El filántropo Manuel…
- Por Yenny Torres
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Manuel Alberto Leyva Estupiñán.
Por el poder de la tecnología y las redes sociales, donde es muy popular, muestra a los demás parte de su vida, su trabajo, en cada pos. Mas, las palabras me atrevo a reajustar: se trata de alguien que con su trabajo social y con verdadero Poder Popular crea redes en pos de los demás, más allá de la tecnología, como forma de vida.
Manuel empuja proyectos, ideas, soluciones, del mismo modo que se aferra a los pedales de su “palmiche”, una bicicleta de guerra. Posee la rica sencillez que ofrece nacer en el campo. El menor de cuatro hermanos. El único varón. Su padre, albañil; su madre, ama de casa. La primera visión futurista: ser profesor. Ducho en Matemáticas, Física, Química; pero quiso dejar la ingeniería para la hermana.Cinco pruebas de ingreso. Una ojeada a “Qué voy a estudiar”. Su decisión: Derecho.
Llega a la Universidad de Holguín tras graduarse. Labora con trabajadores sociales que aquí estudiaban. Cumple misión en Venezuela. Al regresar transita por diferentes cargos hasta ser hoy el Decano de la Facultad de Ciencias Sociales.
“La facultad tiene 228 profesores, abarca las carreras de Psicología (diurno y por encuentro), Derecho, Historia, Historia-Marxismo-perfil pedagógico, Gestión Sociocultural para el Desarrollo, cuenta con un Centro de Estudio de Cultura e Identidad, con un doctorado, 4 Maestrías, 14 diplomados, es la segunda de mayor matrícula en la Universidad de Holguín. Una de mis metas es lograr un ambiente laboral favorable y creo que lo he logrado, pues somos una gran familia.
Con la llegada de la COVID todo ha cambiado. Por la complejidad de estos tiempos hemos desarrollado labores de mensajería, limpieza, pantry, guardia obrera, entre otras, fundamentalmente, en la sede “Celia Sánchez”, hoy convertida en hospital”.
Su máxima: no solicitar algo que no sea capaz de hacer. “Cuando hemos ido a zona roja los primeros en estar somos los cuadros, con la confianza que da el ejemplo, las personas generalmente cumplen cualquier tarea”.
“En 2017 comencé mi labor como juez en el Tribunal Municipal de Holguín y luego en el Provincial, en la Sala de lo Penal, donde colaboro en calidad de juez profesional suplente no permanente. Cuando hay muchos juicios, me llaman y yo organizo mi agenda y participo. Ese mismo año comencé una labor muy bonita también en la Asociación de Bomberos Voluntarios de Cuba, una organización no gubernamental que colabora con el Minint en la preservación, custodia y en evitar incendios en entidades no esenciales, además de realizar charlas.
“Soy vicepresidente aquí, miembro del Consejo Provincial y del Consejo Nacional de la Unión de Juristas de Cuba, organización no gubernamental, autónoma y autofinanciada que entre sus finalidades tiene la superación, lo cual coincide con la labor que hacemos en la Facultad y Departamento de Derecho”.
Durante el proceso de elección de los candidatos a delegados a la Asamblea Municipal hablaron con Manuel para que asumiera la responsabilidad. “No acepté, pues estaba bien complicado, pero luego fue a mi casa una delegación de viejitos dignos del núcleo zonal y no pararon hasta que di el sí.
“Esta es una labor tremendamente sacrificada, pero a la vez muy gratificante, cuando se resuelve algún tipo de problema, trámite o sale alguien satisfecho. Fui electo por la circunscripción 22 (Piedra Blanca-Camino militar- Veterinaria, etc.), la cual supe después que es la más grande de la provincia, con más de cuatro mil personas, 27 CDR, dos consultorios 2 bodegas... Muy grande y compleja, porque tiene barrios periféricos con muchas deudas sociales.
“Ante problemas acumulados durante décadas, con recursos finitos, se hace bastante difícil atender necesidades. Desde la Asamblea Municipal se realiza un trabajo que sólo viviéndolo se aprecia su nivel de complejidad, sin horas mi descanso”.
La construcción de una alcantarilla en la calle 18, en Piedra Blanca; la reparación, tras años sin funcionar del consultorio No.2 de allí; la fabricación de un nuevo puente para el acceso al barrio de Veterinaria, donde cada vez que llovía quedaba incomunicado, con 30 años saliendo la inquietud en los procesos de rendición de cuentas del delegado; la actual obra en la bodega; el asfalto en un pedazo de la vía Nicio García; y la realización de un grupo de viviendas por subsidio están entre las satisfacciones logradas por Manuel.
“A mí la burocracia se me hace un poco difícil, me gusta mucho el recorrido, visitar familias. En Holguín tenemos delegados muy cumplidores, trabajadores…me quito el sombrero ante ellos; aunque tengo más visibilidad por el uso de la redes, no me considero el más destacado”.
Y es que la modestia es otra de sus cualidades. Conversamos en un lapso de tiempo entre las tareas del vacunatorio de su localidad y la visita a la bodega para buscarle la cuota a una familia aislada.
Tras madrugadas enteras de estudio, en junio pasó a ser uno de los dos únicos Doctores en Ciencias Jurídicas de la provincia.
“Ni yo mismo sé cómo me da el tiempo, en ocasiones estoy en una actividad y pongo la alarma, en medio de una reunión pido permiso, salgo para otra… tengo el apoyo inestimable de mi familia, que me formó en el sentido del sacrificio; de mi esposa, también profesora de Derecho, con un nivel de comprensión bastante alto; de mi bicicleta, con la que atravieso un triángulo de las Bermudas cada jornada: Piedra Blanca-Centro Ciudad-Sede Celia Sánchez). Mas, creo que con voluntad y deseo cualquier diligencia sale, además de la planificación para otorgar calidad a la solución de problemas.
“Lo mejor que me ha sucedido en la vida son mis dos niños. La mayor, Liz Gabriela, con 15 años, es igualita a mí, desde chiquitita recitaba, practicaba ajedrez, iba a concursos; yo con mi agenda medio loca y ella acentuándolo más. Y Manuel Andrés, muy cariñoso, amable, con una bondad infinita.
“El ejercicio práctico del Derecho es apasionante, tentador, maravilloso. Aunque ya me hice Doctor, seguir aprendiendo el componente práctico siempre es un reto. Pienso estudiar portugués como segundo idioma, para obtener la condición de profesor titular, pues ya vencí el inglés. Siempre he trabajado el tema de la corrupción administrativa, el bien jurídico, el Derecho Penal en sentido general”.
Agradecido de su Universidad, con la que posee alto sentido de pertenencia, tiene artículos publicados en revistas jurídicas de Estados Unidos, Argentina, Colombia, Chile, Perú, y en Cuba. Pone en práctica lo aprendido en albañilería con su padre. Se preocupa por la educación de sus hijos. Tiene un montón de sueños y mucha gente que lo quiere. Manuel Alberto Leyva Estupiñán milita en el bando de los imprescindibles, por su talento y entrega, pero sobre todo, por su humanismo, vocación filantrópica y pasión por la justicia.