Príncipes del lomerío en Sagua de Tánamo
- Por Claudia Patricia Domínguez
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Fotos: Nidia Jiménez de Castro
Los príncipes del lomerío no poseen título nobiliario, tampoco son personajes sacados de algún cuento para niños, ellos sencillamente protagonizan el proyecto sociocultural “Para un príncipe enano” que desde tierra sagüera no pone límites a la creación, pues como bien dijo José Martí reconoce en el arte la más pura esencia de lo bello.
Cada semana esos príncipes del lomerío se dan cita en algún punto de la localidad de Sagua de Tánamo para jugar a ser artistas. Los “profes” encargados de hacer germinar esos sueños no son otros que los instructores de arte y promotores culturales, pertenecientes a la Brigada José Martí y a la Casa de Cultura José Tey.
“Para un príncipe enano es un proyecto inclusivo”, apuntó a ¡ahora! digital Nidia Jiménez de Castro, presidenta de la Brigada Instructores de Arte José Martí en Sagua de Tánamo y explicó que tiene entre sus propósitos no solo potenciar el vínculo entre niños con necesidades especiales y otros que no la tienen sino que suma también a personas de todos los grupos etáreos para juntos crecer en talento y buen corazón.
Comentó que desde pequeños debemos aprender a mirar con los ojos del alma, ver solo los defectos nos convierte en personas superficiales y por ello se crea el proyecto que aglutina a niños síndrome de Down, con parálisis cerebral infantil y otras patologías como el pequeño de ocho años Israel Tamayo que sueña con ser narrador oral o el adolescente José Daniel Verdecia que suma nuevas creaciones a su basta colección de origamis.
“Yo soy un personaje artístico, por eso me gusta hacerle cuentos a los niños”, enfatizó Israel Tamayo, quien presentó la parálisis cerebral en el momento del parto, de ahí sus limitaciones de tipo motoras fundamentalmente, aunque también presentó dificultad para relacionarse al haber estado aislado por largos períodos de tiempo, lo mismo en su casa que en instituciones hospitalarias, argumentó su abuela la instructora con más de 30 años de experiencia Leticia López.
Significó con ojos chispeantes de orgullo y felicidad que Israel es una luz para todos aquellos que ven en sus limitaciones un impedimento para alcanzar sus sueños y subrayó que es un niño alegre que desde su inserción en el proyecto ha mejorado notablemente su dicción, ha ganado en independencia e incrementado su vocabulario.
Sentimientos que también comparte Yanetsy Castillo, madre de José Daniel Verdecia, de 17 años, quien además de la parálisis cerebral infantil presenta un cuadro de epilepsia y cuyo tiempo libre desde hace muchos años lo ocupa su afición por las artes manuales, especificamente la realización de origamis.
Pero estas creaciones japonesas no es lo único que se le da bien a José Daniel, quien ha emprendido nuevas obras en el trabajo con el papel y el cartón y hoy suma a sus piezas variedades de flores y medios de transporte, técnica que aprendió de su maestro Marcos Tarafa, quien confesó que todos los días aprende algo nuevo de estos muchachos por la manera en la que aprecian el arte y su sensibilidad para valorar pequeños detalles que lo convierten en mejor ser humano.