Miedo a un Toro, no a los tiros

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 Casa Museo nico Lopez 1Parque Museo Ñico López, en Bayamo, antiguo Cuartel Carlos Manuel de Céspedes.
 
Enrique Cámara Pérez, un combatiente de la célula del barrio de Coco Solo, en Marianao, que participó en la acción para tomar el cuartel Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo, el 26 de Julio de 1953, expresa que en ese momento no sintió ningún miedo, pero que luego sí, y es largo de contar.
 
Llegamos a Bayamo como a las cinco de la tarde del 25 de julio. En el hotelito Gran Casino el doctor Aguilera nos pidió esperar hasta las 11 de la noche, pero lo precisamos y lo único que nos dijo fue: “Ya la hora va a empezar”. No dijimos nada más. Montamos en coche, comimos unos emparedados y tomamos una cerveza. A todas estas arrancaꞌo todo el mundo, el único que tenía dinero era Aguilerita.

Nos fuimos para el hotelito. Por la madrugada nos despiertan y dicen: “pónganse esos uniformes”, eran del Ejército. Hubo quien, como yo, se quitó la ropa que llevaba y se puso el uniforme. Y, a esperar. Se esperaba al guía, que era de Bayamo, quien nos iba a llevar al cuartel. En otro tiempo se dijo que Ñico López era el jefe del ataque, pero él nunca fue el jefe, era un combatiente como yo; el jefe era Mario Martínez Ararás.

Bueno, no vino el guía. A salir, a montar en las máquinas rápido, llegó el minuto. Me tocó ir por el fondo del cuartel; imposible, no se pudo tomar: las balas silbaban y sacaban astillas a los palos, las cercas tenían seis pelos de alambre…

Casa Museo nico Lopez 2Entrada del Parque Museo. Fotos: Abel Padrón Padilla (Cubadebate)
 
Yo estaba con Orlando Castro salimos de allí y tomamos por la izquierda del cuartel. Es largo de contar todo lo que pasó… nos iba siguiendo un hombre y cuando llevábamos como tres cuadras le digo a Orlando Castro: “Vamos a doblar aquí y quedarnos”. Cuando el que nos seguía dobló, lo encañoné. Aquí se produce un diálogo: ¿Qué tú haces siguiéndonos? –No, yo quiero cooperar con ustedes. –Dinos quién tú eres. –Yo soy del Partido. ---¿De qué Partido? –Del Socialista Popular. –Bueno, nosotros lo que queremos es salir de aquí. ---Bueno los voy a sacar.

Como a 40 metros había un lechero y fue a hablar con el tipo, y como vi que no se ponían de acuerdo, fui para allá y pregunté: “¿Qué pasa? --No, que el hombre… Entonces lo encañono y le digo: Nos tienes que sacar de aquí o te mato. Nos llevó hasta un río que separa a Bayamo de Manzanillo y nos dejó del lado de acá del río, por donde había una ganadería. Yo no sabía nadar, nos cae un toro atrás, yo no me explico cómo fui a dar al otro lado del río que era hondo. Se acabó el miedo.

casa Museo nico Lopez 3Maqueta de cómo era el entonces Cuartel Carlos Manuel de Céspedes.
 
Cogimos monte adentro, llegamos a la casa de un campesino; no estaba él, sino su mujer. Ella le dice al hermano: Tráeme la mudita de ropa que tienes ahí. Una camisa de caqui zurcidita, pero bien limpia y almidonadita. Se la da a mi compañero, Orlando, y dice: Vamos a esperar a que venga mi esposo. Cuando llega él, era chiquitico, se me pareció a Sandino… Nos metimos en una punta de maíz, y él comenzó a hablar y, de pronto, le entró algo. El hombre era espiritista y empezó a hablar y hablar, y nos dice:”Sigan adelante, que a ustedes no les va a pasar nada, nadie los va a tocar, no los van a matar”. Y luego nos sacó para la carretera.

Allí, Orlando Castro, quien era viajante de Sabatés me da 20 pesos y me dice que vaya a Manzanillo y localice a Nelson Bécquer, que era también viajante y su amigo. No lo pude localizar y cuando vuelvo al lugar ya Orlando Castro se había ido, me había dejado.

Cámara con lo que le quedaba de los 20 pesos fue para Santiago, allí entró en una casa, dijo la verdad, le dieron de comer y otro pantalón, lo llevaron al paradero de la Ruta 34 y lo embarcaron para La Habana, pero se bajó en Camaguey y luego hizo un largo periplo.

Cuando se creía a salvo en La Habana lo detienen… Al que no le tuvo miedo a los tiros, que por miedo a un toro cruzó un río hondo sin saber nadar, al que el espiritista le dijo que nada le iba a pasar, en el juicio por lo del Moncada lo condenaron a 10 años de cárcel, de donde salió a los 22 meses por la amnistía que logró la presión popular; a quién luego volvieron a detener y golpear; salió de manera clandestina para México, vino en el yate Granma, después del combate de Alegría de Pío es apresado y condenado a 10 años de prisión. Al triunfo de la Revolución es liberado y se incorpora al Ejército Rebelde, pero esa sería otra historia larga de contar…
María Julia Guerra Ávila
Author: María Julia Guerra Ávila
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Diplomada en Historia de la nación cubana. Me he dedicado a la investigación y la historia local. Periodista especializada en investigación histórica. Licenciada en Periodismo

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