Reto sobre reto, por la vida
- Por Lourdes Pichs Rodríguez
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Foto: Vanguardia.
Después de más de una década de cerrar cada año con “tasas” de oro, el 6,3 de mortalidad infantil por cada mil nacidos vivos registrado por Holguín en 2021 duele a muchos, claro que duele, con mayor énfasis toca a las familias por la pérdida sufrida, pero también a todos aquellos, que desde el PAMI, se consagran en cuerpo y alma a este programa día a día, por ver el fruto de tanto esfuerzo.
Aunque esta cifra era un tanto predecible ante el difícil año afrontado en el territorio, debido al fuerte rebrote del coronavirus, en específico a partir del mes de agosto y más en el último trimestre, cuando el 47 por ciento de los fallecidos estuvo relacionado con las afecciones perinatales, el comportamiento de este importante indicador pudo ser más bajo, a pesar del reto impuesto por situación epidemiológica vivida.
En este período el parto pretérmino y el bajo peso al nacer, así como las malformaciones congénitas constituyeron factores preponderantes en más del 60 por ciento de los fallecidos, confirmó la doctora Mirna Aguilera Bauzá, jefa del Programa de Atención Materno Infantil (Pami) en la provincia, donde en 2021 fallecieron 57 menores de un año contra 33, en 2020.
Para la especialista la principal deficiencia es no haber logrado ingresar a todas las gestantes de riesgo, debido a su negativa y la de la familia a permanecer en hogares maternos o centros habilitados para la atención especializada de embarazadas durante los meses más cruentos de la pandemia.
Muchas no llegaron ni a entrar a esos lugares y otras las vimos regresar a sus hogares sin el alta hospitalaria y, peor todavía, sin la médica, para convivir en áreas con alta incidencia de la COVID-19 a riesgo de su vida y la de su hijo; sin embargo, aquí no se escatimó recurso humano ni material para asegurar la atención materno infantil desde la captación del embarazo, luego seguimiento de la gestante, parto y la llegada del niño o la niña.
Muestra hay muchas, pero vale citar cómo fue destinada una parte del hospital militar Fermín Valdés Domínguez para asistir a embarazadas sospechosas o positivas a la COVID-19 y allí se realizaron más de 100 partos, a partir del trabajo conjunto con el hospital provincial Vladimir Ilich Lenin, personal de este y otras instituciones, como del pediátrico Octavio de la Concepción de la Pedraja dieron muestras de entrega sin límite a las pacientes.
En este trabajo fue decisivo la guía y asesoramiento de la Comisión de Atención a la Materna Crítica, que integrada por intensivistas, obstetras, pediatras y neonatólogos, entre otros expertos, permitió no reportar muertes maternas directas, aunque sí cuatro indirectas relacionadas con la COVID-19.
Otro aspecto a tener en cuenta es la disminución de la natalidad, a pesar de las acciones dirigidas a elevar este indicador y la fecundidad, entre ellas la consolidación de la red de atención a la pareja infértil, el fortalecimiento de los servicios municipales de planificación familiar con el uso de métodos anticonceptivos modernos, el medicamentoso de los abortos y la estrategia de promoción de salud.
La provincia en los 12 meses anteriores reportó 9 mil 93 nacimientos, 550 menos en relación con 2020, tendencia que se acentúa en los últimos años. De los 14 municipios solo Moa y “Rafael Freyre” incrementaron los partos, los demás bajaron, de manera notable.
Al analizar de forma particular el comportamiento de la tasa de los territorios, resulta loable destacar los tres que no reportaron fallecidos en menores de un año: Sagua de Tánamo, Cueto y “Calixto García”, que repite por tres años consecutivos esta hazaña, lo cual demuestra sostenibilidad en su trabajo en el Pami y que los otros municipios pueden lograr mayor integralidad en su labor, para así contribuir al propósito de Holguín de volver a bajar el índice de muertes.
Mayarí, “Urbano Noris” y Moa también cumplieron con el propósito de la provincia de cerrar ese indicador por debajo de 4,0 por cada mil nacidos vivos.
Estos resultados llevaron a la provincia a terminar 2021 en quinta posición a nivel de país; no obstante, es meritorio apuntar que entre las tres con mayor número de habitantes fue la de más baja tasa de mortalidad infantil, pues La Habana y Santiago de Cuba finalizaron con 8,0 y 9,3, respectivamente.
Aunque esta última comparación valga enunciarla, es oportuno aclarar que el sistema de Salud y los profesionales directamente vinculados al Pami no están satisfechos. Conocen dónde tienen las debilidades en el Programa y que para revertirlas y mejorar los indicadores fundamentales es preciso la participación activa de directivos, obstetras, neonatólogos, genetistas, el médico y enfermera de la familia, como actores esenciales; además del concurso y apoyo multisectorial, para lograr la atención integral y directa a la pareja, embarazada y el niño.
Y como asunto puntual y requerido del concurso de los factores de la comunidad, la familia y de la intersectorialdad está influir más y de manera novedosa en los jóvenes para evitar el embarazo en la adolescencia, una de las causas fundamentales de los recién nacidos bajos de peso y partos pretérmino.
Hay otro año duro a enfrentar. Pocos días de enero han pasado y ya está la amenaza de otra variante del SARS-COV-2 y otros problemas se arrastran, como el económico y el bloqueo de Estados Unidos sobre el país, pero como afirmara el doctor José Ángel Portal, ministro de Salud Pública, en 2022 “perfeccionar cada acción que no nos ha salido bien es el principal desafío que tenemos por delante y cumpliremos con él”. A la provincia, en específico, el reto es volver a tener “tasas” de oro, pero para ello hay mucho camino por recorrer y trabajo por vencer, desde la atención primaria hasta la secundaria.
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