La zeolita, coprotagonista del Níquel, sale a escena
- Por Claudia Arias Espinosa
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Planta procesadora de zeolita, ubicada en el consejo popular de San Andrés, en Holguín. Foto: Carlos Rafael
La primera vez que visité la planta procesadora de zeolita esperaba encontrar un paisaje sepia, desértico, como suele ser el panorama de las industrias mineras. Y esa fue la primera sorpresa.
Más temprano que tarde (¿quién dice que San Andrés queda tan lejos? en la ventanilla de la camioneta aparecieron, como un cuadro en movimiento, las instalaciones rodeadas de platanales verdísimos.
Seguramente solté un comentario al respecto, porque recuerdo que alguien, tal vez el chofer, me dijo que eran aquellas tierras muy fértiles, debido a la presencia de la propia zeolita.
Carlitos, el fotógrafo, se dio gusto. Con su cámara al amparo de mi sombrilla (ese día llovía), captó para siempre aquellas formas metálicas que contrastaban con el cielo gris. Entre más las observaba: subían y bajaban, se torcían y desparecían en el interior de la planta… más me parecía la fábrica una montaña rusa.Área productiva de la UEB Geominera Holguín, especializada en el procesamiento de zeolita. Foto: De archivo 2019
El director técnico, Alejandro Dorado, nos invitó a recorrerla. Muestra, con especial satisfacción, el micronizador pendular, un molino que pulveriza la zeolita para elaborar, por ejemplo, polvos faciales. Me cuenta que la armaron él y sus compañeros con piezas ociosas que buscaron por aquí (Moa) y por allá (La Habana).
A menudo, uno se encuentra a la gente mirando hacia arriba, esperando que caigan del cielo las soluciones. ¡Qué placer cuando se encuentran personas así, que dominan su trabajo, tienen iniciativa y concretan resultados!
El ruido de la maquinaria apenas me dejaba escuchar a Dorado. Ya en el segundo nivel de la planta responderle se hacía difícil. En el tercero, imposible. Allá arriba todo temblaba. El piso. Los metales. Hasta las ideas.
Seguimos luego por las esteras, a las zonas donde primero se procesa la zeolita. Varada en algún punto había una roca, poco más pequeña que un tanque. Recuerdo que pensé entonces en el ingenio del hombre. Su capacidad de convertir aquella inmensidad en polvo me llenó de orgullo.Zeolita en diferentes niveles de granulometría, procesada por la UEB Geominera Holguín. Foto: Carlos Rafael
Abajo, en los edificios civiles de la UEB Geominera Holguín, el mineral en cuestión estaba también por todos lados, en los canteros sembrados de rosas, en el sitial histórico… y en la gente.
Dice Armando Caisés, el director, que su colectivo tiene “cultura de zeolita”. Cuando los trabajadores sienten, por ejemplo, maleza de estómago, toman un poquito de la micronizada disuelta en agua. Y como diría mamá, remedio santo.
En San Andrés encontré dos cosas valiosas: un colectivo que sabe y ama lo que hace, y un producto calificado por Fidel Castro como el mineral del siglo, por el conjunto diverso y amplio de sus utilidades.
Que yo recuerde, la zeolita es empleada en el tratamiento de las aguas residuales, para mejorar la calidad de los suelos, elaborar alimento animal, productos de cosmética y de la salud.Planta piloto para elaboración de fertilizante Nerea, en la UEB Geominera Oriente. Foto: Carlos Rafael
Antes de la COVID-19, Caisés y su equipo organizaron el VI Taller Nacional de Zeolita. Especialistas de toda Cuba, sobre todo, de la región oriental, presentaron más de 20 investigaciones sobre las propiedades y aplicaciones, muchas veces sustentadas en su experiencia práctica.
Asistieron, incluso, representantes de empresas foráneas que han construido imperios con la zeolita holguinera. (Sí, la pequeña planta procesadora de San Andrés es una de las entidades que tradicionalmente entregan parte de sus producciones para la exportación).
Recuerdo que, al terminar el evento, yo me preguntaba cómo era que los holguineros no estaban “vueltos locos” con la zeolita; por qué los campesinos no estaban haciendo fila a la entrada de la planta para hacer encargos y mejorar sus tierras; por qué los clientes extranjeros le sacaban más partido que nosotros, que la extraíamos de nuestro suelo; por qué era aquel noviembre del 2019 la primera vez que escuchaba hablar del mineral del siglo…Trabajador de la UEB Geominera Holguín transportabig bag de zeolita. Foto: Carlos Rafael
Tenemos en San Andrés un colectivo con experiencia, capaz de potenciar el desarrollo de numerosos sectores si se le brinda el apoyo y la prioridad que merece; una fábrica que hoy, 24 de febrero, cumple 31 años y sigue masticando rocas de zeolita; una mina más valiosa, a fin de cuentas, que una de oro.
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