Amor solidario

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Una lectora opina: “No mendigo querer a nadie, quien lo demuestre lo haga sin pedírselo” y otra, decididamente, afirma: “Basta ya de reclamar que posea tiempo para ti o te proponga hacer algo juntos”.

Según algunas literaturas: “Mendigar amor es intentar llamar la atención de alguien para el que en realidad eres invisible. ... Quien quiere a alguien le demuestra su afecto y evita su sufrimiento, pero no lo crea. No esperes a quien no tiene el mínimo interés en ti y obvia cómo te sientes…”

Hay disyuntivas porque desde las emociones existen trasformaciones asiduamente, mientras los sentimientos, si no son genuinos, pueden cambiar, pero amar, en su sentido absoluto, debe prevalecer siempre.

Es una verdad que, para aquellos preocupados por falta de simpatía, después de haberle dado a esas personas tanto cariño, afecto y favores no hay reciprocidad.

El mal agradecimiento es familia de los olvidadizos de las ayudas recibidas en otros momentos, cuando lo necesitaron. Los auxilios los damos sin interés de cobrarlos, pero duele muchas entregas sin correspondencias.

Están quienes perdieron la memoria y ahora, con un poco más de dinero y nueva vida, no recuerdan los tiempos difíciles pasados, cuando la humildad los distinguia.

Mientras otros sirven millones de veces, pero si no lo haces una vez, la califican de falsos. Conocí un señor que a diario, cuando terminaba su jornada laboral, llevaba dulces a sus hermanos espontáneamente, un día no lo hizo, recibió una reprimenda con exigencia y todo.

Un favor es un acto de bondad y generosidad, un bonito gesto de ayuda a los demás que se realiza de forma voluntaria y, aunque a veces estemos tentados a dejarnos llevar por esa negatividad, debemos potenciar todo aquello positivo , para estar bien con uno mismo.

El placer de dar y ayudar son incalculables, constituyen acciones que nos provocan sentimientos de satisfacción plena. La bondad, el bien por hacerlo constituyen los que realmente, luego dan sus buenos frutos, para alimentar la felicidad interna.

En el mundo hay aún muchas cosas por descubrir en las complejas relaciones humanas, pero debemos empezar a apreciar esos pequeños actos de ternura, los cuales, en ocasiones, no les damos su verdadera importancia.

Reflexionemos con Booker T Washington, educador estadounidense: “Creo que he aprendido que la mejor manera de levantarse uno mismo es ayudar a otra persona” y para la madre Teresa de Calcuta, monja albanesa: “Bien aventurados los que dan sin recordar y los que reciben sin olvidar.”

 Hilda Pupo Salazar
Author: Hilda Pupo Salazar
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Periodista especializada en temas de educación y valores. Autora de las columnas Página 8 y Trincheras de ideas.

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