Pequeñas Ligas y Cuba hacen buena liga

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pequeñas ligas 01Fotos: Del autor

El Torneo de las Pequeñas Ligas en Cuba, de la poca cristalería que no hizo añicos la Administración Trump (de instinto paquidérmico) respecto a nuestro país, encontró aquí fertilidad. Stephen Keener, presidente de la organización estadounidense –LLBI, por sus siglas en inglés– que lidera ese movimiento, en una visita a la Isla, reconoció que él y su equipo de trabajo, luego de la incorporación cubana (2019), aplaudieron añadir a quienes disfrutaban tanto como ellos el juego de pelota.

La sola mención, en cualquier certamen beisbolero global, de presencia de la Mayor de las Antillas, basta para identificarle atributos, historia y competitividad al participante. Si además llevas el espectáculo a su suelo –tanto Bayamo como Santa Clara lo demostraron en EE.UU. –, la emotividad está garantizada.

Con los campeones provinciales definidos, en los últimos febreros la etapa nacional inicia en ocho territorios. Beneficiada, por dos años consecutivos, con otorgamiento de boleto directo al ganador cubano hacia la ciudad de Williamsport, donde elencos de norteños e internacionales (se expandieron a 20 en 2023), y abundantes público y cobertura de medios de comunicación, acuden en verano a la llamada Serie Mundial de ese evento, en el condado de Lycoming, estado de Pennsylvania.

Por nuestra geografía se definen titulares regionales, y sábados y domingos, mayormente, las familias van al terreno, porque el “chama” empieza en doble cartelera su paso por la competición. Algunos de los duelos transcurren en beisbolitos, no en todos los que quisiéramos, revitalizando así la base beisbolera, enunciada como espacio o círculo de acción de los muchos esfuerzos por cristalizar, para asegurarle al deporte nacional mejores tiempos y masificarlo de verdad.

pequeñas ligas 02Los valores humanos van tomando forma desde edades tempranas de la enseñanza deportiva.

Hubo y habrá lágrimas tras poncharse –por ahí se comienza a sentir vergüenza–, choques entre torpederos y antesalistas al dejar de pedir la bola en un fly, rodeos de receptores principiantes, coberturas a la defensa, fildeos también de leyenda, batazos “descomunales”, remontadas, nocauts, toques de bola ejecutados con éxito, swines sin esperar un strike, corridos de bases más apasionados que orientados, deslizamientos atrevidos y tiros innecesarios…

Las competiciones de la LLBI acá resultan pródigas en abrazos, congas, entrega total de entrenadores, árbitros, anotadores y recogedores de pelotas, celebraciones, comisiones de embullo, repartición de agua entre compañeritos, aparición obligatoria por partido de cada pelotero de la nómina, saludos y felicitaciones del rival, y locura bajita y lúcida de los de la tierra de Bellán, Luque, Dihigo, Linares, Kindelán y Vinent.

Hay quien va al estadio a recordarse de uniforme infantil, o de padre o madre involucrados en alquileres de transporte, reparación de guantes, acompañamiento en los entrenamientos y elaboración de meriendas. Hay quien exige perfección desde las gradas o el banco, perdiendo de vista pequeñas estaturas y escasa experiencia en asistencias, sacrificios, control desde la lomita o captación de señas.

Y son pocos y fanáticos los mudados con coros desagradables y análisis inadecuados de esa categoría (10-12 años), injustificables en cualquier nivel y escenario, pero más dañinos a oídos de las primeras edades, prestas a la formación, al respaldo anímico, al ejemplo.

Entre otras claves del futuro, las maneras de favorecer a las Pequeñas Ligas en Holguín y la Isla pasan además por apoyar al Inder desde otros sectores e instancias, insertando en dichas jornadas entonaciones del Himno Nacional a cargo de coros de niños y niñas, organizando fiestas con ofertas culturales y gastronómicas, invitando a veteranos atletas u obreros y científicos destacados a tirar el envío simbólico, ayudando en chapea de jardines y marcaje al personal de mantenimiento, transmitiendo por una emisora, sintiéndose parte de un sollozo, un choque de manos, una algarabía, una lección deportiva o de vida.

Nelson Rodríguez Roque
Author: Nelson Rodríguez Roque
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Licenciado en Estudios Socioculturales Periodista Deportivo y de temas Históricos y Políticos

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