Virgilio Piñera centra los debates del Celestino de Cuentos
- Por Claudia Patricia Domínguez
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Foto: Rocío Carballosa.
La XXIII edición del Premio Celestino de Cuentos continuó este 15 de junio sus jornadas de intercambio con un conversatorio sobre los 110 años del gran escritor, poeta y dramaturgo cubano Virgilio Piñera, cuya genialidad centra la dedicatoria del certamen literario que se desarrolla en la ciudad de Holguín hasta el próximo sábado.
Del autor de obras icónicas para el teatro cubano como “Electra Garrigó” y “Aire frío” detallaron desde la sede de Ediciones La Luz los escritores Mariela Varona, Rubén Rodríguez y Erian Peña, quienes abordaron algunos de los aportes más significativos realizados a la cultura cubana así como rasgos de su personalidad que lo convierten en uno de los artistas más controversiales y fascinantes del siglo XX.
"Virgilio Piñera es una figura imprescindible de la literatura cubana", subrayó el periodista y narrador holguinero Rubén Rodríguez y argumentó que abordó con maestría todos los géneros, de hecho si se quiere entender la cubanía resulta esencial consultar “Aire frío” y “La Isla en peso” y compartió su propia visión virgiliana a través de una peculiar receta de "espaguetis a la piñera".
Mariela Varona se refirió a la vigencia de la obra de Piñera que pudo iniciar con reconocidos exponentes de la literatura cubana, pero ha permanecido por diversas generaciones de escritores, quienes asumen el humor, la ironía y la burla desde su misma cuerda narrativa.
Señaló entre esos ejemplos la obra narrativa de Rubén Rodríguez y del joven Andrés Cabrera, quien en su novela “Al son de la calavera”, actualmente en proceso con Ediciones La Luz, tiene un personaje que guarda estrecho vínculo con Reinaldo Arenas y Virgilio Piñera, relaciones que, según su criterio, en ocasiones se establecen de forma inconsciente.
Erian Peña destacó su trabajo como traductor durante su estancia en Buenos Aires, periodo en el que integró el comité de traducción de la novela Ferdydurke, del polaco Witold Gombrowicz, obra de alta complejidad, incluso en su lengua de origen.
De esta época señaló, además, su amistad con intelectuales de esa nación entre ellos Bioy Casares, Victoria y Silvina Ocampo y Jorge Luis Borges, quien lo incluyó en las reconocidas antologías “Cuentos breves y extraordinarios” y el “Libro del cielo y el infierno”.
Previo al panel, la jornada de este miércoles incluyó como parte de la programación del Celestino la realización de las habituales peñas Atrapasueños y Piñata de Letras con la participación de pioneros de las escuelas primarias Manuel Ascunce y La Edad de Oro.
Allí los pequeños lectores con la curiosidad inocente, de quienes desatan una carcajada o encienden una luz de alerta, conocieron sobre el proceso editorial, se interesaron por las tareas de cada uno de los involucrados y se entusiasmaron con la pequeña protagonista del texto “Como se escriben los clásicos”, de Idiel García, que convencida de querer ser un personaje literario, no permitió que escritor alguno escribiese el final de su historia.
Lecciones como estas aprenden cada día los niños y las niñas que acuden a cada cita literaria con "La Luz". Ellos son los lectores del presente y por qué no los “Celestinos” del mañana. Los de la "casa" lo saben, y con cada lectura los seducen y comprometen.
El Premio Celestino de Cuentos que desde sus surgimiento en el año 1999 ha sido testigo de la exitosa carrera literaria de muchos de los galardonados tuvo a Rubén Rodríguez, como el ganador de la primera edición con el cuento “Flora y el Ángel”.
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