Aprender a dudar y a pensar
- Por Hilda Pupo Salazar
- Hits: 1749

Enseñar a dudar es una habilidad que puede no solo adquirirse, sino también desarrollarse, de ahí la importancia de hacerlo desde la misma cuna.
Al igual que el aprendizaje a pensar y así descubrir, por sí mismo, diferentes maneras de abrir la mente a nuevos saberes.
Cuando el niño practica la duda, marca la importante prudencia, asimila lo nuevo, con inquietudes por conocer más, excelente base para entender verdades, según avanza en su existencia.
Así logra preocuparse por exploraciones sobre determinas verdades, razones, entendimientos para ampliar saberes e ir más allá de lo aparente, como vía para hacerlo por sí mismo, aunque sean elementales, según su desarrollo.
Cómo se puede crear la vacilación, según especialistas se aconseja formular preguntas que contribuyan a avanzar en el por qué para descubrir, desde esas primeras edades y luego mantenerlo en etapas decisivas como la adolescencia, juventud y en la adultez.
Es hacerlo como método, para ampliar las destrezas de buscar, explorar y analizar el mundo con sentidos cada vez más indagadores sobre sus diferentes fenómenos tanto: científicos, sociológicos, psicológicos, filosóficos, morales entre otros que pueda llegar a transformarlos por tus convicciones y, al equivocarte, volver a reflexionar o cuestionar y continuar en tus propósitos.
Porque despliega la confianza en la importancia de hallar más entendimientos, comprensiones, sapiencias para ir más allá de las apariencias, con una importante sed de inconformidad, para comprender más los por qué de los fenómenos.
Y es hacerlo con fuerte autoestima, carácter creador, seguridad en los propósitos planteados, como práctica en la seguridad para querer saber y conocer más sobre este mundo, tanto para transitarlo mejor, perfeccionar o transformar.
En todos los mementos los especialistas siempre recomiendan emplear afirmaciones positivas, no darte por vencido, fortalecer el ánimo, cuando es prudente perdonarte, evitar ser dubitativo reconsidera los pensamientos y emociones negativas, siempre con total respeto a la diversidad de opiniones y nunca creerte que tienes la verdad absoluta.
Es no aceptar sin recapacitar, ni dudar para consolidar el pensamiento crítico, dejar a un lado demasiadas certezas, dogmas o excesos de argumentaciones, sin aferrarte a lo que uno cree tener como convicciones inamovibles.
El pensamiento crítico ayuda a discernir entre argumentos comunes y lúcidos, a distinguir la información de valor, a desmontar prejuicios, encontrar conclusiones bien fundamentadas, a generar alternativas, mejorar la comunicación y a actuar.
Reflexionemos con el mexicano Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, en 1990, quien sentencia: “Aprender a dudar es aprender a pensar”.