Ahogar la violencia

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violencia contra la mujer1
 
 
María es custodio, un día su relevo no llegó y se vio obligada a permanecer en el puesto de trabajo más tiempo del que le correspondía. Al llegar a su hogar se le desencadenó un verdadero infierno: golpes, vituperios, amenazas.

 
No denunció al abusador, no buscó la ayuda de familiares, se encerró en su tristeza, en su vergüenza, en su impotencia. Cada marca en el cuerpo aumentaba la rabia, un día se marchó sin escuchar las súplicas del abusador.
 
Daimara es una prestigiosa profesional, todo le marchaba de maravillas hasta que conoció a su actual pareja. En nombre del amor y el deseo de estar más tiempo juntos el pícaro le fue cortando las alas. Daimara comenzó a renunciar a las acciones de superación, las actividades extra laborales, las visitas a la familia. En su lugar surgieron las salidas apresuradas del trabajo para no molestar a su “carcelero”, la reducción del círculo de amigos…

Alexa es una joven y abnegada trabajadora, con un buen desempeño económico pero se enamoró de un aprovechado que le controla y le gasta hasta los últimos centavos. Cuando la chica reclama el embaucador amenaza con marchase. Ella quiere salirse de esa situación pero se siente atada.

Yaquelín está casada con un hombre de éxito (prestigio profesional y social, bien parecido). Vive en una jaula de oro con las comodidades habidas y por haber, pero mientras el triunfante caballero ¿labora? las 24 horas del día ella está confinada al hogar y la atención a los hijos. Cuando reclama atención, roce espiritual o carnal, deseos de salir de entre aquellas paredes, es tildada de ingrata, mal agradecida, inconforme.

Durante el horario de receso el álbum pasa de mano en mano, todos celebran la belleza plástica que luce la muchacha en sus fotos de 15. Las chicas admiran los trajes, las calcomanías en las uñas de acrílico, el short marca no sé qué; los chicos se deleitan con aquellas imágenes donde la muchacha aparece con sus partes más íntimas protegidas solo por un fino manto.

Lisbeth sonríe feliz, está ajena al hecho de que su cuerpo fue cosificado, convertido en objeto para la agitación erótica, como suele ocurrir en no pocos videos clip en los cuales la mujer es vendida como eso, un objeto sexual.

Ser madre de dos niños pequeños le ha traído a Elena contratiempos en su centro laboral. No tiene círculo infantil ni seminternado para ellos por lo que se acoge a los servicios de una cuidadora que en ocasiones le falla. La insensibilidad ante situaciones imprevistas a las que se enfrentan las madres de infantes condujeron a directivos del centro donde labora a declararla no idónea para el puesto donde se desempeñaba y eso a la larga significa la calle.

Son de los rostros diversos que adquiere la violencia contra la mujer, algunos manifiestos como los golpes, las amenazas, las privaciones y otros muy sutiles como la simbólica, pero todas precisadas de rechazo, enfrentamiento, extinción.

En Cuba la mujer cuenta con instituciones que la acompañan en esta lucha, donde las afectadas reciben protección, orientación, ayuda sicológica que no siempre son aprovechadas pues la agraviada prefiere encerrar su dolor entre las paredes del hogar.

Pero también se cuenta con entidades inmersas en activas campañas de prevención contra este flagelo, como la internacional que renace cada 25 de noviembre cuando en todo el mundo se celebra el Día Internacional por la no violencia contra la mujer.

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