Aprovechar el tiempo

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aprovechar tiempo

Hay a quienes jamás les alcanza el tiempo, retrasan los asuntos o priorizan otros intrascendentes, culpan a los demás y se justifican en que los días vuelan.

Cuando estos procederes son muy repetitivos pueden existir factores que no tienen nada que ver con la mala gestión del tiempo, como ansiedad, dificultad para gestionar las emociones, inseguridad, baja autoestima, entre otros.

Pero si junto al propio comportamiento se le añade malestar, frustración y la visión negativa de uno mismo, al sentirse incapaz de cumplir con los compromisos adquiridos, entonces sería importante descartar la situación.

Tal vez podría ser la procrastinación, que ocurre por la ya costumbre de demorar actividades o situaciones que requieren prioridad en la decisión personal, pero prefiere otras situaciones.

El comportamiento es posponer, casi siempre, para mañana, lo que realmente requeriría hacerse antes y con facilidad puede esa persona distraerse, sentirse excedido de tiempo y hasta experimentar algunos temores.

Aplazar para el venidero día lo que deberíamos empezar hoy, retrasar un poco más esa tarea que aún tenemos a medias, dejar pendientes algo que no podía esperar, puede ser la procrastinación y su relación con la ansiedad.

La costumbre de relegar puede revelar toda una serie de realidades en cada persona, por un mal manejo de las emociones. En el campo de la psicología descarta que sea por la alta inteligencia, como algunos prefieren justificar.

Es cierto que todos, en determinados momentos, aplazamos cualquier labor con fecha de entrega puntualizada, pero no es la costumbre, sino situacional por determinadas razones, totalmente justificadas.

Cuando esa dilación aparece ya en cualquier ámbito de la vida: laboral, social, familiar y hasta personal, esparce una alerta, al actuarse, con reiteración, sin consciencia de la responsabilidad y posibles consecuencias, todo lo cual enmascara un estado de ánimo sometido por la ansiedad y la negatividad.

Aunque a veces hay quienes evitan hacer algo porque les resultan desagradables o incómodos en relación con el hecho, la persona involucrada, posibles complicaciones y en otras por la autoexigencia al querer hacerlo perfecto, de acuerdo con sus altas expectativas. Sin embargo, ese miedo constante estresa, da zozobra y cimienta las bases de la ansiedad que, al crecer, todo lo deforma, al decaer el ánimo, las ganas y la “brújula” mental busca otras tareas más gratificantes para evadir el problema.

Albert Einstein, físico alemán, al referirse al tiempo, como lo evidencia la física, pero también la vida, expresóo: “Esa separación entre pasado, presente y futuro es sólo una construcción mental. Estos tres tiempos siempre están entrecruzados… La distinción entre el pasado, el presente y el futuro es solo una ilusión obstinadamente persistente…”

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 Hilda Pupo Salazar
Author: Hilda Pupo Salazar
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Periodista especializada en temas de educación y valores. Autora de las columnas Página 8 y Trincheras de ideas.

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