La “Tumba Francesa” renace en Sagua de Tánamo
- Por Claudia Patricia Domínguez
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A ritmo de tambor se rescatan tradiciones en las montañas de Sagua de Tánamo. Las danzas de origen franco haitiano que desde hace más de 200 años defiende la Tumba Francesa de Bejuco encontró auténticos seguidores en el proyecto de igual nombre, pero en la comunidad de Bazán, singular propuesta que logra la combinación perfecta entre la creatividad de los niños y la sabiduría popular de los que ya peinan canas.
Tumba Francesa, proyecto impulsado por la instructora de arte Lisandra Robles, de la Brigada José Martí de ese territorio montañoso, surgió en 2015 con el propósito de preservar sus raíces culturales. Su primera convocatoria fue para niños y adolescentes de 5 a 15 años de edad, pero los padres y abuelos no pudieron quedarse quietos y más de una vez en los ensayos , junto a los niños, también demostraron la aptitud danzaria que corre por sus venas.
De ahí que Lisandra decidiera otorgar a todos el espacio que demandaban y en la actualidad el proyecto acoge entre sus miembros a niños, jóvenes y adultos; estos últimos contribuyen además en la familiarización cultural de los más pequeños no solo con la música y el baile sino con las costumbres propias de los practicantes de este género músico-danzario, explicó a ¡ahora! digital la instructora de arte.

Recordó que en el 2003 la Tumba Francesa de Bejuco fue reconocida por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y aunque existen otros dos proyectos similares en la Isla como la Caridad de Oriente, en Santiago de Cuba y la Pompadour Santa Catalina de Ricci en Villa Clara, solo la de Bejuco se mantiene en el mismo pasaje rural y de naturaleza virgen, donde por primera vez los tambores y la danza rompieron el silencio de la campiña.
“Para nosotros es esencial conservar la tradición”, enfatizó y aseguró que Tumba Francesa nació para que las nuevas generaciones no pierdan el contacto con los bailes que hoy marcan la identidad cultural sagüera, práctica que se estaba perdiendo entre las nuevas generaciones que residen alejados de la comunidad de Bejuco.
Y en honor a la verdad, cada vez que Lisandra realiza el montaje de una nueva coreografía no puede olvidar las enseñanzas de su bisabuela Segunda Revé Robles, una de las composes principales de la Tumba Francesa de Bejuco, de esos duendes secretos que la comprometen aún más a defender lo más profundo de sus raíces.

Añadió que los "tumberos" originales en varias oportunidades les han compartido su sabiduría ancestral; de ahí que visitarlos con cierta regularidad es prioridad para los integrantes y coordinadores del proyecto comunitario que dedican dentro de estas danzas especial atención a los estilos el mazón y el yuva.
Como todo buen proyecto sociocultural la Tumba Francesa de Bazán ya suma otras manifestaciones artísticas a su quehacer diario y a través del teatro y las artes visuales también contribuyen a preservar el legado cultural de sus ancestros.
Junto a los talleres de creación, el público puede disfrutar de los resultados artísticos del proyecto a través de un espacio fijo que desde la propia comunidad de Bazán los espera los primeros viernes de cada mes a la vez que realizan múltuples presentaciones en centros escolares, hospitales y consejos populares con el anhelo de sumar nuevos “tumberos”, sin dudas defensores de la tradición por otros 200 años.
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