Martin Hoffman, solidaridad desde Holanda

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holandes 1Fotos: Germán Veloz
 
Un jubilado holandés de 80 años de edad, cuya familia, desde las hijas hasta los nietos, lo ayudan en su causa, se ha convertido en gran amigo de nuestro país. Martin Hoffman es solidaridad en grado superlativo.

Junto a otros compatriotas forma parte del grupo solidario Cuba Care, del cual es coordinador. En tiempos en que la Mayor de las Antillas tiene que hacer frente a muchos enemigos, reconforta encontrar personas como Hoffman, cuyo único propósito es tender manos.

Él, que vive actualmente en la ciudad de Lemmer y nació en Ámsterdam, en 1938, se dedicó durante mucho tiempo a vender anillos de boda en una compañía, hasta que se acogió a la jubilación. Su niñez se vio impactada por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, en una patria ocupada por los alemanes, la misma donde la adolescente Ana Frank redactó su Diario a escondidas, antes de morir en un campo de concentración.

Sobre esa etapa, de la cual los recuerdos permanecen, narró: “Mis padres eran farmacéuticos en Holanda. Con mi madre y mis hermanos fuimos a vivir a un orfanato, al igual que muchas familias, durante la Segunda Guerra Mundial y posterior a esta. Yo era un niño cuando sucedió esa contienda bélica, tenía siete años al final de esta. Escuchaba mucho de asesinatos y necesidades básicas, como la falta de comida. Recuerdo a los soldados nazis, que mataban a las personas, las trataban como animales, principalmente a los judíos”.

¿Cuándo conoció a Cuba y Holguín?

“En 1998, viajé a Cuba como turista, junto a mi hija Martine, específicamente a Holguín. Observé mucha amistad y sinceridad, mucha alegría en el pueblo, a pesar de los problemas económicos de los noventa. Después de esa estancia, he estado entre 45 o 46 veces aquí. Me gusta mucho la Ciudad de los Parques y su gente.

“Acá me he centrado en ayudar a Ópticas (trajo más de 100 mil espejuelos) y luego en apoyar a casas de niños sin amparo filial, también al hospital Lenin, el Pediátrico y el Banco de Sangre; específicamente al “Lenin”, le doné riñones artificiales y sillas de ruedas, y al Pediátrico, ultrasonidos doppler. También logré entrar aparatos auditivos para una escuela de pequeños sordomudos”.
 
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¿En qué más ha consistido su labor solidaria?
 
“Me he mantenido vinculado a las organizaciones de solidaridad con Cuba, en Holanda. He mostrado mi apoyo y amistad al pueblo cubano, por más de dos décadas, en la lucha contra el Bloqueo y las campañas mediáticas. Siempre he sido recibido en la provincia, en la sede del ICAP, para intercambiar temas de solidaridad y actualizarnos sobre el accionar de Cuba Care”.
 
¿Cuánto de nuestra Isla lo ha impresionado?

“Me llama la atención que los niños cubanos todos llevan uniformes, por lo que no hay distinciones, algo que sí he visto en otras partes del mundo, donde pueden hasta ser marginados. Me sorprende el respeto que les profesan los estudiantes a sus profesores. El sistema de Salud de acá, gratuito por cierto, es de los mejores del mundo, mas necesita mejor infraestructura y suministros, aspectos muy golpeados por el Bloqueo de EE.UU.”.

Usted se ha concentrado en darles apoyo a los niños sin amparo filial…

“Los niños que viven en hogares para infantes sin amparo filial me abren el corazón. Y me asombra el amor con que los trabajadores de esos centros los atienden, con mucha paciencia y ternura. No tuve esa felicidad en el orfanato en el que viví en Holanda, donde el trato era diferente. El Gobierno de Cuba se nota que hace un esfuerzo muy grande para darles un tratamiento especial a estos chicos, en los cuales me veo reflejado.

“Desde mi primer encuentro con ellos, hasta la actualidad, han pasado muchos años, y ya son hombres y mujeres en algunos casos, son personas de bien. Traje a mis tres nietos a la casa de niños sin amparo y ellos también se sensibilizaron con los muchachos, lloraron incluso. Mis nietos quieren continuar la ayuda a través de Cuba Care, se han enamorado, igualmente, de Cuba”.

¿Ha encontrado su segunda patria?

“Veo puntos de contacto entre nuestro trabajo afanoso por ganarle tierra al mar en Holanda y la resistencia del pueblo cubano, ambos países han tenido que crecerse en determinados momentos. Ambos son pequeños y tienen pocos habitantes, pero son consistentes.

“Cuando el Bloqueo culmine, Cuba podrá desatarse de las presiones económicas y comerciales. Habrá más prosperidad, eso es lo que deseo para mi segunda patria. Acá me siento parte de una gran familia. Los cubanos lo comparten todo. Es algo inherente a sus personalidades, únicas en el mundo”.
 
 

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Comentarios  

# Gerard Rutjens 02-03-2019 05:27
Gran entrevista Martin. Bellas imagenes Germán. Saludos de Gerard y Mieke
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