“Seré un servidor de mi pueblo”
- Por Lourdes Pichs Rodríguez
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El mejor graduado de los 25 extranjeros titulados este curso en la UCMHo. Fotos: Dianisel Ballester Garrido
Como mejor graduado comenzó dando gracias a Dios y Fidel. Después recordó cuando siete años atrás, el tercero, de cinco hijos de una familia muy pobre de Níger llegó a Cuba, con su pequeño equipaje y el corazón palpitando fuerte, detrás de un sueño inalcanzable en su país, para la mayoría de jóvenes como él.
Anouhou Seyni Sami, con piel de ébano y estatura de más de 1,70 metros resalta entre sus colegas, pero más se hace notar por las muchas cualidades humanas y profesionales que lo llevaron a terminar la carrera de Ciencias Médicas con índice académico de 4,80 y 100 puntos en su examen teórico-práctico final en la rotación de Ginecobstetricia, considerado por el Tribunal, como la mejor presentación de caso de su año.
En la recién graduación de la Universidad de Ciencias Médicas de Holguín (UCMHo) el auditorio escuchó su nombre en varias ocasiones, cuando los oradores se referían a los nuevos 25 jóvenes de 10 naciones extranjeras que esa institución egresaba orgullosa.
Se oyó hablar de su trayectoria académica, de su membresía en el Movimiento Mario Muñoz Monroy y Frank País, como alumno ayudante de varias asignaturas y Consejero de la Unión de Estudiantes Africanos en Cuba; de su labor en la Alianza Panafricana de Salud, de concursos y distinciones recibidas, entre ellas el Premio Thomas Sankara y el Kwame Nkrumah o acerca del impacto positivo que tuvo su ejemplo estudiantil entre los colegas extranjeros.
Por eso, al subir al podio y expresar desde allí, en fluido español, sus sentimientos por llegar a este momento de su vida, los reunidos en uno de los teatros de la Universidad de Ciencias Médicas, no pudieron más que quedar atrapados por este joven agradecido, que regresa a su pueblito, en Níger, sin olvidar la exhortación que hiciera Fidel hace algunos años a estudiantes extranjeros: “Nosotros no esperamos nada a cambio, sino que vayan a sus respectivos países a servir en los lugares lejanos, allí donde los mismos médicos formados en sus países no quieren ir”.
Así, una y otra vez, a medida que hablaba el nombre del Líder Histórico de la Revolución Cubana fue repetido en varias ocasiones por el nigerino. “Hay un dicho que dice, cosas grandes no vienen de un día para otro, las cosas buenas toman tiempo. De ahí que estoy seguro que todos los médicos graduados hoy compartirnos el mismo pensamiento de que el camino no fue fácil y entonces me llega a la mente el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, cuando en 1982 dijo que: “sin dudas, para estudiar Medicina se requiere realmente vocación, voluntad, estudio, preferencia por la Medicina por encima cualquier otra carrera, y es una gran verdad”.
“Ante todo, permítanme dar gracias a Fidel, quien por su visión, obtuvimos la oportunidad, no cualquiera, de estudiar gratuitamente en Cuba, a donde llegamos en 2014, después de una gran ambivalencia afectiva: por un lado dejar la familia y por el otro trasladarnos más de ocho mil kilómetros para prepararnos, para volver un día a salvar vidas, esas vidas de hermanos que no tienen una atención médica apropiada”.
En un aparte, Anouhou Seyni Sami recordó el duro camino recorrido hasta ahora: “Empezamos en la Escuela Latinoamericana de Medicina, la que nos acogió con mucho cariño y al finalizar el segundo año nos mudamos para Holguín, con la expectativa de cambiar de provincia al siguiente curso, porque quería, como otros estar más cerca de La Habana; pero después de unos meses acá, el cariño del pueblo holguinero, la calidad de la formación en la Universidad y la amistad lograda con nuestros compañeros de brigada y profesores hicieron que, definitivamente, nos quedáramos hasta hoy”.
Anouhou Seyni Sami agradece a Fidel ser hoy médico.
“Aquí tuvimos el privilegio de aprender no solo de Medicina, sino de la cultura y tradiciones de acá y a valorar de un modo diferente la vida. Y luego de esta historia de amor entre nosotros, la cual perdurará para siempre, nos vamos de esta tierra que supo darnos mucho de lo poco que tienen, por eso nunca les diremos adiós, acá regresaremos a este hogar, porque siempre será nuestra casa, como un poco de cubanos que somos”.
Cada palabra, gesto de este joven trasmiten agradecimiento y orgullo de haber sido parte de Cuba: “Es un honor para nosotros, de pueblos africanos muy pobres, graduarnos de médico acá, donde la Medicina además de Ciencia inculca conciencia, lo que en realidad hoy la humanidad necesita mucho”.
“Yo, de una familia de cinco hermanos no hubiera podido estudiar en mi país, porque allá tenemos un sistema que no favorece a todos, solo una mínima parte puede acceder. Otro hubiera sido mi destino de no haber tenido esta oportunidad”, reconoció.
Y el equipaje de Anouhou Seyni Sami vuelve a estar listo, pero esta vez para su retorno y el corazón de nuevo palpita apresuradamente y los sentimientos vuelven a encontrarse, por el querer regresar al hogar, a los suyos y por otra quiere quedarse en este país, que le abrió los brazos y acogió como un hijo más.
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