Siempre con Joven Club
- Por Jorge Fernández Pérez
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El deseo de adquirir nuevos conocimientos, en materia de tecnología informática, condujo a que Fredy Zaldívar Zaldívar visitara por primera vez, hace más de quince años, un Joven Club de Computación y Electrónica. Nunca imaginó que ese acercamiento marcaría el rumbo de su vida y sería motivo de múltiples satisfacciones.
“Comencé a ir a esas instalaciones pues, muchacho al fin, tenía muchas ganas de aprender y allí impartían docencia. También era una forma de entretenerme, me sirvió para relacionarme con otras personas y, poco a poco, me sentí más cómodo.
“En aquel tiempo los sistemas operativos eran antiguos, comparados con los de ahora. Recuerdo que las pantallas eran negras, las letras blancas y, para realizar determinada operación, había que teclearla y valerse de los comandos”.
Natural del municipio de Rafael Freyre, el joven recibió cursos de todo tipo, pues no bastaba con querer hacer, necesitaba dominar las herramientas necesarias. Dedicó varias horas a nutrirse de la sabia de los especialistas, esos señores expertos que lo acercaban a un cúmulo de novedades tecnológicas y merecían devocional respeto.
“Los tiempos evolucionaron, a la par que lo hacía mi actividad en Joven Club. Esa transición me permitió conocer los sistemas operativos gráficos, el funcionamiento de las diferentes partes de una computadora y otros aspectos de la red, que resultaban muy interesantes”.
Era un usuario muy activo, de los habituales que siempre sacan un tiempo para acudir a la computadora de la familia cubana. “A Joven Club le debo mi formación profesional, pues soy licenciado en Educación Informática”, asegura.
Su vínculo laboral no inició en esas instalaciones, que eran parte indisoluble de su vida. Primero se desempeñó en otras funciones, hasta que se enteró de la existencia una plaza vacante de Instructor de Joven Club.
“Un directivo de mi municipio, de esa red de servicios tecnológicos, me contactó, sin yo esperarlo, para informarme de la posibilidad de que formara parte de esa gran familia; opté por la plaza y hasta hoy la ocupo, aunque ya no en mi tierra natal”.
Hoy trabaja en la capital provincial, pero a su llegada al territorio y al propio sistema de Joven Club, como obrero, la antecedió un suceso crucial y un tanto doloroso: un accidente privó a Freddy de la visión y, durante un imborrable periodo, sintió en carne propia lo que significa vivir sin observar la realidad.
“Sufrí de graves problemas de salud visual, luego de ese suceso. No podía ver y tuve que modificar mi rutina, en todos los sentidos. Estuve en esas condiciones durante un año. En esa etapa, me vinculé a la Asociación Nacional de Ciegos y Débiles Visuales (ANCI), cuyos miembros fueron de gran apoyo.
“Paulatinamente, recuperé parte de la visión, gracias a intervenciones quirúrgicas y tratamientos. Hoy, ya no cumplo los requisitos para ser asociado, pero mantengo mi relación estrecha con ellos, los ayudo en lo que pueda, desde la parte tecnológica. Por suerte, nunca me desvinculé del Joven Club.
“Al principio, a pesar de que mi recuperación avanzaba, mantenerme en mi puesto de trabajo fue un reto: tenía que esforzar la vista, tanto para mi autopreparación, como para mi intercambio diario con el pueblo.
“No fue sencillo, pero pienso en esos momentos como una oportunidad para sensibilizarme y valorar la importancia de la inclusión, en materia de informática”.
El instructor presenta una leve discapacidad visual, que sortea con insustituibles cristales graduados. Su relación con la ANCI propició que se estableciera un convenio con Joven Club y se le reubicara en el municipio de Holguín como docente para los asociados, sin dejar de lado su plaza.
“Los asociados me buscan mucho, me llaman por teléfono a la espera de orientación sobre el funcionamiento de las computadoras y también de los dispositivos móviles. Siempre estaré a su disposición”.
Experimentar lo que representa estar privado de la visión, despertó en Freddy una imperiosa voluntad de acercar las TIC a las personas que atraviesan situaciones similares.
Él no es de los que se cruzan de brazos, a la espera de que la providencia cumpla sus metas, por lo que comenzó algunas investigaciones que ya dan sus frutos.
La XVI Edición del Evento de Informática para Jóvenes INFOCLUB 2023, desarrollada el pasado mes de septiembre en modalidad híbrida, acogió la presentación virtual de una solución informática, fruto del trabajo del instructor holguinero.
“No tenía intenciones de competitividad, trabajé en ese proyecto de aplicación móvil, más que nada, por la problemática que me planteó un asociado: para poder pasar los SMS debía recurrir a una tercera aplicación para dictarle el texto y luego exportarlo. Esa dificultad también se relaciona con la versión de Android de su teléfono, incompatible con algunas propuestas más modernas.
“Me puse a investigar sobre el tema, di con una plataforma que permite crear aplicaciones, y desde casa me volqué en el proceso creativo. Esta propuesta es útil para personas con dispositivos móviles más antiguos, pues se les instala perfectamente. La aplicación comprende el envío y recepción de SMS de forma accesible.
“Se le dicta el mensaje, a través del asistente de voz, y, antes de enviarlo, el programa lo lee para que lo escuches, con el fin de evitar errores. Se guarda el último mensaje de la bandeja, pues está pensada para ser algo práctico.
“Me hicieron algunas sugerencias en el evento, encaminadas a perfeccionarla. Obtuve una mención. Soy consciente de que todavía presenta limitaciones y existen aplicaciones similares, pero mi objetivo es lograr alternativas viables y de realización local”.
Rendirse no está en sus planes. Asegura que continuará las investigaciones y el trabajo sostenido, al que ha dedicado casi dos décadas. Es consciente del acelerado avance tecnológico, pero confía en su capacidad de evolucionar a la par, siempre con Joven Club como guía.
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