Los 15 años y la pandemia de la COVID-19

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quinceaneraLa celebración de las 15 primaveras constituye una tradición arraigada en gran parte de la población.
 
Como cada mañana Camila despertó y tachó un día más en el almanaque pequeño y gastado que desde hace meses guarda en la primera gaveta de su mesita de noche. La energía que habitualmente la acompañaba en esta tarea, emprendida justamente el día de su cumpleaños 14, desde hace varias semanas se había tornado un momento triste e incierto para la joven.
 
Una pandemia llamada COVID-19 irrumpió en el mundo sin pedir permiso, cambiando para siempre la vida de millones de personas. Camila, encerrada entre las cuatro paredes color rosa de su habitación, gustaba de pensar que el nuevo coronavirus era tan solo una pesadilla que no se interpondría en la ilusión que fomentaba desde pequeña, cuando envuelta entre vestidos y collares hacia enojar a su madre mientras soñaba con su fiesta de 15 años.

Para ella, quien creció con los resabios de la abuela de que 15 años solo se cumplen una vez en la vida, le parecía muy injusto renunciar a compartir ese día por todo lo alto con amigos y familiares.

No importa si la fiesta se hace en un salón lujosamente decorado o en una piscina al aire libre- decía Camila a sus padres- y repetía enfática, ¡lo importante es que se haga!
Si bien es cierto que la celebración de las 15 primaveras constituye una tradición arraigada en gran parte de la población también está el hecho de que no vivimos en una burbuja y no reconocerlo, o hacer caso omiso de medidas sanitarias y regulaciones, no solo nos convierte en personas egoístas sino inadaptables a los cambios que nos imponen las actuales circunstancias.

No se trata de aceptar renuncias sino de buscar alternativas más creativas y flexibles que bien pueden no garantizar el “fiestón” hoy, pero no significa que no podamos tenerlo luego, una vez llegue el momento oportuno.

Siempre hay una primera vez para todo y nada quita que dentro de algunos años sea “moda” celebrar los 18 en vez de los 15, posar frente a las cámaras en colectivo con nasobucos inverosímiles o cualquier otra ocurrencia que nos haga reír a carcajadas cuando veamos su repercusión en las redes sociales.

Tampoco debemos olvidar la complejidad de estos festejos para la economía familiar, situación que si antes ya era un dolor de cabeza para los padres, en tiempos de pandemia es prácticamente imposible hacer coincidir “la lista con el billete”.

Y es que el cierre de numerosas actividades económicas para evitar la propagación del coronavirus trajo como consecuencia la reducción considerable de ingresos para una gran parte de los hogares cubanos, a lo que se suma la aparición del fenómeno “precios pos-COVID-19”.

Esta especie de villano de película de aventura se escuda de la escasez de materias primas para duplicar muchas veces el valor de los servicios, incluso cuando la oferta no demanda de grandes importaciones o simplemente porque esa materia prima hace mucho que pagó su inversión, sin embargo para esas “mentes empresarias”, el cierre de fronteras … hay que aprovecharlo.

Muchachos como Camila, y lo digo así, en genérico porque la ilusión de los 15 hace mucho que dejó de ser exclusiva para las féminas, aprovechen la oportunidad de ser parte del contexto, de crecer de acuerdo con las circunstancias. No olviden que no solo somos responsables de nuestros actos sino de sus consecuencias para los que nos rodean.

De nada sirve tirar la casa por la ventana y ver enfermar o incluso, vivir en luto el resto de la vida porque no supimos cuidar de nuestros mayores; esos mismos que hoy tal vez no puedan hacer cumplir sus sueños, pero han sido protagonistas de muchos otros ya realizados y serán pilar fundamental en los que están por vivir.
 
 

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Comentarios  

# Guest 19-09-2020 14:26
Hola disfruto mucho las mucho las músicas de Leoni torres y diván
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