La vulnerabilidad
- Por Hilda Pupo Salazar
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Alguien me comenta que está vulnerable a tantos golpes de la actualidad: apagones, escasez de todo, hasta de decencia, cortesía y caballerosidad, así como las aciagas colas o innecesarias esperas para resolver un asunto y esos servidores públicos no aptos para sus cargos, que parecen gozar al torturarte a cada instante.
La palabra vulnerable, del latín vulnerabilis, es un adjetivo que califica a una persona o cosa al recibir daños o lesiones, tanto físicas como mentales.
Sentirse vulnerable hace referencia a un estado psicológico, por una contusión emocional o con más profundidad psicológica que, en determinados momentos, creemos no poder superar, aunque tal vez no sea así, pero, en esos instantes, lo apreciamos de esa manera.
Realmente es la incapacidad de resistencia cuando se presenta un fenómeno amenazante o la inhabilidad para reponerse, después de que ocurre, por ejemplo, algún acontecimiento anómalo.
Ahora bien, ser menos o más vulnerable, depende mucho de ti, desde saber consolidar una férrea voluntad al protegerte contra artificios o manipulación desde realidades o de otras personas, aunque sería definitivo no dejarte llevar por ellas, con confianza en ti mismo, sin miedo a equivocarte en cualquier acto, ni juzgarte con severidad.
Poder vencer tus limitaciones y conocer variantes para controlarlas es necesario para desarrollar tus potencialidades, a favor de superar la vulnerabilidad emocional, independientemente del grado de susceptibilidad ante los problemas, a pesar de las amenazas externas.
La vulnerabilidad por hechos cotidianos en la misma sociedad, tanto en una persona como en grupos, está en percibir la existencia de riesgos, posibles daños y la contingencia para evitarlos.
Es muy importante conocer los riesgos constantes, en el caso de los niños, que luego arrastran para el resto de la existencia y los hacen más sensitivos, como ser perjudicados, maltratados constantemente con castigos físicos o mentales, lastimados, discriminados, menospreciados e influidos, negativamente, por personas hostiles frente a las que se hallan en situación de inferioridad, abandono o con total fragilidad, al margen de los progenitores.
Todo esto marca, para el resto de la vida, en incertidumbres ante situaciones enredadas, en saber cómo lidiar, resistir y recuperarse de impactos nocivos que son amenazas.
Ya lo dijo SunTzu, general, estratega militar y filósofo de la antigua China, en su libro El arte de la guerra: “La invencibilidad está en uno mismo, la vulnerabilidad en el adversario. Hacerte invencible significa conocerte a ti mismo; aguardar para descubrir la vulnerabilidad del adversario significa conocer a los demás”.