Soberana, made in Cuba
- Por Lourdes Pichs Rodríguez
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Nada es casual alrededor de Soberana, primer candidato vacunal cubano contra la COVID-19 en la categoría de FR (Front Runner). Fue identificado por las siglas FINLAY-FR-1 y tras contar con la autorización del Cecmed, autoridad reguladora de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos de la República de Cuba, comenzaron los ensayos clínicos el pasado 24 de agosto.
Desde ese momento, como bien reconociera hace poco Vicente Vérez Bencomo, director general del Instituto Finlay de Vacunas (IFV), líder del proyecto, que involucra también al Centro de Inmunología Molecular (CIM), la Facultad de Química de la Universidad de La Habana, al Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología y otras instituciones científica del país creadas por Fidel, no hubo tregua de día o de noche para en unos 90 días lograr este proyecto, cuya autorización para los ensayos clínicos en Fase 1 y 2 se materializara vísperas del 13 de agosto, cumpleaños 94 del Comandante en Jefe.
Así, que tras saberse de Soberana, de cómo se gestó -dicho al detalle por los propios protagonistas- y de las pruebas iniciadas en humanos el pasado el 28 de julio con tres de los investigadores principales del proyecto, los doctores Vicente Vérez y Yuri Valdés y Dagmar García, directivos también del “Finlay”, en Cuba vivimos atentos a todo lo que ocurre con este candidato vacunal, el número 30 en el mundo y el primero de América Latina y el Caribe con autorización para ensayos clínicos y así nuestro país resulta uno de los 14 primeros en llevar un CV contra la COVID-19 hasta la fase de ensayos clínicos.
Por eso y más, hemos seguido el nuevo éxito de los hombres de Ciencias de la pequeña nación bloqueada, que hoy trasciende fronteras y hace que nada sobre Soberana resulte ajeno para los cubanos, deseosos de estar al tanto del desarrollo de los más mínimos progresos de los ensayos clínicos en humanos, etapa durante la cual “este CV tiene que demostrar su capacidad de inducir una respuesta inmune protectora contra el virus SARS-CoV-2”, como explicara la Doctora en Ciencias Dagmar García Rivera, directora de Investigaciones del IFV, durante su exposición en la Mesa Redonda, durante la cual entre lágrimas compartió sus experiencias y con ella hizo también llorar a millones.
Y con la misma pasión con que una madre defiende a un hijo, los que la seguimos a través de la televisión, nos percatamos de la vehemencia con que esta científica junto a sus colegas patrocinan la vacuna, que según ella “si se demuestra en ensayos clínicos su inmunogenicidad y eficacia, el país tiene capacidad para garantizar los millones de dosis que se necesitarán en Cuba e incluso para la exportación”.
Desde este 24 de agosto Soberana quedó en el brazo de 20 voluntarios de las 676 personas de entre 19 a 80años, que formarán parte de los ensayos clínicos previstos a extender hasta el 31 de octubre para su validación definitiva. De acuerdo con el Registro Público Cubano de Ensayos Clínicos ese estudio tiene como fecha de conclusión el 11 de enero próximo, cuyos resultados estarán disponibles para febrero.
Pero, apenas repuestos de todas las noticias buenas de Soberana, el propio doctor Vicente Vérez Bencomo anunciaba el pasado día 26 de agosto que ya también progresan en un segundo candidato vacunal, en el cual trabajan en la terminación de la formulación en esta semana.
Y revelaba más: “Es una vacuna diferente, con el mismo antígeno, pero tiene otra plataforma, la de vacunas conjugadas que nosotros tenemos. Está dando respuestas muy interesantes”, explicó en reunión con Presidente de la República este 26 de agosto.
Entonces una vez más nuestros corazones palpitan de manera acelerada por estos hombre y mujeres emblemas de Cuba, al tiempo que su consagración y empeño nos hacen reflexionar sobre cómo recompensar a tanto desvelos, pienso entonces, que elevando nuestra responsabilidad para con nuestra salud, que es decir, en estos momentos, cumplir con las medidas de prevención contra la COVID-19.
La idea de concebir un candidato vacunal (CV) propio para prevenir el SARS-CoV-2 venía gestándose con la complicidad silenciosa de un grupo de científicos cubanos poco antes del encuentro sostenido por el grupo con el Presidente del país, el día 19 de mayo, aniversario 125 de la caída en combate de José Martí en Dos Ríos, cuando fueran exhortados por Miguel Díaz- Canel, a que “aunque haya vacunas de otros países, nosotros necesitamos la nuestra, para tener soberanía”.
Desde ese momento, como bien reconociera hace poco Vicente Vérez Bencomo, director general del Instituto Finlay de Vacunas (IFV), líder del proyecto, que involucra también al Centro de Inmunología Molecular (CIM), la Facultad de Química de la Universidad de La Habana, al Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología y otras instituciones científica del país creadas por Fidel, no hubo tregua de día o de noche para en unos 90 días lograr este proyecto, cuya autorización para los ensayos clínicos en Fase 1 y 2 se materializara vísperas del 13 de agosto, cumpleaños 94 del Comandante en Jefe.

No podía ser otra fecha más significativa, porque no hubo cubano que al escuchar la noticia oficialmente dejara de pensar en el Líder Histórico de la Revolución, quien como asegurara Bencomo, “fue fuente de inspiración, que nos enseñó a mirar al futuro, a soñar y a salir dispuesto a conquistarlo al precio que fuese necesario…”
Así, que tras saberse de Soberana, de cómo se gestó -dicho al detalle por los propios protagonistas- y de las pruebas iniciadas en humanos el pasado el 28 de julio con tres de los investigadores principales del proyecto, los doctores Vicente Vérez y Yuri Valdés y Dagmar García, directivos también del “Finlay”, en Cuba vivimos atentos a todo lo que ocurre con este candidato vacunal, el número 30 en el mundo y el primero de América Latina y el Caribe con autorización para ensayos clínicos y así nuestro país resulta uno de los 14 primeros en llevar un CV contra la COVID-19 hasta la fase de ensayos clínicos.
Por eso y más, hemos seguido el nuevo éxito de los hombres de Ciencias de la pequeña nación bloqueada, que hoy trasciende fronteras y hace que nada sobre Soberana resulte ajeno para los cubanos, deseosos de estar al tanto del desarrollo de los más mínimos progresos de los ensayos clínicos en humanos, etapa durante la cual “este CV tiene que demostrar su capacidad de inducir una respuesta inmune protectora contra el virus SARS-CoV-2”, como explicara la Doctora en Ciencias Dagmar García Rivera, directora de Investigaciones del IFV, durante su exposición en la Mesa Redonda, durante la cual entre lágrimas compartió sus experiencias y con ella hizo también llorar a millones.
Y con la misma pasión con que una madre defiende a un hijo, los que la seguimos a través de la televisión, nos percatamos de la vehemencia con que esta científica junto a sus colegas patrocinan la vacuna, que según ella “si se demuestra en ensayos clínicos su inmunogenicidad y eficacia, el país tiene capacidad para garantizar los millones de dosis que se necesitarán en Cuba e incluso para la exportación”.
Desde este 24 de agosto Soberana quedó en el brazo de 20 voluntarios de las 676 personas de entre 19 a 80años, que formarán parte de los ensayos clínicos previstos a extender hasta el 31 de octubre para su validación definitiva. De acuerdo con el Registro Público Cubano de Ensayos Clínicos ese estudio tiene como fecha de conclusión el 11 de enero próximo, cuyos resultados estarán disponibles para febrero.
Pero, apenas repuestos de todas las noticias buenas de Soberana, el propio doctor Vicente Vérez Bencomo anunciaba el pasado día 26 de agosto que ya también progresan en un segundo candidato vacunal, en el cual trabajan en la terminación de la formulación en esta semana.
Y revelaba más: “Es una vacuna diferente, con el mismo antígeno, pero tiene otra plataforma, la de vacunas conjugadas que nosotros tenemos. Está dando respuestas muy interesantes”, explicó en reunión con Presidente de la República este 26 de agosto.
Entonces una vez más nuestros corazones palpitan de manera acelerada por estos hombre y mujeres emblemas de Cuba, al tiempo que su consagración y empeño nos hacen reflexionar sobre cómo recompensar a tanto desvelos, pienso entonces, que elevando nuestra responsabilidad para con nuestra salud, que es decir, en estos momentos, cumplir con las medidas de prevención contra la COVID-19.