De lomas y llanos es Mariluz

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entrev enfermera 01Fotos: Cortesía de la DPS

El lomerío y la llanura conocen de sus pasos. Muchos saben del calor de sus manos cuando de aliviar y prevenir dolores se trata. Así ha sido en las más de tres décadas que abraza la profesión “más humana, solidaria y requerida de amor al prójimo”.

Fiel a sus orígenes vinculados a los intrincados parajes de Arroyo Seco, distante a unos 40 kilómetros de Mayarí, la licenciada en enfermería Mariluz Simales Cruz es hoy una de las principales escuderas del bienestar y la vida de los montañeses de toda la zona del Plan Turquino de su municipio.

Es hija de un matrimonio de campesinos, que sufrió los rigores de la vida del montañés antes del ´59, para criar y salir adelante con su prole de seis muchachos, nacidos todos por el favor y la sapiencia de la comadrona del barrio.

Por eso, ella se prometió a sí misma que lucharía por contribuir a dar bienestar y vida a los vecinos de recónditos lugares, pero no fue solo ella, pues otras dos de sus hermanas le siguieron sus pasos y optaron por el uniforme blanco y la cofia.

No ha fallado a su juramento, porque aunque la familia bajó del lomerío cuando apenas tenía tres años de edad, siempre ha estado vinculada a la zona donde están los cimientos de los Simales Cruz. Allá regresó primero a cumplir su servicio social durante dos años y luego han sido reiteradas las visitas como asesora general de Salud en el municipio de Mayarí, para atender las áreas rurales y las del Plan Turquino.

Mariluz habla con total desenfado y una impresionante seguridad que lleva al interlocutor hacer vivir sus descripciones. “En la escuela afiancé mi vocación a través de un círculo de interés atendido por una enfermera. Primero hice el técnico medio en Mayarí y al terminar con Título de Oro me ubicaron de profesora en la escuela de enfermería del municipio”.

Aunque también hizo dos años de servicio social en el consultorio de Arroyo Seco. “De ahí yo había salido muy pequeña, por lo cual no conocía a las personas del lugar, pero en la comunidad todos recordaban a mi familia y no había un campesino que no me hablara de los Simales Cruz. Resultó una etapa bonita, aleccionadora en mi desempeño laboral, pues encontré mucho apoyo en todas las actividades relacionadas con la vacunación, prueba citológica, el Programa Materno Infantil… Ese período lo recuerdo con mucho cariño y agradecimiento”.

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A la seño Mariluz también la entusiasma referirse a su época de docente, “porque de mi labor dependía preparar y preparar bien el recurso humano tan imprescindible en esa parte del territorio holguinero”.

Sin embargo, ella quería seguir superándose, por eso a la vez que se mantenía de profesora, optó por la licenciatura. “Fue un sacrificio muy grande, porque esa decisión la tomé durante la dura etapa del Período Especial en Cuba, cuando trasladarse de Mayarí a Holguín y viceversa, no era nada cómodo; además de otras tantas vicisitudes impuestas que incidían en el normal desarrollo de la vida del país. En ese momento vivía en el poblado de Guatemala”.

“También en esos años trabajé en la parte asistencial en el Cuerpo de Guardia del hospitalito de Guatemala hasta que fui nombrada en el cargo que desempeño en la Dirección Municipal de Salud, responsabilidad que me ha permitido desandar prácticamente todos los parajes montañosos de Mayarí, nada cómodo de verdad, aunque sí muy aleccionada experiencia.

“Aquí en el Plan Turquino hay 11 consultorios, distribuidos en los Consejos Populares de Pinares de Mayarí, Arroyo Seco, La Yúa y Cabonico de Levisa. La totalidad de esas estructuras están cubiertas por el equipo de Médico y Enfermera de la Familia. Las enfermeras, por lo regular, radican en las comunidades de donde son oriundas, lo cual es una gran fortaleza.

“Es casi imposible de describir la labor que despliega ese personal en esos sitios tan apartados. Por ejemplo, en Arroyo Seco son cinco consultorios, todos de difícil acceso, a 40 kilómetros de la cabecera municipal. Para llegar al de Jicotea es preciso cruzar siete pasos de ríos y ahora con las transformaciones de la presa Mayarí, ellas tienen que trasladarse hasta en bote para llegar a su población”.

Afirma que hay mucha historia por contar de las experiencias riesgosas, pero al propio tiempo, edificantes. “Hay comunidades donde apenas viven 10 familias y a ellas hay que visitarlas, en la mayoría de las ocasiones a lomo de mulo para hacer el terreno o acciones de prevención de salud. Además, en no pocas ocasiones es preciso vencer largas caminatas para trasladar un paciente. Son hechos que enaltecen la faena diaria del personal de enfermería dispersa en la zona rural”.

“De ahí la importancia de que estos profesionales ubicados en el lomerío sean lo más resolutivos posible en sus obligaciones diarias, para lograr evitar tener que bajar al paciente, si no es realmente necesario. El otro día conocíamos del accionar rápido y eficiente de una de esas muchachas que extrajo una cucaracha del oído de un niño. Fue un acto decidido y arriesgado, pero evitó el sufrimiento del pequeño y que una familia se moviera de la loma hasta Mayarí”.

Y así es todo desde las visitas a las embarazadas, a los enfermos hasta las campañas de vacunación. “Primero citan de conjunto con las organizaciones de masas para que asistan a los vacunatorios. En Arroyo Seco existe uno, pero a los niños hay que trasladarlos de los lugares recónditos hasta ese punto. Siempre se cumplen estas actividades con un trabajo multidisciplinario y comunitario digno de destacarse, como fue cuando la vacunación contra COVID-19, todos los montañeses recibieron sus dosis”.

Desde su responsabilidad asume la importancia de mantener siempre la vinculación y contacto directo con el personal que labora en la parte rural y principalmente las de mayores dificultades en el acceso, primero logrando que esté la cobertura completa y con profesionales de los más capacitados.

“En la ciudad se puede ir al policlínico, hospital u otra institución de Salud, pero allá arriba si no hay para dónde coger que no sea ese médico y enfermera del consultorio, por eso tienen que ser los mejores, más capaces”, destaca.

Para sintetizar que “la enfermería es una profesión que es de mucho amor, quien no la siente no debe optar por ejercerla. Es amar al prójimo, sentir el dolor del enfermo y empatía por el paciente al cual está atendiendo. La enfermera es la madre, la amiga, es la reina de esa comunidad donde despliega su labor profesional”.


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Comentarios  

# Osmaida 02-11-2024 20:53
Muchas felicidades para la seño Marilú, por su historia , por su experiencia por su accionar con su población le deseo muchos éxitos
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