Lauro Hechavarría:“siempre estaré con una tiza en la mano”
- Por Claudia Patricia Domínguez
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A Lauro Hechavarría lo premió la vida. Era apenas un adolescente de unos 18 años cuando abrió la Escuela Taller Pepa Castañeda, hoy Academia de Artes Plásticas El Alba. Al inmueble llegó, pero no con la intención de ingresar a sus aulas, sino para dar su disposición de subir los cinco pisos como joven revolucionario en la oficina de la otrora Asociación de Jóvenes Rebeldes que radicaba en la institución.
Por un tiempo debió combinar su formación como artista plástico y la terminación de sus estudios de primaria y secundaria, pues por esos golpes del destino Lauro debió enfrentar en la infancia la repentina muerte de su madre cuando intentaba dar a luz a su cuarto hijo. La tristeza se convirtió en rebeldía y la escuela relegada a un segundo plano pronto fue sustituida por el taller de su padre.
“En el taller de mi papá aprendí a soldar, forjar metal, hacer muebles y otras cuestiones que no solo me servirían para el diía a diía sino para mi formación artística, pues un escultor para realizar su obra debe dominar al menos 38 oficios”.
“Lamentablemente mi cuerpo de garabato no me permitió cumplir el sueño de subir a la Sierra y en el 1962 matriculo primero en el curso nocturno y luego en el diurno, gracias a un estipendio que me daba la escuela para que me enfocara completamente en la carrera”.
“En esos años ingreso en las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas y me involucro con ellos en la creación de carteles, caricaturas y dibujos, muchos de los cuales publiqué también en el periódico Surco y luego en el !ahora!. Aun recuerdo las madrugadas esperando su impresión para orgulloso llevar a casa el ejemplar”.
Lauro Hechavarria en el taller de dibujo básico que imparte a miembros y aspirantes del ACAA.
Lauro asegura que su vida está hecha de casualidades, pues tras graduarse en el 1965 como el primer escultor holguinero de formación artística se incorporó al servicio militar en una historia paralela que adora contar mientras recuerda sus pericias como tanquista.
Estos años de aventurero lo llevaron hasta Camagüey como parte de la Columna del Centenario Cuadro de Mando, donde colaboró como dibujante con el periódico El Bayardo para el que realizó Juego de Solteronas con escenas de actividades propias de la columna. Allí también conoció al reconocido caricaturista Tomás Rodríguez Zallas, Tomy, con quién pertrechó una gran amistad.
La decisión de regresar a la ciudad de Holguín la tomaría luego de las zafra del ´70 y a su tierra natal volvió muy bien acompañado por su esposa y el pequeño Dairon sin saber que justo en la bienvenida recibiría la propuesta de viajar por un año a la capital para recibir un curso de superación en la Escuela Nacional de Arte (ENA).
Aceptó de inmediato aunque para ese momento tampoco imaginaba que formaría parte de una brillante generación de artistas plásticos como Tomás Sánchez, Roberto Fabelo, Zaida del Río, Alberto Lescay y su coterráneo Cosme Proenza.
“Con la triste noticia de la muerte de Cosme recordé que nos conocimos en un recinto de la ENA donde había una mesa llena de dibujos y a mi me llamó la atención un pavo real de una belleza espectacular al que observaba detenidamente cuando llegó mi profesor Sergio Martínez, creador del Quijote de la Rampa. Le pregunté si el dibujo era suyo y me contestó que era de un muchacho de mi zona. Fue una gran alegría descubrir que éramos de Holguín, enseguida nos hicimos buenos amigos".
A su regreso a Holguín se convirtió en profesor. ¿Cuán díficil fue para Lauro Hechavarría conjugar el quehacer artístico con el magisterio? ¿Alguna de esas facetas tuvo mayor jerarquía?
Sinceramente yo nunca sentí la tensión entre tres polos porque al Lauro creador y profesor siempre lo acompañó el activista político. Sucedió con naturalidad. Mientras estudiaba en La Habana nos dijeron que teníamos un compromiso con la enseñanza artística por dos años y ya voy por 51.
A mis alumnos siempre les digo que sepan que este es un oficio que se mueve entre la fantasía y la realidad, pero con los pies bien firmes en la tierra.
Deben tener cuidado con el arte conceptual, siempre hago mías las palabras de Cosme Proenza cuando decía que él prefería estar dos horas pintando el ala de una mariposa que poner una bisagra y decir que asemeja el ala de una mariposa. Yo he experimentado, pero arte conceptual nunca he hecho. El escultor debe enfocarse en la forma, el volumen y el espacio.
Su obra es conocida mayormente por la escultura monumental, la cual puede decirse posee un fuerte vínculo con la Historia, ¿por qué este interés?
Me gusta que cada pieza guarde un significado y para ello nada mejor que la Historia. Debo confesar que se trata de una relación espontánea que parte de mi convicción patriótica. De hecho acabo de terminar una pieza escultórica muy significativa para entregar a la Asociación Hermanos Saíz por su Aniversario 35.
En ella partí de un hecho básico Sergio y Luis Saíz Montes de Oca eran hermanos de sangre y de pensamiento, dieron su vida a la patria, que mejor fondo para sus rostros que las listas de la bandera y en la base de las estrellas un fragmento de su testamento político. Cinco piezas que se ensamblan con tornillos cuya técnica predominante es el cemento directo.
Cada material tiene un lenguaje propio. En estos tiempos la técnica más sencilla y rápida a la que apelamos los escultores holguineros es el cemento directo porque el bronce se nos ha puesto muy díficil.
En su opinión cuál es el estado de salud de la escultura en Cuba, visto sobre todo, desde la comercialización y la promoción.
La escultura en Cuba goza de buena salud. Hay escultores diametrales, unos me encantan como Negrín o Quintanilla y otros no tanto.
Bayamo y Las Tunas son ciudades pequeñas que están llenas de esculturas. Movimiento que lamentablemente no ha despertado en Holguín.
Iniciamos con fuerza, hicimos el Bosque de los héroes, la Plaza Calixto García, los monumentos a Lucía y a Jesús Menéndez, pero ahí nos quedamos. El próximo proyecto era el homenaje a los 14 generales holguineros que nunca se hizo y corremos el riesgo de perder también el de la Reconcentración de Weyler conformado por siete esculturas monumentales y ya preocupa que de los siete creadores involucrados quedamos cinco. Un proyecto en tercera dimensión y de gran elegancia que debe realizarse, sobre todo, por la historia de la ciudad.
¿Tiene alguna obra favorita o especial por su significado?
Definitivamente los 6 pórticos-señal del Aldabón, ubicados en cada una de las entradas de la ciudad. Puede que la crítica no los considere escultura, pero tienen un gran significado pues recogen mi sentir y arraigo por Holguín.
Se jubiló en julio por segunda ocasión. ¿Cuál es la nueva meta de Lauro Hechavarría?
No me siento jubilado porque nunca he sentido que estos 50 años hayan sido de trabajo sino de placer. Ahora imparto un curso de dibujo básico a miembros y aspirantes de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas de Holguín y luego debo continuar con otros programas relacionados con la composición y el diseño espacial. Todo lo que sé está en la cabeza, siempre que me necesiten y la vida lo permita aquí estaré con una tiza en la mano.
Hijo Ilustre de la Ciudad de Holguín ha sido antalogado en unos cinco títulos, posee además de múltiples medallas y reconocimientos la distinción por la Cultura Cubana. Sus hijos Dairon y Daikel son el mayor ejemplo de cuanto ha influido su pasión como artista y empeño en el ejercicio del magisterio en cientos de jóvenes.
Dairon se graduó de El Alba para luego convertirse en arquitecto, mientras Daikel es hoy su brazo derecho. A ellos encomendó que el día que ya no esté, sus cenizas sean colocadas una parte junto a las de su madre y el resto en un rinconcito de la Loma Cruz en la que una Cristal bien fría, la mejor cerveza de Cuba, lo deje sepultado mientras su alma deambula por su querido Holguín.