Para comprenderse mejor
- Por Jorge Fernández / Estudiante de Periodismo
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Se dice que en los tiempos de crisis el ser humano tiene la virtud de sacar a relucir lo mejor de sí mismo para sobreponerse a las adversidades. Siempre se habla, y con razón, de la importancia de la resiliencia, que es la capacidad de crecerse y salir fortalecido ante escenarios complejos; sin embargo, en los momentos más oscuros hay una cualidad humana que no debe estar ausente, pues es vital para comprender mejor a las personas de nuestro entorno: la empatía.
A grandes rasgos, ser empáticos significa ponerse en el lugar de alguien más con el fin de entender lo que siente ante determinadas situaciones que las circunstancias le impusieron atravesar. Hablar con cuidado sobre determinados temas, creer en la bondad de otro ser humano, saber escuchar al que está al lado y, principalmente, entender que todos somos diferentes son aspectos esenciales a la hora de empatizar.
Especialistas avalan los múltiples beneficios que puede traer aplicar conscientemente en las relaciones interpersonales esa capacidad propia de mujeres y hombres; estos van desde el perfeccionamiento de habilidades sociales, el aumento de la autoestima, hasta lograr un mayor desarrollo emocional.
El mundo atraviesa un momento de crisis, que abarca diferentes esferas, lo cual provoca que la situación en nuestro país no esté como quisiéramos los aquí nacidos. Los cubanos de a pie sienten que la cosa se tensa y, casi a diario, un nuevo contratiempo pone a prueba su estabilidad para seguir adelante. Es por ello que hoy, más que nunca, es vital colocarse en los zapatos de los demás para entender lo que pasa cada uno.
Es muy popular decir que las personas escogen si los problemas les afectan o no, ojalá fuera tan fácil. Todos no afrontan la vida de la misma forma y mientras algunos sobrellevan mejor las trabas, otros no hacen más que magnificar dificultades, cuya solución no siempre está en las manos de los principales afectados.
En el escenario actual, los cubanos tienen que lidiar con la ausencia de diferentes productos, aparejado a otras complicaciones que se atraviesan en el día a día y que son resultado de diferentes factores, aunque el principal es la actitud hostil que insiste en mantener hacia nuestro caimán el vecino más poderoso del continente al que, por cierto, no le caemos nada bien.
Si a esas cuestiones históricas se suma la llegada de los molestos apagones, a raíz de la difícil situación energética en la que nos encontramos, es real que en ocasiones la negatividad puede imponerse en el desarrollo cotidiano de las personas e incidir de manera directa en su desenvolvimiento social.
De que poco a poco iremos superando el momento que atraviesa el país, estamos más que convencidos, pero ¿podemos culpar a alguien por no sentirse henchido de optimismo en este contexto?
Ojo, y esto es importante, no podemos confundir ser empáticos con la adopción de actitudes condescendientes o paternalistas para justificar cualquier forma incorrecta de actuación con el pretexto de que “la cosa está mala”, pero sí es necesario ser consecuentes del contexto complejo que vivimos todos, para de esa forma ser capaces de comprender a los demás. Hermanarnos como compatriotas debe ser prioridad, pues la nación necesita la unidad de personas que sumen y se involucren en la resolución de sus principales dificultades.
Hay que apoyarnos y entendernos, claro está, para eso somos cubanos. Está en nuestra idiosincrasia ayudar al que lo necesite y compartir lo que se tiene. No cabe duda de que la vida no está sencilla para nadie, pero hoy constituye una certeza que el valor humano de sus hijos representa el principal motor para que Cuba crezca.
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