Bondad en el corazón de una brigadista sanitaria

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brigadista sanitaria 1María Rodríguez Fernández es una integrante destacada de la FMC, organización que este 23 de agosto arriba a los 61 años de fundada

 

No hay para las brigadistas sanitarias de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) mejor calificativo que el de altruistas, pues todo cuanto hacen por las personas y las comunidades se basa en un filantrópico deseo de ayudar.

La llegada de la pandemia propició un resurgir de este grupo de mujeres a quienes se les ve como mensajeras para comprar y llevar hasta el hogar los medicamentos a personas que menos deben exponerse a un contagio, portando los alimentos para los beneficiados por el Sistema de Atención a la Familia, activas en las pesquisas para detectar posibles infestados con el Sars-Cov-2 y solícitas para conseguir que todos reciban las dosis salvadoras contra la COVID-19, insistiendo por el uso del nasobuco, indicando el distanciamiento social.


Algo así ocurre en la vida de María Rodríguez Fernández, veterana miembro de la FMC, organización que este lunes 23 de agosto arriba a los 61 años de fundada por el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro Ruz.


María tiene mucha bondad en el corazón, por eso convirtió el hacer por derrotar al contrincante silencioso y letal en una de las principales motivaciones de sus días.


Por eso tampoco dudó en declarar “trabajo porque me encanta”, cuando inquirí sobre las razones que la hacen sobresalir de entre este ejército de féminas, apoyo estimable para los médicos y enfermeras de la familia en los lugares donde residen.


Asegura que “hasta el final de mis días seguiré haciendo lo que hago, con el mismo amor, la misma solidaridad, la misma bondad, porque la gente necesita de nosotras.

Hace nueve años comencé como brigadista, primero luchando contra el mosquito Aedes Aegyptis, aunque desde antes colaboraba en el consultorio como mensajera y en otras tareas. Por mucho tiempo también ayudé en la farmacia, aquí en el reparto Lenin, en la ciudad de Holguín, donde vivo.


brigadista sanitaria 2“El trabajo que realizo en el Consultorio Médico de la Familia número cinco, del policlínico Mario Gutiérrez, es reconocido comencé llevando las estadísticas.

 

“El trabajo que realizo en el Consultorio Médico de la Familia número cinco, del policlínico Mario Gutiérrez es reconocido, comencé llevando las estadísticas. Puedo hacerlo porque soy graduada de Técnico Medio en Estadística y Contabilidad. A los 16 años inicié mi vida laboral en el hoy policlínico René Ávila, que entonces se llamaba Alcides Pino”.


Ante mi curiosidad por este detalle interesante, ella, amiga del diálogo y las anécdotas explica: “El padre del mártir Alcides Pino trabajaba con nosotros, sucede que cuando construyeron el policlínico en el reparto que lleva su nombre en la ciudad de Holguín, decidieron también nombrar así al nuevo centro asistencial y al nuestro se lo cambiaron por el de René Ávila.


“Abandoné el trabajo porque mi madre se fracturó la cadera y tuve que dedicarme a su cuidado. Hoy cuido a mi esposo enfermo, pero me levanto de madrugada, hago las cosas en casa y salgo a ayudar, porque mucha gente lo necesita.


“Hoy mismo, se refiere al pasado jueves 19, anduve por todo el barrio con la doctora Yanet Rodríguez, visitando a los casos con COVID-19 que están en sus casas para proceder a su hospitalización. También pesquiso a todos los apartamentos de mi edificio, el 23-B, en la farmacia y lo hacía en el círculo infantil Pequeño Proletario, ahora cerrado”.


Observar a esta mujer de 69 años en sus andanzas cotidianas es como recibir lecciones de voluntad, de consagración, también de responsabilidad por la constancia en la diversidad de tareas que asume. “Desde que comenzó la vacunación estoy a tiempo completo en el vacunatorio, ubicado en la secundaria básica Carlos Manuel de Céspedes, de ahí no salgo hasta que se ponga la última dosis.


“Ya terminamos con las personas de 60 años y los postrados y ahora estamos con los de 19 a 59 años. Me tocó llevar el control de los pacientes de los 13 Comités de Defensa de la Revolución (CDR) que pertenecen al consultorio número 5, pero también salgo a buscar a quienes me faltan por vacunar, nadie puede quedarse sin recibir ese beneficio para la salud”.

brigadista sanitaria 3“Las personas saben lo que hago, ayudar es mi propósito, con eso me conformo”. Fotos: Alexis del Toro

 

Cuenta que el trabajo en el vacunatorio ensanchó su círculo de amistades: “Sobre todo con los más viejitos, conversaba mucho con ellos, le preguntaba por las novias y los hacía reír, ahora se vuelven locos con migo cuando me ven en la calle”.


Pero María, también se ocupa, de conjunto con los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), del censo para los que necesitan la vacuna Soberana Plus. Pero tampoco se limita a la colaboración en su área, de ella se habla en el resto de los consultorios porque “donde se me necesite, ahí estoy”.


Su actuar en la FMC y los CDR es fecundo, “a los 14 años ya andaba trillando café en la entonces Plaza del Mercado. Por mi edad mis hijos y los médicos me advierten que me expongo al peligro, pero me protejo bien y sigo ahí ayudando y así será hasta mis últimos días”.


Intenté hablar de los reconocimientos a ella otorgados, sé que son muchos, pero evadió el tema. Varias veces peguntó si era necesaria la entrevista: “Las personas saben lo que hago, ayudar es mi propósito, con eso me conformo”.

La modestia es también una cualidad de los altruistas.

 

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