Pobre y sabio
- Por Hilda Pupo Salazar
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Muy definitorio en el tipo de persona que eres son las cinco direcciones a mirar siempre: para adelante marca el rumbo escogido; atrás te recordará de dónde vienes; abajo evita pisotear a otros; al costado señala a quienes te acompañan en momentos difíciles y arriba los que te cuidan.
Si se omite una de esas trayectorias, la existencia no es completa y olvidamos una parte esencial de nuestros días. El modo de mirar al frente, nos califica, porque no es lo mismo la mitad del vaso lleno o vacio.
Debemos aprender a levantarnos, cada vez, que nos caigamos, luchar por nuestras metas con perseverancia, el perdón para quienes nos hieren y nunca declararnos derrotados. Si actuamos con optimismo tarde o temprano llegará el triunfo.
Otra gran dificultad es encaramarnos en los demás, para poder ascender. Es totalmente deshonesto subir si utilizamos como escalera el historial de nuestros compañeros, ponemos zancadillas o practicamos con disimiles obstáculos.
No cabe otra palabra que agradecimiento a quienes están a tu lado, cuando los necesitas no importa la situación. Ya sea un familiar o amigo es muy reconfortante recibir una mano abierta de apoyo. La confianza en que si podemos y la certeza de estar siempre acompañados a la hora de labrarnos el destino nos fortalece la esperanza.
Hay personas que, en medio de un tiempo más prospero y mejores condiciones, olvidan su pasado humilde. Es tremendo error no acordarse de las raíces.
Hacerse los importantes es la más tonta forma de accionar y no recordar la génesis. Denota un borrón en la memoria imperdonable. La falta de modestia, autosuficiencia y utilizar un lenguaje “más fino”, para calificar un linaje superior caracterizan a esos “adinerados” de nuevo tipo.
Reflexione con esta fábula llamada: El más pobre y sabio
Latif era el pordiosero más pobre de la aldea y, también, el más sabio. Un día el Rey comprobó ese talento y lo llevó al palacio como consejero. Le consultaba todo y eso despertó la envidia de los otros cortesanos quienes le inventaron que Latif quería derrocarlo.
Puedes confirmarlo, le dijeron. “Cada tarde, Latif se escabulle del palacio hasta el ala sur y en un cuarto oculto se reúne a escondidas, no sabemos con quién.
“¿Estás conspirando contra mi Latif?” pregunto el Rey.
“¿Cómo se le ocurre, majestad?” contesto Latif. “De ninguna forma, ¿por qué lo haría?”
“Pero vienes a este cuarto cada tarde en secreto” le dijo el soberano.
Latif sonrió y expresó: “Hace sólo seis meses cuando llegué era inmensamente pobre y ahora disfruto de tantos lujos que vengo a mi origen cada día para estar seguro de quién soy y de dónde vengo”.
Comentarios
Que trabajo tan interesante estimada Hilda Pupo Salazar. ¡!!cuanta química en el orden conceptual tenemos o compartimos. Eso me hace muy feliz, al pensar, --luego de una reposada lectura de su obra--, que años por año he estado denunciando a los que practican miserias humanas. Y no se trata de personas del montón, que es lo más triste del asunto. Hay profesionales que se prestan como negativos autores de esta desdeñable conducta. Les comento, además, que pudiera bajar todos los párrafos, y comentar cada uno de ellos. Hay mucha harina en este costal. Parto en consecuencia de este: ‘’hay personas que, en medio de un tiempo más próspero y mejores condiciones, olvidan su pasado humilde. Es tremendo error no acordarse de las raíces.’’ Mire que objetividad usted expone. Hace unos días en mi perfil de Facebook ante una persona que me cuestionada por defender tanto nuestro proyecto social, que átono con lo expuesto por usted, en una parte le comenté: ‘’absorto en esas divagaciones se fueron despejando todas las incógnitas a responder sobre mi vida. Antes de 1959 tenía un escaso 4to grado logrado a empujones; para ayudar perentoriamente al sustento de mi familia; limpie zapatos junto con mi hermano mayor y con el morito Saad el guagüero, discurriendo por la ciudad de Holguín y los parques que la Policía era tolerante. Limpiamos sartenes en la Galletería de Polo Gómez y el pago era un cartucho de ripios de galleta. MI vieja hacía malabares para que fuéramos a la ‘’cama ‘con algo caliente en el estómago. CUANDO LO PODÍA LOGRAR’’. Con esto en medio de limitaciones y penurias, tal como usted lo reclama Hilda, no olvido mis raíces; ya que eso es lo que me da fuerza para defender el Socialismo de Fidel, de Raúl, de Diaz Canel, y de usted mi querida amiga. Gracias por su trabajo. La felicito. Lo atesoro como algo singular, interesante. En otro párrafo narrado lo tomo en cuenta para resumir. ‘’ No cabe otra palabra que agradecimiento a quienes están a tu lado, cuando los necesitas no importa la situación. Ya sea un familiar o amigo es muy reconfortante recibir una mano abierta de apoyo. La confianza en que si podemos y la certeza de estar siempre acompañados a la hora de labrarnos el destino nos fortalece la esperanza.’’ MI mejor experiencia sobre seguridad de los que me acompañan, sin perjuicio de reconocer a muchos buenos, le doy mucho valor por su fidelidad, a mi padre que ya no lo tengo físicamente. Gracias Hilda. Luego voy a continuar, el material es muy rico.