Vamos a ponernos dramáticos. Digo, teatrales, orgánicos, un poco observadores. Meternos en el personaje. Porque llegó el turno para abrir las salas y dejar el aliento en las tablas, desnudarse, asumirse, comprenderse, recorrer a la Isla desde sus orígenes. Llegó el momento para contar miles de historias y que el joven actor se desdoble, abra los ojos y te mire de cerca, y tú, lo sientas, respires su discurso.