¡Deme Venezuela en qué servirla!
- Por Rodobaldo Martínez Pérez
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“Deme Venezuela en qué servirla, ella tiene en mí un hijo”, dice Martí en 1881 y es hoy el mismo sentir de su pueblo, que ratifica en apoyo a la hermana nación y rechaza, absolutamente, los tambores de guerra del Águila Imperial.
El escenario es muy peligroso al atizar el incendio el Departamento de Estado, a cargo de Marco Rubio, que con desvergonzadas mentiras tratan de encubrir cualquier acción ilegal y cruel contra un pueblo noble, solidario y amante de la paz, decidido a impedir la usurpación de su suelo sagrado.
Es un irrespeto el despliegue por el Pentágono de una poderosa fuerza naval, no vista desde 1965, cuando la invasión y ocupación de la hermana República Dominicana, en contra de la proclama a América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por sus presidentes 2014, en La Habana.
Todo el mundo sabe y, los primeros son los de la Casa Blanca, que el objetivo verdadero es adueñarse del petróleo, de la primera reserva del mundo y de los demás recursos naturales de Venezuela, e intentan imponer sus intereses por la fuerza, lo cual es injustificable, peligroso y urge impedir la agresión militar.
Voces dignas del mundo piden que los marines vuelvan a casa y denuncian que una embestida contra Venezuela es de incalculables consecuencias para la paz de la Región, en contravención a los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho Internacional.
El Gobierno Revolucionario de Cuba denuncia la escalada de acciones de los Estados Unidos para justificar esta acometida, con sus constantes provocaciones para desencadenar el conflicto
Son múltiples las denuncias y alertas expuestos por bloques, grupos de países, naciones, personalidades y movimientos populares y sociales sobre la ilegal presencia militar estadounidense en las pacíficas aguas del Caribe.
Pero el obcecado Imperio, con su afán guerrerista, incrementa falsas narrativas promovidas por su poderoso aparato de propaganda mediática, hablan desfachatadamente de enfrentar el narcotráfico, preparan justificaciones, provocaciones, atacan embarcaciones civiles y asesinan a sus tripulantes, con la intercepción y detención injustificadas, en violación de normas internacionales, las que confirman la naturaleza hostil e insensata de la operación en curso.
Incrementan la propagación de mensajes de guerra psicológica, para tratar de legitimar estas operaciones ante la opinión pública, con el grosero pretexto de que Venezuela representa una amenaza para su seguridad nacional y continúan el aumento de medios y efectivos militares en el mar Caribe, con destructores portadores de misiles nucleares, helicópteros de asalto y unos 4 mil soldados.
La Declaración del Gobierno Revolucionario, que llama con urgencia a impedir una agresión militar, recibe el total apoyo del pacífico pueblo cubano, que jamás desea una guerra y está totalmente en contra de que pisoteen a la hermana República Bolivariana, amenacen a la Región Caribeña, cuando apremia separar la mentira de la realidad.
Otra vez la paz, estabilidad y seguridad de nuestra América está amenazada, por el mismo de siempre, un bochorno para el mundo de hoy y, como denuncia Cuba que se apele a la amenaza o al uso de la fuerza, cuando se insiste en todos los foros internacionales “la solución de los conflictos debe basarse en el diálogo respetuoso, la cooperación y el cumplimiento estricto de la legalidad internacional”.
Es muy hermosa la historia compartida entre Venezuela y Cuba arraigada en la enseñanza de Fidel: “La juventud cubana está reafirmando su hermandad hacia el pueblo venezolano, y estaremos hasta las últimas consecuencias respaldando todo el proceso que se desarrolla en la tierra del eterno Comandante Hugo Chávez”.
La firma de los cubanos así lo expresa como una manifestación de solidaridad compartida, verdadera esencia, que ningún ejército invasor puede comprender y mucho menos destruir.
Qué saben los arrogantes y prepotentes vecinos por qué la primera parada de Martí fue ante la Estatua de Bolívar y allí, sin quitarse el polvo del camino, al anochecer y con lágrimas en los ojos, rinde honores al Libertador, ni por qué Fidel dijo que Chávez es el mejor amigo de Cuba y por qué médicos y otros profesionales cubanos echan su suerte con los hermanos venezolanos. ¡Jamás podrán entenderlo!