tiempo es oro.

 

Aunque más difícil de entender todavía son los que ante las quejas de la población llegan a agregar: “también lo pusimos en las redes sociales”, a sabiendas que un mensaje de tal envergadura en Facebook u otras redes plataformas digitales no se considera eficaz para comunicar una modificación sustancial en la prestación de un servicio, como puede ser un cambio de horario, aunque muchas personas dispongan ya de un celular y hasta tengan acceso a datos móviles.

 

Aparejado a estos anuncios de última hora, sin una preparación previa, se agregan ahora otros desaguisados a raíz de la pandemia, como la medida de solicitar el Carné de vacunación antiCOVID-19 en determinadas oficinas y otros recintos públicos cerrados y de no portarlo la persona no puede acceder a ese establecimiento, lo cual, como es lógico, ha traído no poco malestar, pues si se ha aprobado esa disposición -sin mucha divulgación hasta ahora-, por lo menos debe dársele la oportunidad de orientar y decirle pase y para la próxima porte ese documento.

 

Sobre este particular, es imprescindible apuntar, recalcar en la necesidad de que la gran mayoría de la población de más de dos años de edad se vacune, proteja contra la COVID-19, por su salud y la de los demás, aunque si con esta ordenación se persigue lograr ese objetivo o conocer quiénes faltan por iniciar o completar esquema, nada como que el médico y la enfermera de la familia del consultorio visiten a cada uno de sus pacientes y vean, de primera mano, cuál es la situación de su universo, con respecto a esta importante Campaña.

 

De estos y otros problemas de incorrecta comunicación social están plagados muchos lugares, a pesar de que esta actividad hoy está entre los tres pilares que sustenta la acción gubernamental en el país, con el propósito de lograr una adecuada interacción con los ciudadanos en todos los niveles de la sociedad.

 

De ahí que, lograr la más amplia cultura comunicacional es un reto que deben asumir y comprender los que desde una entidad u organismo emiten orientaciones, se ocupan de las relaciones públicas, la comunicación institucional hasta de la atención a la población, para lograr que en cada mensaje al público haya información, pero a la vez comunicación adecuada, así evitará que Mariana y otros muchos clientes, usuarios o consumidores pasen un mal rato por no haberse agotado todas las posibles vías de actualizar a los ciudadanos de elementales cambios, como el del horario o un servicio de una oficina.

 

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Comentarios  

# Flamand Sánchez Maribel 01-04-2022 17:30
Comparto tus criterios, pero valdría la pena analizar: nuestras salvadoras vacunas no consiguen inmunidad total, se sabe que las personas pueden, y de hecho está ocurriendo, se contagian más de una vez estando vacunadas, entonces, más efectivo que solicitar el carne de vacunación, es evitar las aglomeraciones en las colas, por las extenuantes e injustificadas demoras en los servicios y que ya a nadie le preocupan.
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