“Tabaquito” prendió en Girón

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Foto: Del autorFoto: Del autorEs de un tabaco en otro. Fuma sin parar. Desde hace casi seis décadas, le apodan “Tabaquito”. Una foto suya de adolescente, con aspecto de integrante del Ejército Rebelde, cuelga al fondo de la sala de su casa, en el reparto Hilda Torres.
 
Gerardo Álvarez (San Germán, 1946) no subió a la Sierra Maestra: Luchó contra bandidos en el Escambray y Matanzas, y fue de los primeros 100 internacionalistas que pelearon en Angola. Apenas entrado en la juventud, una bala le hirió un muslo, mientras “limpiaba” la Isla de apátridas.
 
Puede que sea el único combatiente de Playa Girón que permanece activo en el MININT, de cuya Unidad de Investigaciones Criminales y Operaciones de Holguín es capitán. Sacó de cada manglar a mercenarios de la brigada de asalto 2506, cuando pretendían hacer de Bahía de Cochinos su “Cuba aparte”, a la espera de que John F. Kennedy les hiciera el favor de intervenir más.
 
A la vuelta de 57 años, “Tabaquito” sigue pensando que lo mejor de aquellas jornadas fue ver al Comandante en Jefe en la primera línea de fuego, sin esconderse en Palacios Presidenciales. Haciendo oídos sordos a su escolta, que quería protegerlo, pero podía más aquello que de un hombre se escribe figuradamente.
 
En abril de 1961, Álvarez se encontraba estudiando en la Escuela de Oficiales de Matanzas, de donde tenía que graduarse de responsable de milicias: “Al producirse el desembarco mercenario, recibimos órdenes, el mismo día 17 en horas de la mañana, de partir para el central Australia, en el cual se encontraba, al frente de las tropas cubanas, el compañero José Ramón Fernández”.
 
 “Fernández nos dijo que, por orientación del Comandante en Jefe, se mandarían a los miembros de la Escuela de Oficiales a la zona de Palpite y Sopillar, en cuyo territorio se estaban produciendo desembarcos de paracaídas. Eso era una cabeza de playa. Atendiendo a que poseíamos experiencia en la lucha contra bandidos, se nos comunicó la misión”, narra.
 
“Antes del mediodía, teníamos que desalojar a las fuerzas títeres, no fuera que les diera por formar un gobierno provisional y reclamar la intervención estadounidense directa”, asegura.
 
Palpite está del central Australia como a 12 ó 13 kilómetros, por eso se trasladaron en camiones o guaguas. Cuando habían avanzado algo, apareció la aviación enemiga: “Nos saludamos, porque esta tenía insignias cubanas, mas, a los pocos minutos, retornó y nos atacó con todo, ametrallándonos y tirándonos bombas y napalm. Ahí tuvimos los primeros heridos y fallecidos en nuestras filas. Fueron dos ataques y nos replegarnos en la carretera, entre carros incendiados; sin embargo, continuamos la marcha”.
 
El todavía dinámico veterano rememora que “Fidel arribó en horas de la tarde y manifestó que se nos sumarían la Columna Uno del Ejército Rebelde y el Batallón de la Policía, que llevaban tanques y baterías de morteros. Lo contraofensiva empezaría a la medianoche. Nuestra aviación no era tan fuerte en efectivos, como la de los oponentes. Salimos por la carretera hasta Playa Larga, que era, obligatoriamente, el único acceso, pues los alrededores estaban cubiertos de ciénaga”.
 
Se añadieron las unidades revolucionarias con sus “cuatro bocas” y así enfrentaron al enemigo en Playa Larga, sitio en el cual este había hecho trincheras en una rotonda y tenía de rehenes a constructores, campesinos y brigadistas.
 
El combate fue encarnizado, el jefe de su compañía, la tercera, el teniente Juan de Dios Díaz, cayó muy cerca de las zanjas mercenarias, por un cohetazo. Hicieron que tuvieran que irse los invasores hacia Playa Girón y liberaron a los prisioneros.
 
“En Girón la cosa estuvo fea, pero los derrotamos en menos de 72 horas. Hubo varios fallecidos de los nuestros, principalmente de la Policía”, dice haciendo un recuento de las jornadas del cuarto mes, en que la cobardía se frenó en la Ciénaga de Zapata.
 
Por “Tabaquito” no hubo que pagar indemnización, tampoco fue engañado (como se justificaban los mercenarios), ni era cocinero, porque con 16 años también se puede saber de qué lado está el deber.

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Comentarios  

# Jorge Manuel Alvarez Iglesias 13-05-2018 17:21
Hola, necesito que me especifique qué edad tiene realmente Gerardo Alvarez(San Germán, 1946), pues si resto 2018-1946=72 años, sin embargo en el párrafo…”A la vuelta de 57 años, “Tabaquito” sigue pensando…”, existe una pequeña diferencia de 15 años.

En espera de su aclaración…,un lector consternado.
Jorge M. Alvarez Iglesias
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