El Padre de Mayorquín
- Por Flabio Gutiérrez Delgado
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Como es habitual en el campo, cruzar saludos aun sin conocer a las personas, nos recibió el centenario campesino Manuel Cruz Rodríguez, el productor más longevo de Cuba vinculado a la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (Anap), que este 14 de junio, también con estirpe de titán, arribó a los 101 años de edad.
Impulsado por sus amistades presentes en el encuentro, Manuel retribuyó su cordial bienvenida al grupo de visitantes, con un fuerte apretón de manos, como para negar que esos brazos ya pasaban la centuria de existencia y si tenían muchas horas de labor en el surco y en el ordeño de vacas en su querido Mayorquín, ubicado en el poblado de Velasco, municipio de Gibara.
Aquejado por su poca visión que le impide continuar detrás de una yunta de buey para aportar a su gente, el experimentado agricultor dialogó con ¡ahora! digital detalladamente su trayectoria laboral y personal, con demostrado derroche de sabiduría, que según él se logra, con una buena alimentación y arduo trabajo de domingo a domingo.
“Mi infancia no fue nada fácil, como no era la de ningún campesino en aquella época. Yo fui el cuarto hijo, de mayor a menor, de los 13 hermanos que tuve y a los nueves años mi padre nos llevó hasta el poblado de San Germán para trabajar en la zafra azucarera, labor que realicé desde esa edad, en difíciles condiciones y muy mal remunerado.
“Así estuve 33 zafras como carretero, o sea, trabajando con mi yunta de buey cortando y tirando caña; en ese tiempo se pagaba a 20 centavos el centenar de arrobas. Allí conocí a mi esposa, hice mi familia y tuve dos hijas que también se incorporaron con nosotros en el trabajo de la tierra posteriormente.
“En el año 1946 regresé para Mayorquín, aunque seguía viajando hacia allá en tiempo de zafra, pero ya sembraba frijoles aquí, pues mi madre me dejó como herencia una porción de terreno y la unimos a la de mi esposa, ya fallecida, para completar ocho rozas de tierra, cultivo donde trabajamos ella y yo, junto a nuestras hijas.
“Hasta el año 1968 estuve alternado el trabajo en la finca y la zafra azucarera en San Germán, sin problema alguno. Pude sobrevivir en esa época sin tener que pagar una multa, ni estar preso, me ganaba una peseta, pero honradamente, sin hacerle daño a nadie.
Campesino contra bandidos
La responsabilidad y fidelidad que mostró hacia el Ejército Rebelde antes de 1959 y en los inicios del nuevo Gobierno, fue motivo suficiente para ser convocado a enfrentar a los bandidos alzados luego del triunfo revolucionario en la región de Las Tunas- Camagüey, donde quedaban algunos malhechores.
“Estuvimos como cuatro años pasando peine y revisando toda esa zona, eso era casi todos los meses dos o tres días, cuando el cuerpo de seguridad nos avisaba.
“Recuerdo que el último día, nos levantaron como a las cinco de la mañana; salieron 27 camiones con personas armadas rumbo a Manatí en Las Tunas, y cuando íbamos para allá, nos dicen unas personas: tengan cuidado, que esa gente están allí en aquella casa.
“Fuimos para allá en caravana. Los cinco primeros que se acercaron a la casa donde estaban los bandidos murieron, porque ellos tenían pilleras y habían preparado algunas condiciones para enfrentarnos, pero éramos mucho más que ellos y les fue imposible resistir. Pensábamos que eran más, pero había solo tres y uno de ellos quedó vivo, precisamente el jefe de esa tropa de bandidos.
“Esas fueron misiones peligrosas, pero hoy nos hace sentir muy orgullosos porque dimos todo por tener lo que hoy tenemos. Mi esposa y mis hijas se encargaban de las producciones en esos periodos mientras yo cumplía esa tarea.

En la unidad está el resultado
Manuel Cruz Rodríguez fue uno de los tantos seguidores que tuvo el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la región y motivados por su obra, integró el movimiento campesino que inició en la zona para entregar sus propiedades y satisfacer las necesidades de la mayoría.
Ante la convocatoria de Fidel para crear nuevas cooperativas agropecuarias, un grupo de campesinos de la comunidad donaron sus tierras e implementos de trabajo para conformar lo que sería desde entonces el principal sustento económico de los pobladores del rural territorio.
El 12 de septiembre de 1977 la localidad de Mayorquín registró un cambio radical que marcaría la vida de sus lugareños, pues ya no eran simples habitantes de una comunidad, sino, una familia que unió su fuerza para lograr el mismo objetivo.
Manuel poseía ocho rozas de tierra, una yunta de buey, dos vacas, un caballo y varios implementos laborales, que pasaron a nombre de la primera CPA que surgió en el oriente cubano nombrada ‘Congreso Campesino en Armas’, ubicada en su natal Mayorquín, en la cual fungió desde su fundación como vicepresidente y luego de su jubilación, como productor.
El día de la inauguración, rememora, “nos visitó Miguel Cano Blanco, en aquel momento Primer Secretario del Partido en la provincia y Pepe Ramírez, Presidente de la Anap en el país, fue algo inolvidable, porque nosotros entregamos todo, pero todo lo que teníamos.
“Usted veía aquello y era bonito, mujeres y hombres trabajamos juntos en el campo para buscar mejores resultados y compartir los frutos. Hoy tocaba sembrar frijoles, allí estábamos todos, mañana teníamos que recoger papa, para allá íbamos.
“Otro aspecto importante de esta fusión. Si a mí me hacía falta algo y otro campesino lo tenía, pues yo podía contar con eso o aquel amigo necesitaba algo mío, sabía que eso no tenía problemas. Era una familia lo que existía en la CPA, por lo cual éramos más fuerte.
La cooperativa, gracias a su unidad y consagración, alcanzó los reconocimientos como vanguardia nacional y provincial, con positivos resultados en la producción y labor sindical.
“Yo estuve detrás de una yunta de buey hasta los 90 años, desgraciadamente no veo bien ya, pero si no fuera por la falta de visión que padezco, seguiría allí en el surco. No obstante, todavía estoy asociado a la Anap, pago la cotización en tiempo, participo en las asambleas y matutinos especiales”.
El también militante del Partido Comunista de Cuba (PCC) obtuvo varias condecoraciones que otorga la Anap, entre ellas, la distinción Antero Regalado, la medalla Romárico Cordero y la orden 17 de mayo.
En la despedida Manuel disertó ante la comitiva con décimas campesinas que reflejaron su sapiencia y vitalidad, emanado del enérgico trabajo en el campo, trayectoria en las que muchos vecinos se basan para afirmar que Manolo: es el padre de los productores en Mayorquín.
La CPA Congreso Campesino en Armas hoy cuenta con 103 asociados, 16 son mujeres, siete jóvenes, un comité de base, seis militantes, un núcleo del partido con 16 integrantes, más un productor ejemplar que deviene referencia para la presente y futura generaciones.
Sus producciones fundamentales se basan en la cosecha de la vianda, granos, frutas y hortalizas, mientras sus productos líderes son el plátano vianda y el frijol. También cuentan con módulos pecuarios y la ganadería, según informó Leonardo Carralero Torres, presidente de la CPA.
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Importante es realizar historias como estas Felicidades también al que la realizó.