La vulnerable disciplina laboral
- Por Maribel Flamand Sánchez
- Hits: 9099

Llegó a mí procurando una razón que no tenía. Dijo que su jefe era un “cuadra´o”, que la del sindicato se alió con el administrador y hasta sus compañeros le negaron el apoyo. Su obcecación le atrofió el raciocinio.
Resultó sancionado por abandonar el puesto de trabajo, sin solicitar permiso alguno, para asistir al cumpleaños del padre. No fue esta la primera vez que tomaba igual decisión para irse de celebración familiar, pero en esta ocasión no hubo advertencias sino penalización por ausencias injustificadas reiteradas.
Similar conducta no es tan excepcional como pudiera pensarse. No son pocos quienes, para sus cumpleaños o de un familiar cercano, se creen con derecho a tomarse el día libre sin previa autorización de sus directivos.
Para el protagonista de esta historia y para quienes lo desconozcan es recomendable remitirse al Código de Trabajo o Ley 116 y estudiarse este documento que establece deberes y derechos para empleados y empleadores y todo cuanto tenga que ver con la vida del obrero.
El desconocimiento de la ley no exime de culpas, pero vale recalcar que no se acude a trabajar sólo los días de conmemoración nacional (Primero de Enero, Primero de Mayo, 26 de Julio y 10 de Octubre) o feriados (dos de enero, 25 y 27 de julio y 25 y 31 de diciembre), los establecidos para el descanso semanal y el viernes santo.Existen centros de producción continúa o de servicios que no se acogen a esta dispensa.
Por tanto los cumpleaños no son causa justificada para ausentarse del trabajo, pero cuando se trata, por ejemplo, de los 15 de una hija, el primer año de un hijo u otro momento importante para la familia, se pacta con las administraciones o se reservan días de vacaciones para no afectar la jornada laboral. Nadie puede faltar por su libre albedrío, eso se llama indisciplina y como tal trae aparejada correctivos.
Un contenido fructífero para las asambleas sindicales, a veces monótonas y en consecuencia carentes de interés, es el estudio del Código de Trabajo, pues a pesar de que la actualización del vigente se sometió a un proceso amplio de análisis en las secciones sindicales de todo el país, es obvio su desconocimiento, razón por la cual se comenten violaciones e injusticias.
Nos urge conocer el documento que es como el ABC de cada trabajador y empleador, sólo así estaremos conscientes de cuánto se vulnera la disciplina o cuándo somos víctimas de procesos errados.
Pero también es innegable lo perentorio de controlar y exigir la observancia de las leyes laborales, acciones que no requieren de cuantiosos recursos financieros ni materiales sino del control, supervisión y organización del trabajo.
Toda acción contraria a lo dispuesto en los reglamentos disciplinarios frena el desarrollo productivo, deteriora la calidad y eficiencia de los servicios, ocasiona perjuicios a la economía del país y crea malestar en la población.
Si no lo cree así piense qué ocurre cuando el responsable de realizar los reportes para la limpieza de fosas se ausenta de su puesto en los días críticos, cuando en un banco o en el correo funcionan sólo uno o dos ventanillas, cuando en un centro comercial se viola el horario establecido para el almuerzo o se tiene que esperar a que un empleado o empleada concluya una larga conversación, móvil mediante.
Abandonar el período de trabajo sin autorización, está entre las indisciplinas laborales más recurrentes en el país, junto a las llegadas tardes, incumplimientos del período de pausa y alimentación, salidas antes de hora y la realización de actividades no autorizadas.
Fortalecer el orden laboral a partir de la educación e instrucción de los trabajadores es trascendental para la actualización del modelo económico cubano. Sobre esos asuntos ha de insistirse en los colectivos laborales.
Comentarios
Para nadie es un secreto que en muchos cuadros y dirigentes actualmente falta el concepto del ejemplo personal y persiste el de has lo que digo y no lo que hago, muchos exigen llegadas a la hora reglamentada y escudados en el horario libre , jamás se les ve entrando a la hora que exigen; también los que son vistos por los trabajadores autorizando excesivas cantidades de recursos y no permiten que un obrero toque un clavo, o los que resuelven diariamente todos sus problemas personales y familiares con el carro estatal y le exige al chófer que ahorre combustible .
Podemos mencionar a los dirigentes o cuadros que convocan a un trabajo voluntario o alargamiento de la jornada de trabajo y ni casualidad se presentan o cuando lo hacen van vestidos de gala y salen con las manos limpiecitas.
Nada que decir de los que a ojos vistas se codean con personas de pésima reputación social o hábitos de conductas desajustadas, incluso en el mismo centro de trabajo.
Esto es solo por citar algunos ejemplos que corroen la facultad de exigir con los principios que genera la vergüenza, ese sentir que engrandece al hombre y le distingue sobre los demás.
No basta con firmar un código de ética , es preciso practicar la ejemplaridad para fundamentar el liderazgo que fortalece la exigencia y el control; solo así podremos hacer de la disciplina laboral una verdadera cultura , sino que le pregunten a los japoneses .