Incompetente
- Por Hilda Pupo Salazar
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La incompetencia es un mal padecimiento donde esté, pero si quien la tiene ocupa un cargo tanto en un centro laboral, lugar de servicio público, organismo como en una organización, por citar ejemplos, todo empeora peligrosamente con actitudes autosuficientes, desde la mayor ineptitud.
Los incapaces, como quienes no tienen la capacidad suficiente para hacer ciertos procederes, especialmente llevar a un buen fin un encargo o tarea los zapatos aprietan, cada vez más, en largo camino para hallar soluciones inteligentes, desde la flexibilidad, agilidad y brillantes hasta llegar al éxito del asunto.
Esos que en vez de materia gris tienen un tenis en la cabeza, ante una problemática presentada, proponen las soluciones más absurdas y ocasionan molestia a muchas personas inocentes, con un pensamiento torcido y disposiciones descabelladas.
Nunca vaya a esperar algo perspicaz de alguien sin neuronas. Poseen ideas mancas, acuden al facilismo, ante su torpeza prefieren delegar y se pavonean como persona de éxitos.
Unos dicen que ellos tarde o temprano muestran su ineptitud, pero malo es descubrir su inhabilidad, cuando el daño ya está hecho.
Estrechos de mente llamamos a esos escasos de saberes y pobres colectivos con personajes así, porque son contrarios a la productividad, eficiencia, eficacia y el buen hacer, por tanto, dañan con su maléfica obra a un correcto funcionamiento en su escenario.
Referimos al típico personaje quien no solo trabaja mal, sino que su impericia provoca una carga mayor de labor al resto del colectivo.
Tales individuos no son conscientes de su inexperiencia, tienden a sobrestimar su propia capacidad y no son dados a reconocer la habilidad de otros. Se presentan como un completo profesional, aunque en realidad no dejan de ser un advenedizo en su puesto.
Estas son algunas características de ellos: Culpar a los demás, es decir, siempre habrá una persona a la que se le pueda atribuir de los males y lo triste es no reconocer sus errores; apropiarse de los logros de otros o ponerse medallas ajenas y decir que su desempeño es determinante, porque aunque le hayan filmado cometiendo el mayor crimen, siempre lo negará.
Engrosan la lista quienes no dan la cara ante los problemas, se defiende de todo, para protegerse llegan hasta lo insólito; la búsqueda de falsos testigos, para apoyar las farsas, porque en esa hora sobran los “guatacones” o idean un complot con “enemigos” que quieren dañar el prestigio y honestidad de esos “santos imprescindibles” o mejor dicho: ñames con corbatas.
Comentarios
Si ellos leyeran el artículo estarían de acuerdo con el mismo, porque son tan incapaces que no se vería retratados.
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