La utopía de los SAF
- Por Equipo Multimedia
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“Aquí hay pollo cuando viene una visita. Hace un tiempo, avisaron llegaría una ministra, no recuerdo cual, y enseguida apareció una caja sellada. Yo me asusté, no sé de dónde salió”, dijo con desenfado Heremio Torres Almaguer, uno de los más de 6 mil asistenciados que se ¿benefician? del Sistema de Atención a la Familia (SAF) en la provincia de Holguín.
Este vecino del reparto Villa Nueva acude cada día al SAF homónimo en busca de sus alimentos para él y su esposa, desde su inauguración, y si bien reconoce la dedicación de los trabajadores del lugar, quienes almuerzan solo si queda algo de lo cocinado, afirma que aún resta mucho por hacer. “Si hay dinero para comprar termos de cerveza, debe haber para atender a los más necesitados”, destaca con resquemor.
La opinión de este humilde hombre de la tercera edad y con problemas visuales no difiere mucho de los otros comensales con los que este equipo de prensa conversó, como el profesor jubilado Mauri Herrera Montero de 76 años de edad, quien es comensal del SAF La Guantanamera, uno de las dos más grandes de la provincia.
“La dificultad grande está en que no podemos seguir sobreviviendo varias semanas con un poco potaje de chícharo, mejor dicho caldo; un poco de arroz y refresco de sirope. Nosotros debemos tener otra atención y prioridad más directa por parte de los responsables de este sensible programa y de los encargados de apoyarlo, pero también de otros organismos y hasta los nuevos actores económicos bien podrían tender su mano solidaria”.
Por su parte, Irán califica de paupérrima la alimentación en comparación con lo que está previsto. “Claro nos están cocinando lo que ellos reciben y lo hacen en condiciones infrahumanas” dice y nos lleva hasta un improvisado fogón de leña, donde cocineros deben hacer magia para ablandar chícharos para tantos comensales, elaborar el arroz y, si hay plato fuerte, cocinarlo también, para a las 11 de la mañana comenzar el proceso de despacho.
El cuartico está…

Hace 10 años, no había tanta circulación de monedas, crisis energética, inflación acelerada y escasez de productos básicos, y Cuba se mantenía en una mejor posición, a pesar del persistente bloqueo; sin embargo, existían insatisfacciones muy puntuales. Precisamente, hace una década exacta, en estas mismas páginas el periódico ¡ahora! se denunciaban irregularidades en el funcionamiento óptimo de los SAF, pero en aquellos tiempos había variedad en los platos, se les brindaba merienda y en algunos lugares no faltaba ni el desayuno.
La provincia de Holguín cuenta con 121 centros de este tipo, de ellos 14 en el municipio cabecera, surgidos por resolución del Ministerio de Comercio Interior (Mincin) para complementar la alimentación diaria de personas de bajos ingresos y situaciones especiales, en una red de unidades protegidas con precios razonables, que garanticen requerimientos nutricionales de ese segmento poblacional.
Actualmente se rigen por la Resolución 142, correspondiente al año 2020, que en su artículo 2.1 señala que “las dos ingestas de alimentos de los censados, almuerzo y comida, se componen de arroces, platos fuertes, sopas o potajes, viandas, ensaladas y postres (…) de forma opcional se oferta café, infusiones y pan”.
Lo anterior es, hoy por hoy, una utopía, teniendo en cuenta el difícil escenario que atraviesa la nación. En un recorrido realizado indistintamente por varios SAF del municipio cabecera, este equipo de prensa constató que, de lo establecido en el documento regulador, solo llega a los consumidores el arroz blanco y el chícharo como constantes, aunque no pocas veces en este año solo han dispuesto del cereal; con la presencia bastante esporádica del plato fuerte, en lo fundamental huevo y masa de croquetas.

Norge Tamayo Ferraz, administrador de El Crisol, confirma que la calidad de los alimentos recibidos muchas veces no cumple con los parámetros establecidos. Mientras conversábamos se servía la comida del día (arroz y chícharos). Válido aclarar que allí se corre con más suerte que en otros establecimientos, pues dan dos raciones de chícharo por día.
Ramón Pérez, uno de los comensales, calificó a los granos del caldo como balines. “Esto no hay forma de ablandarlo” y mostró el contendido de un pomo de cristal en cuyo fondo reposaban apenas uno o dos dedos de bolitas semipartidas, arriba un caldo de color anaranjado.
Si se tienen en cuenta las condiciones de trabajo de ese sitio (como el del resto), donde hace más de un año no entra gas licuado y en el que la adquisición de cualquier condimento, vianda o ensalada se vuelve casi imposible, una quimera, por lo “desconcertado” de los precios establecidos en los mercados, es normal que la calidad diste mucho de lo óptimo. Por desgracia, no es el único donde pasa este problema.
En Bulevar Lenin, por ejemplo, tienen que empezar a cocinar con leña en el patio desde la madrugada, pues colindan con la secundaria básica Carlos Manuel de Céspedes y el humo afectaría a los estudiantes y el proceso docente en general.
“No disponemos de agua, la tenemos que cargar nosotros mismos”, dijo Ramón Ricardo Zaldívar, cocinero del lugar.

En este establecimiento, donde es casi inaccesible la llegada por tener su entrada obstruida por los puestos de la perenne feria de Los Chinos, resulta contradictorio que ninguno de los que expenden viandas, especias, verduras, cárnicos, en fin, de todo, haya llegado hasta allí a ofrecerles, quizás no los mejores productos, pero sí algunos de los que ellos no pueden vender, para que logren mejorar el chícharo o variar un menú estático desde hace meses.
Pero, lamentablemente, esta no es la excepción, es la generalidad, no existe un pensamiento de cooperación hacia estos centros, que, si bien poseen la prerrogativa de comprar determinados productos, como viandas, vegetales y frutas, los precios topados no les permiten darse ese “lujo”.
No obstante, por lo regular, pasada la una de la tarde, ya no quedan comensales de los censados en este ni en la mayoría de los SAF; sin embargo, la cola de personas continúa. Esta la componen algunos que están en trámites para ser beneficiados con este programa de la Revolución, así como otros que llegan en busca de un plato de comida que se corresponda con lo exiguo de sus bolsillos y les caliente el estómago, para continuar el día a día.
“Tengo familia, pero soy independiente. Estoy esperando desde junio a que me visiten y todavía nada”, dijo el octogenario Santiago Soler Pérez, uno de los que hasta la redacción de estas líneas permanecía a la espera de encontrar oídos receptivos a su solicitud de atención, mientras él, todos los días espera sentadito en un muro del comedor del Bulevar Lenin ¿Acaso un proceso así se debe dilatar en varios meses?
Asunto corroborado por el trabajador social del Consejo Popular Harlem, Fidel Iglesias. “Antes era más expedito el proceso de análisis y aprobación de las altas en el Consejo de la Administración Municipal, a partir de las propuestas que entregábamos. Está establecido que sea cuatro veces al año, pero ahora demoran, por eso concluido el despacho diario de los comensales censados, otorgamos prioridad a los pendientes de consentimiento del CAM”.

“Balancear” con lo que se tiene
Erasmo Fonseca Arce, jefe de la dirección de agroindustria, alimentos e inversiones de la Dirección de Economía y Planificación (DEP) de la administración de Gobierno en Holguín, explicó que el ministerio al que representa conduce políticas del balance de alimentos, de acuerdo con la metodología aprobada en la Asamblea Nacional del Poder Popular.
“El Mincin tiene la responsabilidad funcional sobre los SAF. Es decir, se encarga de definir precios, menús, horarios, entre otros aspectos. Aquí, se trabaja por una demanda anual que se elabora para el año fiscal aprobada por el Consejo de la Administración Municipal (CAM), según el número de asistenciados”, aclaró.
Al respecto, comentó que la Ley de Soberanía Alimentaria rige las políticas de autoabastecimiento municipal de alimentos, tanto para la canasta básica como para el consumo social. A partir de ella, se debe hacer cumplir el Decreto Ley 35, referido a la contratación y comercialización de los productos agropecuarios.
“El balance de alimentos, por política de distribución, es de acuerdo con la disponibilidad de los recursos. El gobierno en Holguín determinó tres organismos priorizados en su totalidad: el sistema de Educación, la red de instituciones de Salud Pública y los SAF. Sin embargo, no siempre puede cumplirse”, alertó.

Solo se puede distribuir lo que se suministra y, si ese eslabón falla, es inevitable que la base se recienta. Por ejemplo, las diferentes empresas debían derivar arroz, granos, aceite, sal, azúcar, café, carne en conserva, pollo, vísceras, huevos… Mas esto no suele ocurrir con la sistematicidad requerida por los sectores que se deben beneficiar.
Para el mes de septiembre, solo esta liberado el 40 por ciento del arroz, lo cual no da para entregar la totalidad asignada a los sectores priorizados, que será completada, en la medida de lo posible, con el grano. El directivo precisó que la distribución de los recursos se hace contra cantidad de comensales declarados.
Otro importante eslabón en esta cadena la tiene la Empresa Mayorista Provincial de Alimentos (EMPA), cuyo director comercial, Juan Miguel Zaragoza Cameo, corroboró que en este año los abastecimientos han tenido un comportamiento muy comprometido, al tiempo que aclaró: “Nosotros distribuimos de acuerdo con las per cápitas orientadas por DEP”.
En específico sobre las quejas acerca del chícharo reconoció que “llevan nueve meses en nuestros almacenes y tuvieron problemas”, mientras que de la inquietud que en unos SAF ofrecen potaje mañana y tarde y en otros solo una ración al día, dijo que “disminuyó la cifra a entregar para los consumos sociales, debido a que estuvieron afectados por plaga y hubo que llevarlos a proceso de tratamiento”.
Además, la EMPA es la encargada de distribuir arroz, azúcar sal, aceite y café. “Con los dos últimos también hemos afrontados problemas de disponibilidad. Por ejemplo, el mes pasado les entregamos café, pero no lo pudieron utilizar por falta de azúcar, pero ya en esta sí hay una asignación que permitirá elaborar este producto”.

El broche de esta cadena lo cierran los encargados directamente de llevar adelante el SAF. Gilder Rodríguez Borjas, especialista en compra venta de Comercio Interior en Holguín, dijo de manera enfática que hay dos asuntos bien importantes a tener presentes, en primer lugar Economía y Planificación no les asigna las demandas que necesitan para cubrir el mes de acuerdo con las ofertas establecidas y la otra es una dificultad aún peor: en la mayoría de las ocasiones los organismos suministradores no cumplen con las cifras asignadas.
Con ejemplos concretos ilustró su afirmación. “En agosto la EMPA de 9,2 toneladas de chícharos a entregarnos, solo nos dio cuatro, por eso muchas veces nos vemos en la necesidad de dar una sola ingesta al día de potaje u ofertarles solo arroz blanco mañana y tarde a los asistenciados, aunque llegó un momento que solo hubo una también”.
“Peor sucede con Acopio, que a pesar de tener entre sus misiones servirnos viandas y hortalizas para el consumo social, no nos está entregando nada aún cuando hacemos gestiones a diario. Podríamos comprar con el fondo destinado a los SAF, pero eso es casi imposible por los altos precios; aunque hay establecimientos que, en determinados momentos, pueden hacerlo en un mercado porque tienen pocos comensales, como en el de Villa Nueva que no llega a 40 censados aunque esto se puede contar con los dedos de una mano”, detalló.
Con ejemplos concretos ilustró su afirmación. “En agosto la EMPA de 9,2 toneladas de chícharos a entregarnos, solo nos dio cuatro, por eso muchas veces nos vemos en la necesidad de dar una sola ingesta al día de potaje u ofertarles solo arroz blanco mañana y tarde a los asistenciados, aunque llegó un momento que solo hubo una también”.
Reconoció que de los aspectos más críticos está garantizar el plato fuerte, a pesar de que todos los lunes y jueves este Programa se analiza en una reunión en el Gobierno provincial con los organismos suministradores. “La Empresa Cárnica es prácticamente nula en su entrega. Hace unos días, nos vendió una pasta que apenas se podía trabajar con ella; por parte de la Avícola se entregaron unos 19 mil huevos de una demanda de más de 50 mil, por lo cual solo pudimos ofertar ese producto unos tres días en el mes, de igual manera es el comportamiento de otros suministradores, es decir, la demanda está muy por debajo de las necesidades”.
Otro tanto sucede con la Empresa de Conservas Turquino, que era unos de los principales proveedores, principalmente de salsas y mermeladas, pero los precios no son asequibles a este programa, mientras que el sirope de la Ember no es muy bien aceptado por estos comensales, por lo cual hoy es muy difícil aumentar o variar la oferta en estos lugares donde, sin dudas, acude uno de los segmentos más vulnerables de nuestra sociedad.
Sin embargo, la mayoría de los asistenciados son agradecidos, como Milaydis Díaz Martínez, antigua trabajadora del Hospital Lenin, quien es comensal del SAF Sierra Cristal y de las pocas que en este recorrido andaba con la cantinita verde que les fuera entregada a estas personas.
“Ellos no tienen culpa de no tener nada para cocinar, pero hace días lo único que hay es chícharo y no puedo comerlo porque tengo úlcera. Cojo el arroz y veo que puedo comprar en la calle para complementar mi comida del día. Me subieron la pensión, pero ellos, los vendedores de todo, también han subido los precios”.
La Revolución cubana no deja desamparado a ningún ciudadano, aún en los tiempos más complejos para la nación; sin embargo, un programa de tamaña sensibilidad social debe ser motivo de mayor seguimiento y apoyo por parte de organismos y personas naturales para, con lo que se tiene, hacer mejor por quienes más lo necesitan.
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PERIODISTAS
Lourdes Pichs y Jorge Alejandro Fernández
FOTOS
Lourdes Pichs y Jorge Alejandro Fernández
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Marcos Antonio Batista Zaldívar