Los virus nos amenazan: fiebre de Oropouche
- Por Lourdes Pichs Rodríguez
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La fiebre de Oropouche no es una enfermedad nueva, el virus fue aislado por primera vez en Trinidad y Tobago, en 1955, en una zona conocida como Oropouche, de ahí su nombre, por lo tanto no es desconocido para nada.
En las últimas casi siete décadas han existido brotes epidémicos en varios países del Centro y el Sur de América, principalmente en la región amazónica de Brasil, Perú, Bolivia y Ecuador, entre otros, y aunque en todos estos años apenas se han registrado unos 500 mil casos, especialistas son del criterio que la cifra real de infectados debe ser mayor, debido a que muchos pacientes no se diagnostican o se confunde la fiebre de Oropouche con dengue, zika, fiebre amarilla u otras enfermedades virales frecuentes en la región.
La explicación la ofrece la doctora María Eugenia Escobar Pérez, especialista de segundo grado en Higiene y Epidemiología, quien, además, advierte que ante la situación con las arbovirosis en todos esos países están creadas las condiciones para el surgimiento de otros focos, a partir del alza de la enfermedad afrontada en la zona.
“Según una alerta epidemiológica de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en lo que va de año se han notificado más de 5 mil 100 casos en cuatro países (Bolivia, Brasil, Colombia y Perú). La mayoría de ellos (4 mil 583) corresponden al gigante sudamericano”.
“Además, en Brasil y Bolivia se han notificado pacientes en territorios en los que el virus no se considera autóctono, lo cual habla de una expansión de la enfermedad a nuevas regiones”, detalla.
Sobre el contagio con el virus señala que “no hay pruebas de la difusión directa, de persona a persona. La trasmisión ocurre por la picada del jején (Culicoides paraensis) y Culex quinquefasciatus, a un huésped susceptible”.
La experta apunta que existen 60 géneros de jejenes. “En Cuba solo se han encontrado seis. Hasta ahora no se ha demostrado el Culicoides paraensis, de ahí que el mayor peligro está en el mosquito Culex, agente trasmisor de otras enfermedades, como la filariasis, la Fiebre del Nilo Occidental, entre otras”.
Asegura que este mosquito es muy abundante en Cuba y se cría en aguas sucias, como albañales, zanjas, pero también suele encontrase en las limpias y no compite de noche con el Aedes.
De las características de la fiebre del virus de Oropouche alerta: “Una vez que una persona susceptible a desarrollar la enfermedad es picada por el mosquito infectado, comienza un período de incubación de tres a ocho días, antes de aparecer los síntomas, para luego iniciar el período de estado de la enfermedad que se manifiesta por fiebre, toma de estado general, cefalea (particularmente retro orbital, es decir, detrás de los ojos) y dolores en la espalda, musculares y articulares; náuseas, vómitos y fotofobia (molestia al exponerse a luz intensa)”.
Aunque en esta son menos frecuente la aparición de un rash, trastornos de la marcha, diarreas, sangramiento nasal, en las encías y la aparición de petequias.
“Entre las complicaciones más graves están la meningitis y encefalitis (inflamación de las meninges, cerebro); sin embargo, ambos cuadros, aunque serios, suelen tener un curso benigno”.
Ante esta problemática, destaca que el peligro de la aparición de casos o brotes está latente en Holguín, a partir de “la movilidad de la población tanto fuera como dentro del país; la existencia de casos confirmados, hasta ahora, en tres provincias y la presencia del mosquito Culex”.
Por eso señala que “lo más preocupante, en mi opinión, es que esta enfermedad tiene síntomas parecidos a otras, que son más graves y si las personas no asisten al médico no es posible detectar los primeros casos o descartar dengue, que sí es necesario diferenciarlo porque puede haber pacientes graves o muy complicados hasta fallecimientos”.
En resumen: verano caluroso, con abundantes lluvias, todo un caldo de cultivo para la ocurrencia de enfermedades de trasmisión digestiva y para la proliferación de mosquitos, por tanto el peligro de arbovirosis (dengue, Oropouche) toca a nuestras puertas.
Pero tampoco olvidarse de las enfermedades de trasmisión respiratoria, por lo cual el nasobuco siempre a mano para ponérselo antes de abordar un transporte público, exponerse a colas o grandes aglomeraciones de público y las personas con síntomas respiratorio no pueden asistir al trabajo y menos a escuelas o círculos infantiles.
Prevenir es la mejor manera de curar, por eso hay que hacer el autofocal familiar y evitar dar albergue a vectores tan dañinos como los mosquitos.
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