Otra cara del verano

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familia veranoEn verano las familias se unen para disfrutar juntos esta etapa del año. Foto: Cubadebate
 
Tal vez sea la excepción de la regla, pero a ella la llegada de la temporada estival la exaspera y no precisamente por el sol que raja piedras o las temperaturas agobiantes. Esta vez no le dieron tiempo, como las vacaciones pasadas, a inventar una excusa para que el batallón no se le colara en la casa. Le llegó de sorpresa.

Desde que adquirió hogar propio le sucede año tras año. Se lo convierten en algo así como un campamento de verano, no sólo la visita la parentela, vienen incluidos también antiguos vecinos de su ciudad natal.

La estancia en el hogar se le torna insoportable, pues no hay en este un sitio, siquiera un espacio pequeño donde estar a solas consigo, algo que todo ser necesita en algún momento. Hasta en su cama tiene que hacer espacio para un inquilino más. Como vía de escape se va al trabajo más temprano que de costumbre, sobrecumple la jornada y cuando esta concluye deambula sin rumbo para retardar la llegada al… campamento.

Las colas la asedian también dentro de casa: para utilizar el baño, para comer porque los platos no alcanzan, para lavar cuando ponen el agua, para… Los niños que no cesan de corretear y alborotar, el sobrino melómano con reggaetón 24 x 24… Aquello de hogar dulce hogar le sabe a amoniaco.

Los vecinos la miran con compasión, otros le sueltan un “te considero”. Su colindante más cercano, el escritor, le aconseja relajarse, aprovechar el lado positivo de la “invasión” e incorporarse a las excursiones veraniegas del grupo que viene a disfrutar de Holguín, de sus playas más frescas y mucho menos pedregosas que las de la Ciudad Heroína; deleitarse en los picnic improvisados en el Valle de Mayabe o las “expediciones” a la Loma de la Cruz.

Lo piensa y decide Vivir el verano, como sugiere el eslogan de la actual temporada, al fin que es un privilegio tener una familia numerosa, divertida y unida. Sí, porque no todo es malo. A la hora de dormir aquello parece una escena de crimen, con cuerpos envueltos en sábanas por todo el piso y cuando de madrugada despiertas para ir al baño tienes que andar con cuidado para no pisotear una cabeza, un brazo… Pero se encargan de la cocina, la limpieza, de las compras en el mercado…

Pero la estancia es demasiada larga, llegan con el comienzo de las pausas escolares y se retiran sólo cuando es necesario empezar los preparativos para el inicio de las clases de los muchachos, que son varios. Por momentos se desespera, añora el sosiego de su hogar, habitado normalmente por sólo tres personas que, durante el anormal período, se multiplican por cuatro y hasta por cinco. Olvida su ateísmo y noche tras noche pide a todos los santos habidos y por haber, católicos y africanos, que los días sean cada vez más cortos, que el tiempo vuele.

Cada año, antes de que asome julio, la emprende a escobazos con cuantas tataguas frecuentan su hogar. Dicen que estas mariposas gigantes de color oscuro anuncian las visitas. Al parecer alguna escapó al escobazo fatal porque aquí están, felices, unidos, divertidos.

Por suerte mi caso es excepción y no regla, por eso usted acuda al llamado de Maykel Blanco y su Salsa Mayor y Viva el verano, vívalo. A fin de cuentas mi experiencia es solo otra cara del verano.
 

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Comentarios  

# Pepe 23-07-2019 20:56
Excelente comentario Maribel, sin embargo envidio tu larga familia, la invasión ruidosa y todos los contratiempos asociados, mi familia no es tan grande, eso parece ser una bendición para algunos, como yo
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