Martí y la Protesta de Baraguá
- Por Hilda Pupo Salazar
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“Tengo ahora ante mis ojos la Protesta de Baraguá, que es de lo más glorioso de nuestra historia", esa es la frase de Martí que al trascender a nuestros días, ilustra la dimensión de lo acaecido aquel 15 de marzo de 1878 en el proceso independentista cubano, durante la guerra de los 10 anos.
Se conoce como tal la negativa de altos jefes, oficiales y tropas mambisas, lideradas por el mayor general Antonio Maceo Grajales de aceptar el convenio de paz conocido como Pacto del Zanjón.
Fue una entrevista con el general español Arsenio Martínez Campo, máxima autoridad colonial en la isla, en la cual el Titán de Bronce expresa su inconformidad con deponer las armas, sin alcanzar la independencia y la eliminación de la esclavitud, así como la decisión de continuar la lucha por la independencia de Cuba.
La llegada a un pacto sin libertad tuvo, entre sus causas, la falta de unidad que llega, en algunos casos, al resquebrajamiento de la disciplina y se erige como un factor funesto, atentatorio contra el alcance del propósito supremo de lograr la plena soberanía.
Como resultado de esa conversación acuerdan romper las hostilidades y establecen, para ello, un plazo de ocho días con el fin de que las tropas ocuparan los territorios designados. El capitán, Fulgencio Duarte, participante en el encuentro, exclama la famosa frase: “Muchachos, el 23 se rompe el corojo”.
De esta forma descuella el sólido espíritu de intransigencia de Maceo y los fieles mambises que lo siguieron, quienes, ejemplos de dignidad cubana, rechazaron una paz sin independencia.
Martí hereda ese vigor y todo lo que significa dignidad y libertad para la Patria lo impregna de esa pasión.
Marzo en Martí fue el 14, con el nacimiento del periódico Patria, en 1892 para ayudar \a su Guerra Necesaria, su mayor muestra de intransigencia, porque en medio de las fuerzas adquiridas por las tendencias ideológicas del autonomismo, reformismo y anexionismo, defiende el Maestro al independentismo como única vía para la separación definitiva con la metrópolis Española.
Aglutinar a todos los patriotas devino tarea de gigante y esa fue la misión histórica asumida por este hombre de pensamiento, el dirigente político de estatura mundial.
El alzamiento del 24 de febrero de 1895 marca el comienzo de una revolución antiimperialista y antineocolonial. Martí no descansa ni un momento en el empeño de preparar la Guerra Necesaria dentro y fuera de Cuba y, con visión enciclopédica, supo advertir de los peligros que representaba el incipiente expansionismo de los Estados Unidos para la América Nuestra.
Sus méritos ayudaron al Apóstol a lograr lo propuesto, porque quien no transige en nada muestra fortaleza de carácter y convicciones firmes, cuando se trata de defender principios.
Es bueno recordar la postura de Martí en hechos como la defensa a su país, conocida como Vindicación a Cuba, a raíz del injurioso escrito con el nombre ¿Queremos a Cuba? publicado en el periódico The Manufacturer de Filadelfia o su respuesta ante las injustas calumnias hechas por Enrique Collazo, relacionadas con su opinión sobre el libro de Ramón Roa A pie y descalzos, considerado un perjuicio a la causa libertadora.
No hubo nada que significara ofensa a la nación, en la cual Martí no contestara oportunamente, con suma hidalguía e intransigencia, como muestra que siempre lleva en sus “ojos la Protesta de Baraguá”.
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