Responsabilidad
- Por Hilda Pupo Salazar
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Para nadie es un secreto la situación compleja de la provincia epidemiológicamente. El nivel de infestación con el mosquito Aedes Aegypti es mayor en unos lugares que en otros.
Cada quien tiene sus propias filosofías al respeto, pero nunca debía obviarse el alto costo que significa para la nación una tarea como esta y la necesidad del buen hacer, para no fallar.
Aún la falta de percepción del riesgo, al igual que violar procedimientos y no fiscalizar con total efectividad conspiran contra los positivos resultados a que se aspiran, pero todo el que haga alga mal hecho ¿A quién engañamos?
Recibo un correo desde el municipio de Antilla, que menciona deficiencias en esta Campaña en esa zona y, como dijo la colega Lourdes Pichs, la falta de unidad entre las estructuras de la comunidad y los trabajadores antivectoriales define bastante los resultados.
Al conocer estas confesiones y otras experiencias expongo algunas cuestiones vitales, para consolidar el éxito: se requiere no fallar en los sistemas de aviso, lo mismo por parte de las organizaciones del barrio, como los de la Campaña, de esa forma las visitas a las casas no son imprevistas, ni inoportunas con el tiempo razonable para preparar las complejidades de un hogar.
Debemos tener más cuenta, para ganar en calidad, de la fumigación en las cuadras mediante los carros preparados para ello, que se hace sin avisos, además el humo abundante es un requerimiento de la desinfestación.
El llamado autofocal comprende todas las acciones realizadas en los domicilios tendentes a eliminar los vectores o criaderos de mosquitos. Hoy, la falta de ejecutarlos correctamente, conspira contra tantos esfuerzos y buena voluntad de acabar con el Aedes.
Muy negativo para la misión es negarse a recibir los abnegados integrantes de la Campaña, porque ese es un hogar sin tratamiento, por tanto, crea un serio obstáculo en la zona.
La responsabilidad debe acompañarnos como ciudadano, sumado a la estrategia de mejorar la higiene de nuestro entorno y cambiar la situación espinosa de la provincia. El compromiso no solo es gubernamental, cada uno cuenta como vecino y residente.
No ayuda para nada si convertimos la necesaria atención de contrarrestar esos males en Holguín en un “culpa-culpa” entre fumigadores y fumigados, porque de esa manera en esta batalla en el ring no hay ganadores y necesitamos triunfar en beneficio social.
Deben compartirse las buenas experiencias, así como destacar casas y cuadras libres de ese mosquito, más la atención de excelencia a los hombres y mujeres integrantes de la Campaña, que va desde recibirlo con buen carácter u ofrecerles agua o café. No se justifica ningunas imprecisiones en la atención a ese sacrificado personal que luchan por el bien común.
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