Quienes aman y construyen
- Por Hilda Pupo Salazar
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Hasta que no trajo su carné de identidad no le dieron el documento. Este lector lo entiende, sencillamente, ellos cumplen un requisito, lo que le cuesta comprender es por qué somos exigentes en unas cosas y en otras no.
Si, siempre, fueramos riguroso con lo establecido, cuantos problemas nos ahorrarímos. Eso son dificultades subjetivas, sumadas a las duras realidad objetivas.
El no ser estricto, a veces, genera muchos males en la sociedad y crea disgustos en la población, por ejemplo, si una Unidad abre media hora después y cierra antes de tiempo, por lógica, perjudica a sus clientes y si vendemos un producto, al cual le restamos un ingrediente, en vez de calidad ofertamos “pegotes’’.
Horarios violados necesitan respuestas y convencer, sino son actitudes irrespetuosas sin explicaciones, y daña todo tipo de imagen.
La reclamación por lo que debía ser y no fue es un acto humano comprensible y cuando lo hacemos estamos defendiendo nuestros derechos de clientes, usuarios, pacientes o consumidores.
Sin embargo, el conformismo nos lleva a aceptar los maltratos sin inmutarnos y eso es dañino tanto para el perjudicado como para quien lo provoca, porque puede creer que todo lo hace bien y sigue cometiendo el fallo.
Lo mal hecho debe generar protesta y asumirlo como si fuera normal nos crea el hábito de recibir tratamientos errados y, al final, terminamos confundiendo lo bueno con lo deficiente.
Todos los que ofrecen servicios o mercancías defectuosas debían sentir el peso de su comportamiento problemático, porque si no castigamos su ineficiencia sigue produciendo “churros”, con la conocida frase: “a mí que me importa, sigo ganando igual y esto no es mío”.
Quien haga las cosas con dificultades, esté donde esté, tiene que sentirlas en carne propia y conocer la diferencia entre su actitud y un comportamiento positivo, sino convertimos la ineficacia en una grave enfermedad sin medicamentos, ni curas.
Esos dos bandos de los cuales habló Martí (quienes aman y construyen y quienes odian y deshacen) resultan mejores para la sociedad, en la medida, que los segundos se incorporan al primer grupo y apliquemos el concepto marxista que “cada quien reciba, según su aporte”.
Si actuamos con una conducta errada podemos generar un ambiente de desorden, apatía, dejadez, de falta de control e insatisfacción popular y tenemos armas para que así no suceda.
Interioricen esta frase del ingeniero y empresario norteamericano Henry Ford: "Calidad significa hacer lo correcto cuando nadie está mirando".
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