Maestro ideal

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maestro 1Foto: Granma

El maestro idolatra, extraordinariamente, su profesión, sabe que sus alumnos no son números, sino personas muy importantes para el talento que necesita la sociedad.

Ahora inicia el curso escolar 2023-24, calificado como totalmente retador y urge cultivar, aun más, las competencias básicas de comunicación, pensamiento crítico, resolución de problemas, de participación, desarrollo y consolidación de valores cívicos y culturales.

Y el maestro es esencial para estos altos propósitos en su reiteración de constante confianza en sus alumnos, de principio a fin desde sus perspectivas, esmero, dedicación, cariño y expectativas, sin nunca culparlos de cualquier desliz.

Él prioriza la participación al involucrarse, intelectual y afectivamente, en actividad mental profunda e intensa, con reflexión y debate sin ambages, con inteligentes preguntas que no se contestan con un sí o un no, ni con una sola palabra, que requieran de meditación para respuestas elaboradas y el preciso encadenamiento con los aportes colectivos.

De ahí la importancia de poder lograr el puro protagonismo de los alumnos, al exigirles ejemplos concretos de lo que dicen y, a la vez, favorecer el aprendizaje cooperativo, el trabajo colectivo, sin poner a competir a unos con otros para mostrar el mejor.

El maestro combate el silencio de la apatía, es una buena persona, con creatividad, paciencia, empatía, dedicación, observación, curiosidad, adaptación, efectiva comunicación con las familias, la comunidad, es amigable y comprensivo, sabe construir ambiente agradable y estimulante para los diálogos.

Hoy más que nunca hay que dignificar al maestro ante los ojos de toda la sociedad e innovar desde los claustros, de cada aula, escuela, con el absoluto convencimiento de que “el futuro del país pasa por la educación”, como reitera Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba.

Al iniciar este curso escolar el peligroso programa de colonización cultural del gobierno que nos bloquea, demanda para este periodo docente superiores exigencias formativas desde el colectivo, para que cada quien sepa concientizar en toda su agudeza y como reclama ese brutal hegemonismo de los Estados Unidos.

Hay que tocar el corazón de cada estudiante para tratar la realidad cubana y que puedan comprender la importancia de la participación popular para la toma de decisiones, de la formación ciudadana de las nuevas generaciones, que retan al maestro en su trabajo pedagógico.

Constituye desafiante el protagonismo del docente en ese importante proceso de educación, que como insiste Miguel Díaz-Canel, primer secretario del Comité Central del Partido es decisivo para “crear una cultura general e integral que pasa por la cultura patriótica, política, ciudadana, cívica”.

Para lograr ese impacto superior en la modernización de la educación cubana, que entrañe más calidad en todo lo que se haga, requiere fortalecer más que el maestro sea la imagen del conocimiento, sabiduría, respeto para poder dejar grandes huellas en la vida de los educandos,

En medio de la actual situación, hay que ser sumamente creativo, para lo cual es muy importante esa combinación de creatividad-paciencia- empatía para ganar más la confianza del alumno, conocer sus problemas o preocupaciones, el contexto social de cada uno hasta llegar a entender su comportamiento y así darle la educación diferenciadamente requerida y con soluciones según sus posibilidades.

Es conocer a sus alumnos y ser flexibles para introducir novedades o determinadas innovaciones de acuerdo con esas singulares realidades.
Necesita el maestro aprender más cada día, con mayores conocimientos y nuevas habilidades para aportar saberes extras, anécdotas y no solo ceñirse a lo que se plantea en los programas.

Ese maestro ideal está en el maravilloso ideario pedagógico cubano.

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Rodobaldo Martínez Pérez
Author: Rodobaldo Martínez Pérez
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Máster en Comunicación Social, autor del blog Holguín Ahora.

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