Ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre
- Por Guilian Cruz López/ estudiante de Periodismo
- Hits: 1638

La sal, también conocida como cloruro de sodio (NaCl), es un ingrediente básico en la dieta y tiene amplias aplicaciones en beneficio de las personas en el bienestar y la calidad de vida.
Además de ser el condimento más antiguo está generalizado como conservante para alimentos en toda la gastronomía e industrias mundiales, incluso los faraones la utilizaban para preservar las momias.
En la época de los romanos, ese producto era tan valioso que los pagos a los funcionarios públicos se realizaban en paquetes de sal, que después se usaba como moneda de cambio. La cantidad de sal que cobraban recibía el nombre de "salarium", de donde derivó después la palabra salario.
Sin embargo, hoy hay un alerta sobre el uso y abuso de este producto, porque la mayoría de las causas de muerte por enfermedades no transmisibles están vinculadas con incorrectos hábitos alimentarios. Por ejemplo, una alta cifra se relaciona con el consumo de la sal, que aporta unos 1,89 millones de muertes por año en el mundo.
La Tercera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo determinó que el 30, 9 por ciento de los cubanos mayores de 15 años sufren hipertensión arterial (HTA), lo que significa que 2,6 millones de personas en el país son hipertensas, cantidad que puede ser superior. En tanto, que alrededor del 30 al 40 por ciento de la población holguinera padece esa enfermedad crónica no trasmisible.
La reducción del consumo de sal en la población es la medida más eficaz para bajar la presión arterial y la mortalidad, según afirman especialistas de Salud Pública, que también reconocen que es vital para el correcto funcionamiento del organismo, siempre que se consuma en cantidades recomendables.
Y es así, pues permite una adecuada función de los músculos y en específico del corazón; ayuda al cerebro a controlar los impulsos nerviosos; regula los fluidos extracelulares del cuerpo; actúa como aglutinante de otros ingredientes en los procesos alimentarios; se utiliza para desarrollar el color de múltiples alimentos, haciéndolos más agradables a la vista; es un agente deshidratador y ablandador de muchas materias primas alimentarias.
Pero, el exceso puede dañar la salud, porque añadir a la dieta ese condimento por encima de lo necesario incrementa la presión arterial, causante del 30 por ciento, aproximadamente, de la prevalencia de hipertensión y también se le ha vinculado con el cáncer de estómago, empeoramiento del asma, osteoporosis (huesos debilitados), insuficiencia renal, la obesidad y con cálculos renales.
Por ejemplo, los riñones tienen la función de retener líquido y eliminar sustancias de desechos, cuando acumulas mucha sal en el organismo estos órganos estancan más agua, para mantener el equilibrio en el organismo, al retener más agua hay mayor sobrecarga en las funciones del hígado, corazón y riñones, lo que aumenta la presión arterial, que constituye un factor de riesgo en enfermedades cardiovasculares, infarto del miocardio, accidentes cerebrovasculares, neoplasias, entre otras.
Además, la ingestión excesiva de sal aumenta, considerablemente, la cantidad de calcio que deben filtrar los riñones y dificulta la liberación de las sustancias de desechos incrementando el riesgo de tener cálculos renales, también llamados nefrolitiasis o urolitiasis.
Por ejemplo, Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una ingesta inferior a 2 mil mg/día de sodio (el equivalente a menos de cinco gramos/día de sal: poco menos de una cucharadita), por lo cual se estimula la sustitución de la común por la yodada o fluorurada, pues ofrecen ventajas sanitarias desde el punto de vista de la prevención de los desórdenes por deficiencia de yodo y las caries dentales.
No debe superarse el consumo indicado por la OMS, lo que puede lograrse siguiendo una serie de consejos prácticos, desde añadir menos cantidad de este condimento al elaborar las comida, evitar el salero en el centro de la mesa hasta con moderar el consumo de alimentos encurtidos o salados, entre otros.
Artículos relacionados:
La hipertension arterial, enfermedad crónica y silenciosa