El uniforme escolar

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La madre quedó perpleja ante el reclamo insistente del hijo. El adolescente quería ajustar su pantalón de uniforme tanto como las piernas le permitieran llevar el “corte tubo” porque así lo usaban sus compañeros de aula y él no iba a hacer el ridículo. Tanto era el afán del chico que para hacer más inmediato su deseo buscó una precinta. Por supuesto que la descabellada idea encontró la desaprobación de su progenitora.
En los últimos tiempos el uniforme escolar sufre modificaciones muy particulares. A menudo se ve a las muchachas llevar la blusa al estilo corsé, tan ajustadas que los botones quieren soltarse de las riendas que los atan, o las sayas casi minifaldas y a la altura de la pelvis. En tanto los varones fanáticos a los pantalones tubos, cortos y rodados a la cadera, dejando ver lecturas como “For Men”, cuellos de camisas subidos y el primer botón abierto para dejar entrever las cadenas...
 
Muchas son las críticas que se escuchan al respecto. La fiebre de la moda eleva la temperatura en los cuerpos de los estudiantes que desechan el corte recto y las sayas a 14 centímetros por encima de las rodillas, tal como se plantea en el Reglamento Escolar, documento que establece las normas de comportamiento, los deberes y derechos de los estudiantes en las instituciones educativas y que recoge aspectos esenciales como la disciplina y el uso correcto del uniforme.
 
Ciertamente es un problema que hay que controlar más en las escuelas, donde muchas veces no se pone freno ni se les llama la atención por la forma inadecuada de usar la prenda, devenida en símbolo de la educación cubana, que desde su origen tiene como pauta garantizar la igualdad entre los educandos. Tanto así, que en Cuba, el uniforme distingue a los niveles de enseñanzas: primaria, secundaria, preuniversitaria y técnica y profesional, no a las escuelas como suele ocurrir en otros países.
 
Sé de algunos centros donde son muy permisivos, al punto que la exigencia pasa por un acto de implorar al estudiante que al menos, si visitan la escuela, usen correctamente el uniforme. Así no se gana la batalla.
 
Se trata de educar a las nuevas generaciones con apego al cumplimiento de la disciplina escolar. Es un deber asistir al aula correctamente vestido, pues como recalcara Margarita Macpherson Sayú, viceministra de Educación, constituye una de las caras visibles del comportamiento de los ciudadanos más jóvenes en Cuba. Y no solo eso, forma parte también de la disciplina social que debe imperar. Por esa razón hay que prestar especial atención a esta muestra de comportamiento de los estudiantes dentro y fuera de los planteles.
 
Aún cuando se discute en los destacamentos pioneriles y organizaciones estudiantiles persisten dificultades. Por eso el llamado está también a la ejemplaridad del docente y del docente en formación.
 
Recuerdo una conversación que sostuve con un joven docente, que en ese momento ocupaba un cargo de dirección en su centro. El muchacho exhibía cadenas y guillos dorados. Le pregunté cómo lograba que sus alumnos, estudiantes de carreras pedagógicas, usaran correctamente el uniforme. Dio una respuesta, mas no se percató del contenido “entre líneas” de la pregunta.
 
Los maestros son espejo del alumnado, de ellos también depende avanzar en este terreno. El trabajo sistemático en las aulas, el cómo conseguir que los estudiantes interioricen la importancia y el valor de su uniforme, que sepan la cultura y educación que transmiten, permitirán mejorar la conducta de muchos hacia su forma de llevarlo.
Igualmente, hay que desterrar las debilidades en la autoridad familiar, pues este es el primer escenario donde se comienza a librar la batalla.
 
Quizás en el futuro, cuando las condiciones económicas del país lo permitan, haya que pensar en un diseño más atractivo y con tejidos más coherentes a las condiciones del clima, así como en otros colores y cantidad de uniformes a ofertar a los estudiantes. Mientras esto suceda, es vital exigir con firmeza su adecuado uso.
Yanela Ruiz González
Author: Yanela Ruiz González
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Lic. en Estudios Socioculturales, periodista de la Casa editora ¡Ahora! Especializada en temas de Educación y Educación Superior Fan de las redes sociales

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Comentarios  

# Reaspero 06-06-2019 08:03
en estos casos los padres juegan un papel muy importante en los hogares pero los profesores juegan otro papel muy importante en las aulas en las cuales podemos ver en ocaciones profesores de 20-24 años de edad que estan en plena juventud y yo pregunto que enseñanza le podran trasmitir estos profesores a sus alumnos cuando ellos son los primeros en educar de forma inadecuada a los educandos
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