Un país más dulce
- Por Reynaldo Zaldívar
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Cuenta mi abuelo que cuando había zafra recorría con sus compañeros, muy jóvenes todos, largos kilómetros a pie en busca de trabajo. A veces iban desde un municipio a otro. Lo importante era trabajar. No había muchas opciones, y aquella, aunque dura, sacaba a la familia adelante. Se trabajaba bajo el sol todo el día, bultos y bultos de caña cortada y apilada sin otra tecnología que sus brazos y espalda de acero.