Los 60 de la mejor organización
- Por Yenny Torres
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Foto; Bohemia
“Los pioneros son el símbolo del porvenir, del mañana, de la marcha futura de la Revolución, de sus futuras victorias”, lo supo Fidel desde el inicio y por ello les dedicó tiempo, sueños, charlas, apoyo…
No bastaba el “milagro social”, como él le llamara al hecho de que todos los niños tuvieran escuela y estuvieran matriculados, y por ser “príncipes” les creó Palacios (de pioneros). Desde entonces, en importante ceremonia recibieron la insignia de su “linaje”: la pañoleta; en esencial evento analizaron su quehacer: los Congresos; en espacio de aprendizaje y disfrute, asistieron a campamentos como exploradores.
Fidel lo supo desde el inicio: son los niños el reflejo de la verdad; por eso les preguntaba mucho: de las clases, sus ideas, lo aprendido… y siempre al diálogo le acompañaba una recíproca emoción.
Es larga la historia alrededor de los más chicos y adolescentes cubanos. No olvidamos a Paquito González Cueto, el primer pionero mártir, quien pertenecía a la Liga de los Pioneros, y fuera asesinado en 1933, en el entierro de las cenizas de Mella. A la inicial Unión de Pioneros de Cuba (UPC), fundada el cuatro de abril de 1961, como una de las organizaciones más emblemáticas y trascendentales en la Revolución, y que fuera la que se convertiría en 1977 en la Organización de Pioneros José Martí (OPJM).
No olvidamos la intención de promover el amor por el saber y fomentar valores éticos y patrióticos entre los más pequeños del país. Y en todo ello, no olvidamos a Fidel, como auspiciador desde la fe infinita en los retoños.
El hecho de magnificar sucesos, de que corra el corazón más rápido con solo izar la bandera, de no dormir la noche anterior a recibir una distinción, de decir lo que se piensa porque sí, de lograr ver a nuestros mártires como superhéroes, de ser auténticos… hace a los miembros de la OPJM incomparables. Por eso el líder usó cada palabra en su medida:
“Así que la asociación de pioneros es la organización de los niños, es la organización de ustedes, y ustedes deben tratar de que la organización sea grande, de que la organización sea buena, de que la organización sea disciplinada, para que la mejor organización sea la de los niños”.
Una organización vieja, integrada por los más nuevos, entra en la edad del adulto mayor, mas, ostenta el exulto mejor; quizá porque los niños son buenos sin proponérselo. Fidel lo supo desde el inicio.
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