Bola que pica, pero es Foul
- Por Lourdes Pichs Rodríguez
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En poco tiempo el hospital pediátrico Octavio de la Concepción de la Pedraja volvió a la normalidad.
Luego de más de 48 horas del hecho, nadie sabe o puede precisar de dónde salió la voz de alarma. Lo que sí todos coinciden en afirmar es que la “bola”, como bola al fin fue rodando y rodando hasta sobrepasar los límites del recinto y casi logra hacerse viral, como se dice ahora; pero fue foul.
“Hay un escape de gas”…Se escuchó decir y repetir una y otra vez, primero en el área de consultas externa, luego fue subiendo el murmullo, trasmitiéndose de boca en boca y hasta a través de teléfonos móviles por los pisos y distintas áreas del hospital pediátrico Octavio de la Concepción de la Pedraja este miércoles 18 de mayo, pasadas las 9 de la mañana.
Y al unísono de ese alarmante aviso, el terror se fue adueñando de acompañantes de pacientes y trabajadores, que como instinto normal, ante tamaña noticia y con el precedente de lo ocurrido a principios de mes en el hotel Saratoga de La Habana, muchos corrieron hacia los exteriores de este hospital de más de 365 camas, uno de los más grandes del país.
Mientras esto ocurría Roberto Sánchez Torres, vicedirector administrativo, junto a otros directivos bajaron hacia el área del policlínico, donde se decía estaba el olor a gas licuado, para recorrer palmo a palmo cada lugar y, en específico, los dos sitios donde único hay quemadores: la taquilla médica y el departamento de prótesis dental.
“Allí, ya con el personal de mantenimiento unido al grupo, revisamos las líneas de distribución y al comprobar su estado normal y no percibir el olor característico de ese inflamable, nos lleva a pensar que fue alguna o varias personas malintencionadas que trataron de provocar el pánico entre los familiares y niños que esperaban ser atendidos por los especialistas en las consulta esa mañana.
“Esta situación llevó a una evacuación espontánea del personal presente en esa área y en otras abiertas del hospital, a donde, de inmediato, acudió el Cuerpo de Bomberos, especialistas de la Agencia de Protección Contra Incendios (APCI); personal del Ministerio del Interior y directivos de Salud Público los que contactaron in situ que no había ningún escape de gas en la red de distribución hasta las balas de suministro de la institución sanitaria”, puntualizó.
Roberto Sánchez Torres, vicedirector administrativo, de manera enfática afirmó que no hubo escape de gas en el hospital.
Para reafirmar lo extraño de que un hecho así sucediera en el hospital, Sánchez Torres señaló que en la semana anterior el centro recibió la visita del Cuerpo de Bomberos y otras fuerzas especializadas, que verificaron el estado de este servicio, los cuales certificaron su óptima situación.
Los conductos de la línea de distribución han sido renovados como parte del plan de mantenimiento del centro, y están pintados con el color amarillo y producto específico exigido.
Detrás de la “bola”
Entre los periodistas de medios de comunicación de la provincia que acudieron, de manera rápida, al hospital pediátrico estuvieron las corresponsales del Prensa Latina y de Radio Progreso, las que junto al equipo del periódico ¡Ahora! entrevistaron a acompañantes, médicos, enfermeras y otro personal de servicio de la institución durante su recorrido por consultas, pasillos hasta concluir el periplo en el patio, donde permanecen muy bien identificadas y delimitadas las dos balas de gas pintadas de blanco, desde donde se abastece toda la instalación pediátrica.
Las dos balas de GLP están a más de 500 metros del área de consulta externa, donde primero se oyó la voz de alarma.
Una tiene capacidad para 5 mil litros (vacía) y la otra de 2 mil 500 con el 78 ciento de llenado (el día de los hechos), que ofrecía respaldo para unos 20 días de servicio.
“La llave de paso de la bala, en funcionamiento, la cerré de inmediato al llegarnos hasta acá la historia de que había un salidero de gas. Mis compañeros de labor ni yo sentimos nada, pero por precaución adoptamos la medida, como está previsto en estos casos”, afirmó categórico Alexander Ruiz Zamora, almacenero, cuyo depósito de miscelánea es el de los más cercanos al amplio espacio en el cual están emplazados ambos recipientes, ubicados a un costado de la parte frontal la construcción vieja del edificio.
De regreso coincidimos con el doctor Carlos Córdova, intensivista, quien asegura que “ todo el colectivo nuestro permaneció junto a los pacientes graves en la Sala de Cuidados Intensivos, cuya característica de unidad cerrada, como la de terapia intermedia, Oncohematología y otras similares, no posibilita estar al tanto de rumores y de existir una eventualidad de esa envergadura están creadas las condiciones para la evacuación inmediata, sin contratiempos y las condiciones requeridas por los enfermos”.
La joven Yurisaida Sanamé, portera en el acceso principal del área de consulta externa, donde se originó este incidente, afirma: “No sentí ningún olor a gas, pero ante el corre corre, salí con las personas que en ese momento permanecían en el salón de espera por la consulta de su familiar”.
En área de consulta externa solo dos locales disponen de quemadores: Taquilla de los médicos y Departamento de Prótesis dental y en ninguno de ellos se sintió olor a gas licuado. Fotos: Luly Legrá y la Autora
“Estábamos en Departamento de Enfermería cuando llegó una compañera del Sindicato para avisarnos que se decía había una fuga de gas, que no se había confirmado, pero era necesario nuestra cooperación para ayudar a sacar pacientes de la parte del policlínico. Rápido fuimos para allá. Muchos ya estaban fuera y otros trataban de ganar la salida. En lo personal no alcancé a sentir ese olor, aunque algunos trabajadores sí refirieron ese hallazgo”, detalló la Dr.C Eiliana Cruz González, jefa esa área.
A la doctora Aracelys Hernández García, jefa del Departamento de Docencia e Investigación, la sorprendió ver personas corriendo, madres llorando y como ya se ha hecho natural, algunos grabando imágenes de esos tensos momentos.
A su pregunta de qué estaba sucediendo, porque ella se trasladaba del Tarjetero en busca de los estudiantes de Medicina que estarían día, un obrero de servicio, sin detenerse le informa: “Profe notificaron un escape de gas en consulta externa y hay que evacuar al hospital”.
“En la escalera de segundo piso encontré al cirujano Julio, quien le estaba reiterando a muchas personas que volvieran a sus salas, pues era falso lo escuchado, de acuerdo con información del vicedirector administrativo con los organismos competentes que ya estaban en la institución. Por lo cual comenzamos también ahí a ayudar a que cada cual volviera a su lugar y acto seguido salimos a recoger a los alumnos que se mantenían fuera”.
Comentó que en medio de este barullo sí le llamó mucho la atención un hombre en bermudas y camisa de cuadros azules que le dice: “¡¨Profesora!-no doctora como se acostumbra a llamarnos-, pero en el laboratorio que tienen ahí…,¿ustedes no tienen un laboratorio ahí?¨. Lo miro y le pregunto de qué me está hablando y, seguidamente, me responde…: “ahí hay escape de gas y estoy cansado de reportarlo¨. A lo cual le respondo, espérese un momento para que hable con la Policía, que ya había delimitado la salida del servicio de urgencias, a lo que acto seguido me dice: “No, yo con quien quiero hablar es con Ud.¨, me sorprendió mucho su comportamiento, pues en el lugar no hay laboratorio ni él es trabajador del centro”.
De igual manera sospechosa les pareció a unas trabajadoras una señora gruesa a quien una moto con sidecar la esperaba fuera y en la cual montó, pero antes de hacerlo repetía en voz alta, una y otra vez, que había salida de gas en medio de aquella confusión y el miedo de las madres con niños en brazos.
Cuando pasado el mediodía los de la APCI y del Cuerpo de Bomberos se habían marchado y solo quedaban algunos especialistas puntualizando determinados pormenores, volvimos a nuestras respectivas redacciones, porque ya el “Pediátrico” había retornado a la normalidad.
Algunos todavía seguían comentando el suceso como una experiencia trascendental en sus vidas, los directivos lo veían a manera de una actividad de ensayo del Meteoro y revisaban detalles a rectificar en aras de lograr una evacuación más ordenada y para todos quedaba el reconocimiento del actuar de estudiantes, residentes, especialistas, personal de enfermería y de los trabajadores en general, cuya principal acción fue proteger a los pacientes y sus familiares, a los que acompañaron y salvaguardaron por sobre todas las cosas.
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