Con Cuba en su imaginario
- Por Nelson Rodríguez Roque
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Haber visitado exóticos parajes y ciudades ancestrales le ha reportado vivencias y ópticas diversas. Fotos: Cortesía del entrevistado
De Moa se llevó Víctor Hugo Pérez Gallo (Nuevitas, 1979) lo popular y la magia para su prosa. De apropiaciones y añoranzas habla quien durante una década residió en dicha comunidad minero metalúrgica. “Lugar de las aguas”, como nos legó la lengua arauca a territorio moense, así sigue consintiendo, desde Zaragoza, España, a su tierra roja de lluvias impacientes.
El novelista, sociólogo y ensayista, en funciones de profesor universitario allí, se sintió enriquecido en muchos sentidos: “A nivel personal, aprendí grandes lecciones de vida, al convivir estrechamente con sus habitantes. Compartir de ese modo, me permitió conocer de cerca costumbres y formas de entender el mundo”.
Y acertó al plasmar aquellos encuentros en sus personajes de obras literarias. Donde se extrae y funde, donde la juventud se asentó en masa, encontró espacios, a través de la docencia “para alimentar mi pasión por la lectura y la escritura. Recuerdo especialmente aquellos momentos en que lograba apartarme y profundizaba en nuevas corrientes literarias o terminaba algún relato”.
Lo que más conserva de aquella etapa, reflexiona, fueron los meses transcurridos investigando sobre ricas tradiciones mágico-religiosas de la zona, como creencias y ritos de origen africano.
La apasionada indagación derivó luego en su libro Las minas del olvido (Premio Abril, 2014), en el cual quiso expresar el sincretismo espiritual tan arraigado, mediante ficción literaria. “Fue, sin duda, el proyecto creativo más enriquecedor de mi paso por el municipio holguinero”, recalca el también Doctor en Ciencias Sociológicas.
¿En qué corrientes enmarca su obra literaria?
“Mis escritos generalmente se refieren a sociedades distópicas y/o ucrónicas, donde el control está instalado en las conciencias colectivas, que son constantemente bombardeadas por símbolos, vehículos subjetivos que legitiman ideas de una burocracia que domina completamente el mecanismo institucional del Estado, sociedades que están más allá del capitalismo, o el socialismo, como sistemas.
“Los críticos dicen que en mis novelas se nota la influencia de escritores norteamericanos e ingleses como Neil Gaiman, Tim Powers y Philip K. Dick, una rareza en la literatura escrita en Cuba e Hispanoamérica sobre estos temas, ya que mis novelas las enmarcas en períodos históricos definidos como el siglo XIX. Además, de mis novelas consideran mis textos como ‘narrativa mestiza híbrida entre Terry Pratchett y los hermanos Arkadi y Boris Strugatsky’.
“Si bien es difícil encasillarme dentro de una única corriente literaria, puedo decir que gran parte de mis relatos beben de la tradición mágico-hermética. Desde muy joven, quedé fascinado por las lecturas de Gina Picart, pionera en Cuba al abordar en sus narraciones temas como el misticismo celta y la sabiduría de antiguos druidas.
“Su capacidad para transmitir antiguas creencias, desde el prisma de la ficción, caló profundamente en mí y significó toda una revelación. Más adelante, textos como La Rama Dorada de Yeats o el estudio de Margaret Murray sobre la Brujería en Europa Occidental, contribuyeron de manera determinante a moldear mi visión como escritor”.
Víctor Hugo Pérez Gallo logra equilibrio entre ficción e historia en sus obras literarias.
¿Cómo hace para insertar figuras históricas cubanas y españolas en la literatura de ficción?
“Vivo constantemente con ellas: Ignacio Agramonte, Santiago Ramón y Cajal (Premio Nobel español, que estuvo afincado como militar en el norte de Camagüey en 1873); Henry Reeve, El Inglesito; Alfonso I, El Batallador, rey de Aragón y Pamplona. Yo convivo con ellos. Mejor dicho, vivo a través de ellos y así hago mi literatura. Cuando incluyo personajes históricos reales en mis novelas, mi objetivo primordial es que enriquezcan trama y ambientación histórica de forma verosímil. Para lograrlo, realizo una investigación minuciosa sobre esas figuras, su biografía, contexto histórico, ideas, relaciones personales y otras facetas.
“Una vez comprendo a fondo quiénes fueron y qué papel desempeñaron, procedo a imaginar circunstancias y diálogos plausibles donde podrían interactuar con personajes de ficción. Siempre respeto los hechos históricos comprobados sobre ellos, pero me tomo libertades literarias, como se las tomaron seguramente historiadores que escribieron sobre ellos. El reto es plasmar su presencia de un modo que se sienta auténtico y no me impida desarrollar la trama de ficción. Su inclusión debe aportar matices a la narrativa y ambientación de la época que retrato.
“Al final, el objetivo es aprovechar el potencial de estas figuras reales para sumergir mejor al lector en el contexto histórico, sin que en ello se pierda la libertad creativa propia de la novela. Con investigación y sutileza se puede lograr una combinación enriquecedora”.
¿Cuánto aporta haber vivido en tantas ciudades o visitar parajes exóticos?
“Me he dado cuenta que, pese a diferencias culturales, la naturaleza humana es universal. Independientemente del lugar de nacimiento -ya sea Roma, La Habana, Varsovia o Vientián- compartimos la capacidad de amar u odiar, así como las ambiciones propias de nuestra especie.
“Si bien la cultura moldea nuestras costumbres, existen arquetipos en nuestro comportamiento y emociones que se repiten a lo largo de la historia dondequiera que habitemos. La experiencia de estar en Camboya y visitar el magnífico Templo de Angkor me ha brindado una nueva perspectiva sobre la espiritualidad humana. Estar en un entorno con otra cosmovisión y tradiciones me ha permitido ampliar mis miras a la hora de abordar la literatura.
“En definitiva, comprender las semejanzas, más allá de las diferencias, nos recuerda que, en esencia, todos formamos parte de una misma humanidad, capaz de brindarnos emotividad. Estar abiertos a otras culturas enriquece la capacidad de narrar lo humano”.
¿Es difícil ejercer la docencia y a la vez insistir en el oficio de escritor?
“Aprendo todos los días; cuando imparto clases de mis estudiantes, sean lecciones de Escritura Creativa o de Sociología del Conocimiento. E intento triangular mis enseñanzas. Eso sí, cada vez leo menos, por una cuestión de tiempo. Ser docente y escritor, simultáneamente, conlleva su complejidad, pero también grandes satisfacciones.
“Por un lado, requiere organizarte de una manera eficiente, para dedicarles suficientes horas tanto a preparación de tus clases como a la escritura de tu obra. Esto implica flexibilidad y autodisciplina, en aras de distribuir tu jornada laboral. Sin embargo, ambas actividades se enriquecen mutuamente. La docencia te mantiene actualizado y en contacto con nuevas perspectivas desde tus estudiantes. A su vez, la práctica de la escritura aporta herramientas y conocimientos que puedes transferir al aula”.
Nuevitas y Camagüey son lugares importantes en sus historias. ¿Cuán cercano se puede estar residiendo en Zaragoza la mayor parte del tiempo?
“La villa de San Fernando de Nuevitas, enclavada en la bella comarca de Santa María del Puerto Príncipe, encierra para mí una belleza mágica. Llevo a Cuba en mi imaginario, esté en Roma o en Rotterdam; he visto fragmentos de Camagüey en Hanói; he probado el sabor del pescado frito que pesqué en mi infancia en una aldea marítima en Grecia; la épica de nuestras guerras de independencia la he sentido en las cargas de los aragoneses en el siglo XI, contra los poderosos musulmanes almorávides. No es mera cercanía geográfica, ya que vivo a través de la memoria de esos paisajes”.
Comentarios
Que ama a Moa como a su natal Nuevitas, extraña a sus amigos y familia, que vive en Zaragoza pero no deja de pensar en su Cuba bella.
Felicidades Victor Hugo, me siento orgulloso de tí y de tus resultados profesionales.
Éxitos en tus próximas obras literarias y espero poder abrazarte muy pronto amigo.
Dr. Julio Montero Matos
Profesor Titular
Dpto de Minas
Universidad de Moa