El amor en tiempo de revolución

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frank pais garcia
 
Durante una revolución también se ama, tal vez con más intensidad, pues no se sabe cuándo terminará ese amor, cuándo acabará la vida, pues en cada momento se está en peligro de perderlo todo. A la historia de nuestra nación han pasado algunos de esos amores, pero uno de los más cercanos en el tiempo es el de Frank País García y América DomitroTerlebauca.
 
Los protagonistas Frank País García, maestro, cristiano, martiano y revolucionario, nació el 7 de diciembre de 1934 en Santiago de Cuba como primogénito del pastor bautista Francisco País Pesqueira, y la también integrante de esa organización religiosa Rosario García Calviño, naturales de España.

América DomitroTerlebauca, cristiana y revolucionaria, hija de los emigrantes ucranianos Iván Domitro y EufrosinaTerlebauca, nació el 25 de noviembre de 1935 en Guanabacoa, La Habana, pero la inscribieron en la alcaldía del barrio Sao Arriba, en 1948 (tomo 19, folio 91), cuando la familia vivía en Holguín (1944-1950) y ella necesitaba matricular en la Escuela del Hogar.

Después de esta ciudad viviría breves tiempos en varios lugares: Florida, en Camagüey; San Luis y El Caney, hasta radicarse finalmente en Santiago de Cuba.
 
Un hecho determinante

Cuando se produce el asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, toda la familia DomitroTerlebauca se identifica con los revolucionarios; América y Taras son los más activos.

En San Luis, América es arrestada por el simple hecho de ser amiga de un joven militante del Partido Socialista Popular. Al poco tiempo, sin ser acusada fue puesta en libertad. La familia determina mudarse para El Caney.
Frank, ante el hecho del Moncada quedó desconcertado, pero reaccionó como pocos: se las arregló para acercarse y entrar al cuartel. Pudo apreciar lo que ocurría, la cacería humana que desató la dictadura contra los combatientes. Preparó y distribuyó un volante denunciando los crímenes y a los criminales por sus nombres. Fue detenido, juzgado por el Tribunal de Urgencias, y absuelto.
 
Primero un amigo, luego un amor

No hacía mucho tiempo que Frank iba a predicar y organizar el coro en la iglesia bautista de El Caney. Allí conoce a América y se hacen amigos y confidentes. Él estaba comprometido con una muchacha de Guantánamo; ella con un joven de San Luis.

frankmamanoviaFrank País, junto a su mamá Rosario García Calviño ( al centro) y su novia América Domitro Terlebauca.
 
Los noviazgos se enfriaron y disolvieron. Frank y América estaban más tiempo juntos: en el acto religioso, en las excursiones y paseos que él organizaba.

América comienza a recibir flores y versos enviados por Frank. Había nacido el amor, además les unía igual credo religioso, una mismo ideal revolucionario, una admiración y simpatía mutuas.

Frank se involucra cada vez más en las acciones revolucionarias. El tiempo apremia y se entrega en cuerpo y alma a la revolución. La policía de Batista anda tras sus pasos, lo quiere vivo o muerto. Los peligros a sortear son mayores, ahora las visitas a América, el encuentro con ella, son esporádicos. Ella ya también está involucrada en la revolución. Los DimitroTerlebauca deciden alquilar una vivienda en Santiago de Cuba. Se mudan a una casa de la calle Heredia esquina a Clarín.
 
Mensajes de amor

La vida aciaga del clandestinaje revolucionario no hace menguar en nada el amor entre Frank y América, Tal vez es un acicate para amarse más. Saben que sus vidas pueden acabar en cualquier instante y están dispuestos a ofrendarla por el amor a Cuba y por el amor de ellos.

En agosto de 1956, Frank viaja a México llamado por Fidel. Desde allí le envía una tarjeta a América, le dice: “Sabes que a pesar de la distancia no te puedo olvidar. Esto es muy bonito, pero yo suspiro por ti. Te quiere. Frank”
Frank, en octubre, vuelve a México, y el regreso lo hace por Miami. Desde aquí le envía tres tarjetas firmadas con el seudónimo: Pepito. En la primera escribe: “Es algo maravilloso, sobre todo lo mucho que se adivina cuando se quiere ver”. En la segunda: “Lo mismo que el de ayer, que lo será siempre”. La última, solo una línea: “Te quiero igual que siempre”.
 
Juntos en el amor y la lucha

En México, entre Fidel y Frank había quedado establecido que el 30 de noviembre sería el día preciso del apoyo al desembarco. Ahora David (Frank) recorre la provincia de Oriente para dar instrucciones precisas a todas las células del Movimiento 26 de Julio.

América no está ajena a nada; comparte acciones, esperanzas y angustias con su hermano Taras y amado Frank. El 30 de noviembre se produce el alzamiento de Santiago de Cuba en apoyo al desembarco del yate Granma. Factores adversos hacen que la acción no sea lo efectiva que se esperaba: los sublevados, muy inferiores en hombres y armamento a los de las fuerzas batistianas, son neutralizados; algunos caen muertos, otros heridos y el resto debe dispersarse. El mal tiempo atrasa la llegada del Granma.

Frank pasa momentos agónicos: un grupo de los participantes en la sublevación ha sido apresado; él sigue en libertad, pero más vigilado, perseguido. Las noticias que llegan de la Sierra son contradictorias.

Al fin se conoce la verdad. Alrededor del 20 de diciembre Fidel envía un mensajero a Santiago de Cuba. Se establecen los contactos. A partir de ahí será más compleja la vida de Frank: el clandestinaje, los contactos con Fidel, la reorganización del Movimiento; el apoyo a la Sierra…

América apoya y participa de manera activa en todo lo que Frank proyecta. Es un enlace perfecto para los clandestinos.

En febrero de 1957 Frank sube a la Sierra y se entrevista con Fidel. De regreso a Santiago se entrega por entero a la tarea de enviar el primer refuerzo a la Sierra. Cumple la misión en los primeros días de marzo y pocos después es detenido. El Tribunal de Urgencia lo reclama por los sucesos del 30 de noviembre del año anterior, y es enviado a la cárcel de Boniato.

América, además de sus actividades dentro del Movimiento 26 de Julio, dedica tiempo para estar con doña Rosario, la madre de Frank. Le brinda su amor y solidaridad, más ahora que Frank y Josué están en la cárcel.

En la Audiencia de Santiago de Cuba, el 22 de abril de 1957, comienza el juicio a los expedicionarios del Granma apresados y a los combatientes del 30 de noviembre. Allí, en el Palacio de Justicia, junto a doña Rosario está América. Algunos acusados son condenados, otros, como Frank y Josué, absueltos.

Tan pronto es liberado, Frank fue a visitar a América. Están decididos a casarse en esas condiciones. María Domitro cuenta: “Frank le había avisado a América que se casarían y que irían de luna de miel a mi casa, en Holguín, por unos días, y luego a la Sierra”.

Mientras, la madre, Regina (EufrosinaTerlebauca) expresa: “Estando Frank escondido, decide casarse con América, Mi hija me decía quererlo con el alma, más que a su vida”.
 
La última vez

Frank se encuentra oculto, todos velan por su seguridad, Él no deja de aprovechar oportunidad para comunicarse con América. Tenía prisa, el amor y la patria apremiaban. Nunca dejaba de decirle cuanto la amaba y necesitaba.
La llama desde la casa en que se oculta, pone el auricular del teléfono junto al tocadiscos y ella escucha:

Ya no estas más a mi lado, corazón,
En el alma solo siento soledad.
Y si ya no puedo verte
Por qué Dios me hizo quererte
Para hacerme sufrir más.
Siempre fuiste la razón de mi existir;
Adorarte para mí fue religión
En tus besos yo encontraba
El calor que me brindaba
El amor y la pasión.
 
El martes 30 de julio de 1957, desde la casa de Raúl Pujo, Frank llama a América. Le reitera cuanto desea verla; hablan de los preparativos del matrimonio. Ella lo tranquiliza. Luego, América sale con su amiga Graciela Aguilar a comprar parte del ajuar. Escuchan tiros, estaban cerca de la tienda La Francia, ella lo presintió: mataron a Frank. Alguien pasó corriendo por la calle y dijo: “Mataron a Frank en el Callejón del Muro”. América y Graciela corrieron hacía allá. No pudieron llegar, la gente de Batista lo impidió.

No hubo un beso de despedida, ni caricias, ni abrazos. No hubo boda. El cuarto de María Domitro y Carlos Espeleta, en Holguín, se quedó preparado, esperando los novios.

En la casa de Heredia esquina a Clarín en lugar de matrimonio hubo velorio. Doña Rosario reclamó el cadáver de su hijo Frank y lo llevó a la casa familiar. América la convenció y trasladó a su vivienda. Frank ha caído. Vale decir con David en su endecha al rey Saúl: “¡Como han caído los valientes!”
María Julia Guerra Ávila
Author: María Julia Guerra Ávila
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Diplomada en Historia de la nación cubana. Me he dedicado a la investigación y la historia local. Periodista especializada en investigación histórica. Licenciada en Periodismo

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