Frank Batista: Un “Olímpico” frente al lente

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frank batistaFoto: Heidi Calderón Sánchez

 

No se confunda usted. El protagonista de esta historia no es uno de nuestros valiosos atletas, sino un camarógrafo fuera de serie. Su lente ha captado cuatro juegos olímpicos y tres panamericanos. Natural del poblado de Delicias, asentamiento perteneciente al municipio de Puerto Padre en la provincia de Las Tunas, Frank Batista Álvarez es de esos hombres que desde hace unos 40 años asumen a la fotografía como estilo de vida.

 

Mucho de empeño y disciplina tuvo su entrada al audiovisual. Aunque no fue necesario “vencer” las 35 cámaras del templo de Shaolin, sí fueron muchas las funciones que desempeñó desde ayudante de carpintería, montador escenográfico y luminotécnico antes de tener la oportunidad de colocarse por primera vez tras el lente.


A Frank la oportunidad le llegó justo en el año 1983 cuando en La Habana se convocó al curso de habilitación para camarógrafos, previo a la fundación de todas las corresponsalías del país ya que hasta ese momento fuera de la capital solo estaban los estudios de Tele Rebelde en Santiago de Cuba y Holguín.


Fundador del canal territorial Tele Cristal el 16 de abril de 1986 a su carrera versátil, se suma la dedicación con la que enseña a sus alumnos de la Facultad de Medios Audiovisuales, entre los que tuvo el privilegio de tener a sus dos hijos Frank Michel y Rubén.


Ganador del Premio “Pequeña Pantalla” 2020 actualmente se desempeña como vice-presidente de la filial holguinera de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba. De su experiencia en el ejercicio de la fotografía y sus alianzas con los más jóvenes como parte del equipo del proyecto Angulo Ancho conversó con ¡ahora! digital.


De su carrera impresiona la versatilidad en la que se ha desarrollado, lo mismo hace la fotografía en una olimpiada con la variedad de disciplinas deportivas que ello implica que se inserta en un equipo de grabaciones y hace trabajos documentales y de ficción. ¿Cómo logra este efecto camaleónico?


Los deseos de probarme en todo me llevaron a eso. Su origen estuvo en el curso de habilitación de camarógrafos en el que tuve excelentes profesores entre ellos Yaky Ortega y José Manuel Oseira, quienes ya estaban involucrados en la televisión desde antes del ´59 prácticamente fueron fundadores de la televisión en Cuba.


La meca del trabajo de cámara es definitivamente los dramatizados, allí las exigencias son otras hay que jugar mucho con códigos y maneras de iluminar y como la varilla era un poquito más alta yo quise llegar hasta ahí. Tuve la oportunidad en aquellos años de realizar mis ejercicios prácticos del taller de formación en espacios como “El cuento en televisión” y “El teatro ICRT” y también realicé musicales. Una formación sólida, integral y sobre todo, de respeto al resto de las especialidades de la televisión.


El camarógrafo de trasmisiones deportivas por sí solo tiene implícita una cuota de versatilidad porque las diferentes disciplinas así lo requieren. No es lo mismo la puesta de un deporte de cancha: futbol, voleibol que hacer una trasmisión del ciclismo, la pelota o los deportes de combate. Y en los años que llevo en la televisión realmente he hecho de todo.


Otra de las facetas en las que se desenvuelve es la docencia ha contribuido a la formación de varias generaciones de camarógrafos. ¿Cómo llega a las aulas? y ¿cuánto le ha aportado esta labor profesionalmente?


Suelo decir que me involucro en la docencia por saldar una deuda con quienes me enseñaron que lo hicieron con pasión, entrega y rigor. Y empezó como algo solidario, alguien llegaba me preguntaba y yo me empeñaba en enseñarle por donde iban las cosas y de esa manera llego hasta el Centro Nacional de Capacitación del ICRT. El primer curso que recuerdo con plena conciencia del ejercicio del magisterio fue alrededor de los años `90 en el curso para la formación de la televisión serrana, el cual implicó tres meses de teoría en Holguín e igual período de práctica en la Sierra.


Posteriormente, paso a formar parte del claustro de la Facultad de Medios Audiovisuales (FAMCA) de la Universidad de la Artes, sustituyendo al maestro Luis Tolosa, quien compartía la cátedra junto a Oscar Feria. Allí he tenido alumnos que me llenan de satisfacción como mis hijos que llegaron hasta allí por sus propios pies, yo nunca les impuse la fotografía, y muchos otros que en Cuba y fuera de ella me hacen partícipe de alguna forma del trabajo que realizan, y me enorgullece saber que aporté mi granito de arena en su formación.


Referencias audiovisuales que siente que le han marcado en su quehacer como camarógrafo y aquellas que realizadas por usted guardan un significado especial.


En dramatizados, sobre todo, cuando me convocan para dirigir la fotografía desde el trabajo de mesa comienzo a visualizar la historia en imágenes y eso te hace siempre buscar referentes en el cine hacia donde voy a encauzar la fotografía. Internacionalmente está Gabriel Figueroa, el maestro del blanco y negro, y Vittorio Storaro que es un director de fotografía que me encanta por la manera peculiar que tiene de convertir en filosofía la propuesta fotográfica.


En el cine cubano está Raúl Pérez Ureta, excelente fotógrafo, y claro está no pueden faltar los colegas más cercanos Oscar Feria, Roger Carballosa y Elías Manuel Millán, con quienes siempre intercambié ideas, incluso cuando Roger Carballosa transitó a la dirección yo acompañé sus propuestas en la dirección de fotografía al igual que a Francisco Rosabal y Alfonso Bandera, a quienes les agradezco la confianza y posibilidad de estar presente en casi toda su obra audiovisual.


Cada trabajo te deja algo, incluso en ocasiones te deja insatisfacciones, pero ellas también funcionan como parte del proceso de aprendizaje. El documental “Encuentro” de Alfonso Bandera fue el material fílmico que se encargó por los 500 años del choque entre las dos culturas que tuvo la asesoría del doctor Guarch, y trabajar con él me permitió nutrirme fotográficamente y también culturalmente.


Otro trabajo que recuerdo con mucho agrado fue el corto de ficción “Luz” que dirigió Roger Carballosa, además de muchos otros cortometrajes y productos audiovisuales de los alumnos de la FAMCA, quienes me solicitan que les haga la fotografía para su ejercicio de graduación y yo accedo con gusto.


Frank, usted se desempeña además como vice-presidente de la filial holguinera de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, organización que este año arriba a su aniversario 60, al respecto Corina Mestre declaró que uno de los retos más urgentes para los años venideros es refundar la UNEAC haciendo coexistir el pensamiento de los fundadores con los nuevos tiempos.¿Qué piensa usted?


El pensamiento tiene que estar en constante renovación en dependencia de los tiempos y los contextos en que se vivan. Yo considero que el sistema de instituciones de la Cultura en Cuba con una política cultural trazada tiene que regenerarse y aceptar el diálogo sin olvidar el pensamiento de los fundadores. Los jóvenes son clave para encauzar el camino porque cada quien hace en su tiempo lo que le toca y corresponde.


Actualmente forma parte del proyecto audiovisual Angulo Ancho, el cual ha funcionado como aliciente en este período pandémico para mantener activa la cultura holguinera. ¿Me cuenta sobre esta experiencia?


No es secreto para nadie que a mí me gusta hacer alianzas con los jóvenes y ya desde hacía algún tiempo con el periodista Juan Gabriel Gordín y el camarógrafo Pablo Méndez comenzamos a hacer algunas cosas para contribuir a visualizar la cultura holguinera. Llegó la pandemia y con ella esta mágica alternativa que son los stremings; ese fue el momento de organizarse y darle nombre a lo que estábamos haciendo y surgió Angulo Ancho, cuyo nombre se me ocurrió teniendo en cuenta el significado del término que en óptica hace referencia a la profundidad, inclusión y diversidad.


El grupo ha ido creciendo a consecuencia de las mismas exigencias de las trasmisiones y nos estamos nutriendo de egresados y estudiantes de FAMCA ya que existe también la voluntad de funcionar como unidad docente para que los estudiantes puedan realizar en el proyecto sus ejercicios prácticos.


¿A una carrera tan versátil le queda alguna faceta por desarrollar?...quizás en el plano de los sueños y las aspiraciones.


El largometraje es una ambición que considero todo el mundo tiene. De hecho nos metimos en esta aventura con la filmación de la película “La trilla de un frijol” de Alfonso Bandera, actualmente en fase de post-producción, y no creo que se me agoten las ganas de seguir haciendo cosas como estas en el audiovisual. Existe aun la pretensión de otro largometraje que es mucho más ambicioso ya que es un recorrido por las épocas en las que vivió El Guayabero y que se llama “El último juglar”.


¿Por qué escoger a Holguín como proyecto de vida?


Oportunidades han existido de estar en otro sitio, pero yo me siento muy cómodo en Holguín. Desde Holguín he hecho modestamente todo lo que he podido hacer, he tenido la oportunidad de participar desde el 2004 en los juegos olímpicos y en los panamericanos desde el 2007, he encontrado buenos colegas, el reconocimiento oportuno cuando ha hecho falta y lo más importante desde Holguín hay historias que contar que es una de las cosas que le falta a la pantalla nacional -sobre todo- en temas de ficción y dramatizados.

 


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Comentarios  

# Pepe Martí 01-08-2024 23:49
Muy buen artículo...
Es exactamente así,nada sobra nada falta...
Cuando se hable de un Profesional de la Fotografía de Cine o TV, se debe Hablar de Frank Batista A.
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