Bernardo Sosa, alumbrando su casa
- Por Mari Lam y Rolin Vidal / estudiantes de Periodismo
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Fotos: Roger Yoel Ávila.
Pocos saben que, en Calle 3 del Reparto Zayas, no muy alejado de la gran carretera que conduce a Gibara, vive un físico sin título, que al sol de su portal descansa en su más grande invención: un balance que, al mecerse bajo su peso, genera electricidad.
Bernardo Sosa de la Torre tiene 68 años. Desde 1986 una idea había rondado por su mente sin descanso; él no había estudiado nada relacionado con la física, pero se había acercado al campo siendo un graduado de Operador de Máquinas de Hierro en la Alemania de 1980 y Técnico Medio en Mecanización de la Construcción, además de la experiencia que su trabajo como tornero, la construcción de la Vocacional y el Mincom le habían brindado. Bernardo tenía lo más importante de todo: un libro de Física Recreativa de las ediciones MIR, de la Unión Soviética. La idea sonaba posible en sus manos: un generador de electricidad que su mayor materia prima no fuese más que la energía humana.
Así nace BERSOSA, su propia marca, acompañada de su eslogan: Alumbrando su casa. El nombre se lee enchapado en la base del balance, hasta ahora único modelo construido. El diseño se basa en la utilización de los materiales y equipos que suele haber abandonados en las casas: un dinamo, una chicharra, un motor KBB. Madera, arcilla, acero. El único material variable es el ingenio, y este le sobra a Bernardo.
Posee los diseños de siete prototipos más, pero es su balance, construido en su mayoría por sí mismo, el más funcional. “Con dos o tres minutos balanceándome, puedo encender un bombillo de 110 adaptado a 9V. Según vaya aumentando la velocidad, va generando más voltaje. Esto puede ser desde 1 hasta 12V.”
Fotos: Roger Yoel Ávila.
Bernardo puede garantizar el alumbrado de su casa, que se establece en una red de bombillos led a los cuales la generación que hace el balance llega directa. Esta depende del dinamo, la batería y principalmente, de las personas. Sosa de la Torre explica con un ejemplo: si en un hogar de más de cinco personas, existieran cinco balances, pudieran generar hasta 60V propios del hogar, que garantizarían más que el alumbrado. La teoría de Bernardo, guardada en planos y prototipos, es que, tras un minuto de energía humana, se generan dos minutos de revoluciones. Su único enemigo es el agua, como bien es el enemigo de la mayoría de los equipos eléctricos.
Aunque la idea surge en la década de los ochenta, de su interés en la maquinaria, razón por la cual continuó investigando, Bernardo confiesa que tenía una necesidad personal: “Siempre ha habido problemas con la corriente, por lo que trabajé e ideé por mí mismo mi propio alumbrado. El problema no es buscar o quejarse, es hacer.”
Encuentra, por lo tanto, mucho futuro en BERSOSA. Ha intentado establecer comunicación con muchas empresas e impulsar su proyecto, porque Bernardo no se detiene. “Esto es esencial. Sirve para todo. Para un refugio, para una casa. Puede ser hasta más grande. Ahora, más que nunca, es necesario: hay equipos pequeños para almacenar corriente, y equipos pequeños para hacerla desde combustible… pero para crearla, no hay.”
Construido en el 2008, el modelo de balance para generar corriente, conocido por pocos a pesar de ser sustentable y alcanzable, está creado con el objetivo de mejorar. La invención siempre va a necesitar a una persona, pero como bien explica su creador, para tener una mejor corriente, siempre se deben tener mejores elementos.
Bernardo sueña con unirse a un equipo: quizás, algún ingeniero mecánico curioso que quiera acercarse e incluso plantear la idea en un proyecto o tesis, que consiga que desde los hogares se desempolven los artilugios viejos y mediante eso, replicar el modelo único del balance. O que alguna empresa encuentre la idea y decida seguir adelante con sus modelos guardados. Para él, sería ver la función de sus diseños realizada. Y no resulta tan lejana, porque bien Bernardo lo sabe: “La materia prima existe… solo se necesita la voluntad.”
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